Los “anti-líderes”, los verdaderos villanos de las empresas
Un anti-líder daña los procesos de la empresa y del equipo, además genera una malareputación de la misma; por ello es fundamental tomar decisiones una vez se detecte.
El pilar más importante para cualquier empresa lo constituyen, sin duda, sus colaboradores, ya
que ayudan a perseguir los objetivos establecidos y, además, son el reflejo de la cultura y valores
que se tienen en la organización.
Dicho lo anterior, ¿por qué sería importante detectar a un ‘’anti-líder’’ en una empresa? La respuesta es simple: se caracteriza por no empoderar a su equipo, busca controlar todos los puntos de contacto y decisiones de la organización. Al no ayudar a un equipo a que tome sus propias decisiones, un anti-líder fomenta que el crecimiento se estanque y obstaculiza la evolución.
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En ocasiones podría parecer que una evaluación sería suficiente para un anti-líder, mediante la cual se podría mejorar la relación entre los colaboradores y éste, pero no es así, a menudo se lleva a cabo cuando ya es muy tarde y la relación entre quienes conforman el equipo y quien se supone debería ser su líder está muy desgastada.
Una persona que no sabe cómo impulsar a su equipo no solo perjudica el ambiente laboral, daña
a la empresa en su totalidad, viciando la cultura, los procesos y la manera de trabajar, poniéndole
el pie al crecimiento de la organización al fomentar la rotación de personal constante, una
dificultad que también perjudica la reputación empresarial. De aquí la importancia de detectarlos
a tiempo.
Pero ¿cómo identificar a un anti-héroe y cómo proceder?
El primer paso es prestar atención a las personas y ver cómo se relacionan entre sí. Ser líder implica ser un buen ejemplo y asegurarse de que el equipo actúa acorde a lo que ha aprendido. Hay un dicho en el mundo empresarial: “los colaboradores no renuncian a la organización sino que renuncian a sus jefes”. Así, vemos que a un anti- líder se le dificulta formar un equipo, y sin equipo no se puede impulsar a una empresa.
A las organizaciones les cuesta mucho tomar decisiones radicales, pero en favor de la misma, uno
de los mejores caminos es cambiar a un líder cuando todo indica que más bien es un anti-héroe.
Una persona que, además, no actúa bajo la visión y misión que tiene la empresa debe salir de la ecuación antes de que el daño sea irreparable.
Un perfil que verdaderamente es un líder sabe delegar y fomenta la confianza en el trabajo en equipo; sobre todo, respeta a cada uno de los miembros de la organización, pues de lo contrario, el personal pierde interés, se frustra y trabaja sin conocer los beneficios del trabajo en equipo.
El talento con la capacidad de hacer crecer a una organización se sentirá atraído por modelos de
liderazgo que le permitan sentir empoderamiento y estén orientados a resultados; además, los miembros de cualquier equipo se sentirán motivados si el líder fomenta su creatividad. Si la persona que debe ser el ejemplo para el equipo no se adapta a lo que el talento demanda, entonces no es necesario para la organización.