Hace apenas unas semanas, la presidenta Claudia Sheinbaum se regocijaba en las redes sociales por la cifra record en inversión extranjera directa (IED) recaudada por nuestro país a lo largo del año pasado, un número que, si bien luce alto, no refleja la realidad de los movimientos de capitales que hoy están ocurriendo en el mundo entero y de los que poco a poco México parece estarse alejando.
De acuerdo al Índice de Confianza en la Inversión Extranjera Directa, elaborado por el Global Business Policy Council de Kearney, nuestro país descendió cuatro lugares, ahora ocupa el puesto número 25 de 25 economías calificadas, y como se están desarrollando los acontecimientos financieros, tras el arranque de una guerra comercial a nivel mundial, las cosas podrían ir de mal a peor.
Pero no nos dejemos engañar si bien el efecto Trump tendrá un impacto que no tardaremos en ver reflejado, lo cierto es que las cosas ya venían mal de tiempo atrás; la incertidumbre generada tras las reformas constitucionales en materia energética, la falta de claridad en los mecanismos de resolución de conflictos y una certeza jurídica que no acaba de cuadrar, han ido volviendo a nuestro país un lugar con poco atractivo para los hombres de negocios quienes buscan mover sus inversiones hacia destinos menos complicados.
Resulta curioso que los dos socios comerciales de México en el T-MEC encabecen la lista de los países más atractivos para la IED. Seguramente en los próximos años se consolidará Estados Unidos en el primer lugar, tras el anunció hecho por Trump de otorgar estímulos fiscales a las empresas que se trasladen a territorio norteamericano en consonancia con su nueva política económica.
México por su parte tendrá que empezar a establecer políticas más agresivas para atraer dinero foráneo si no quiere quedarse rezagado en una competencia que, con las nuevas reglas, se irá tornando más complicada. Hoy México tiene una IED que pudiéramos llamar cautiva, una nada despreciable cantidad cercana a los 37 mil millones de dólares; lo preocupante es que no hay inversión nueva, sólo el 8.6% corresponde a inversiones recientes, un monto extremadamente bajo dadas las expectativas que había generado la llamada relocalización o nearshoring.
Los elementos ahí siguen, sin embargo las oportunidades, como siempre, estarán abiertas por poco tiempo para quienes sepan dimensionarlas. México posee una mano de obra calificada con salarios muy competitivos, un amplio mercado interno, una gran variedad de materias primas pero, sobre todo, su cercanía con la Unión Americana, que siempre será un factor diferenciador, pese al endurecimiento de la política comercial estadounidense. Tendríamos que aprovechar, mientras se pueda, al T-MEC que sigue siendo un garante. Ya vamos contra reloj, no esperemos a la sacudida.
Consultas indígenas y derecho de vía
En los grandes proyectos de infraestructura pública, particularmente carreteras, los aspectos sociales durante la liberación de los derechos de vía, son de las causas más frecuentes de que una obra sufra retrasos, sobrecostos, incluso llevando a que no se realice o quede inconclusa.
El pasado fin de semana, la Asociación Mexicana de Ingeniería de Vías Terrestres (AMIVTAC), realizó el “Seminario de derechos en consulta indígena y liberación de derecho de vía aplicados a las vías terrestres”, donde compartieron ideas para conjugar el beneficio social con la rentabilidad de los proyectos con mejores estrategias respetando siempre los derechos y acuerdos con las comunidades.
Juan José Orozco y Orozco, presidente de la AMIVTAC, puso en la mesa que, por años, “los pueblos indígenas no han sido tomados en cuenta en los procesos de desarrollo de vías de comunicación de la manera que debe ser ya que, muchas veces se han definido rutas sin considerar su opinión, su vínculo con la tierra, su cosmovisión y su cultura”, lo que atribuye a una falla estructural que limita la legitimidad y la viabilidad de los proyectos.
Es por ello que el presidente de la principal organización de ingenieros carreteros en México, recomendó que esto se considere desde las etapas de planeación, siempre haciendo y respetando acuerdos con los dueños originales de la tierra, pues hoy en día para que la infraestructura de transporte sea realmente sostenible, “debe ser construida con la gente, no sobre la gente”.
“No basta con que una carretera sea eficiente o moderna, debe ser justa, inclusiva, debe ser aceptada por quienes habrán de convivir con ella”, enfatizó. “Es por eso que el proceso de consulta indígena y la liberación de derecho de vía, no sólo son cuestiones que se deben cumplir por obligación, sino que son oportunidades para fortalecer la confianza, crear consenso y garantizar la sostenibilidad social de las obras”, concluyó el ingeniero carretero.
El oro negro a la baja
La guerra arancelaria iniciada por el presidente estadounidense Donald Trump y replicada por el gobierno de China ya impactó al petróleo. En lo que va de la semana, los precios del crudo han mostrado pérdidas que según especialistas no se habían presentado en cuatro años.
De acuerdo con la empresa financiera Bloomberg, tan sólo en la jornada matutina del miércoles, la mezcla West Texas Intermediate (WTI), crudo estadounidense utilizado como referencia para fijar precios en el mercado, cayó 4.70 por ciento con relación al cierre del martes, a 56.78 dólares, mientras que el llamado Brent del Mar del Norte bajó 4.65 por ciento, a 59.90 dólares por barril.
Expertos en la materia señalan que dicho desplome se debió a la creciente probabilidad de una recesión ante la guerra comercial entre las dos mayores economías mundiales, lo que ha generado incertidumbre que ha derivado en un impacto negativo en la actividad económica y el consumo.
El Brent, de acuerdo con analistas, ha experimentado una baja de al menos 20 por ciento en una semana, mientras que el WTI ha bajado alrededor de 21 por ciento, lo que refleja volatilidad y sensibilidad en el mercado del llamado oro negro ante las decisiones políticas que afectan a la oferta y la demanda en la economía global.
El tema es que la guerra tarifaria entre la Unión Americana y el gigante asiático, lejos de solucionarse, cada vez toma nuevas vertientes, pues ahora el gobierno de Xi Jinping hizo un llamado a sus habitantes para “evaluar cuidadosamente” los riesgos que implica viajar a los Estados Unidos, mientras que este miércoles la Casa Blanca elevó los aranceles a los productos chinos a 125 por ciento con efecto inmediato ¿Así a dónde vamos a parar?