Después de casi 30 años, finalmente dejó de existir el examen de la Comisión Metropolitana de Instituciones de Educación Media Superior, popularmente conocido como el Comipems. Se trata de uno de los compromisos de campaña de la presidenta Claudia Sheinbaum que en su momento causó incertidumbre, pues no estaba claro qué lo sustituiría, al referir la entonces candidata que se buscaría que los jóvenes encontraran espacio en la institución educativa cercana a su domicilio -lo que descartaría que pudieran buscar espacio en la de su preferencia-, o peor, que fuera por sorteo, solución democrática y nada meritoria muy recurrida por la 4T.
Finalmente, lo que se resolvió fue que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN) -preparatorias nacionales, CCH y vocacionales, las de mayor demanda-, continúen con un examen de admisión conjunto en línea, mientras el resto de opciones educativas bastará con el registro en una plataforma de colocación donde se garantizará el lugar a todos los estudiantes en alternativas como Bachilleres, Conalep y otras. Adicionalmente, el gobierno creará 200 mil nuevos lugares de preparatorias en todo el país; la UNAM ampliará su matrícula con mil 500 lugares más, para alcanzar a 34 mil alumnos, y la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) implementará un pase reglamentado para los alumnos del Colegio de Bachilleres.
El cambio es positivo por varias razones. Primero y principal, se garantiza el acceso a la educación media superior sin barreras económicas ni académicas, particularmente en condiciones más equitativas para estudiantes en situación vulnerable.
Segundo, se termina el problema de quienes hacían el examen del Comipems contemplando sólo entrar a las prepas, CCHs y vocacionales, que no eran aceptados y quedaban sin lugar, los famosos “rechazados”; mientras las otras alternativas educativas quedaban con espacios sin ocupar, sea porque no eran escogidas desde un inicio, o el aspirante no aceptaba la opción asignada, siendo alternativas con buen nivel académico, como Bachilleres y Conalep.
Tercero, se respeta la autonomía y criterios de la UNAM e IPN con su examen de admisión en línea, necesario para regular la alta demanda. Cuarto, se terminan los negocios de “cursos de preparación” que representaban un gasto extra o el uso de escuelas particulares para la aplicación de la prueba, aunque probablemente deriven hacía cursos para examen para la UNAM y Poli.
Por último, de manera colateral, al parecer se recompuso la relación entre la Presidencia y la UNAM, pasando de los ataques de López Obrador contra la Máxima Casa de Estudios durante su administración, a la bienvenida en Palacio Nacional de Sheinbaum a Leonardo Lomelí, rector de su alma mater, como se refirió a él la presidenta.
USAID: el fin de una era
Inevitablemente Estados Unidos amenaza en convertirse en una autocracia, un gobierno en el cual la voluntad de una sola persona es la suprema ley y sus decisiones no están sujetas a restricciones. A los autócratas no les gustan los órganos autónomos, los ofende la independencia que escapa de su control, representan un enemigo natural al que hay que desaparecer porque representa un peligro latente.
En cuestión de horas, este mismo viernes la USAID, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, habrá de ser historia, por lo menos como la conocemos. Al flamante titular del Departamento de Eficiencia Gubernamental, Elon Musk, no le gusta, recibió la encomienda de recortar el gasto público y decidió empezar dándole curso al rumbo proteccionista delineado por su jefe y que mejor que eliminando a punta de hachazos la ayuda externa que durante décadas Estados Unidos otorgó a diferentes causas.
Desde su creación, en 1961, diecisiete administraciones demócratas y republicanas validaron su necesidad como garante de la estabilidad en diferentes regiones del mundo lo que finalmente redundó en la seguridad nacional. Durante más de seis décadas, la USAID invirtió millones de dólares en infinidad de causas que incluyen la lucha contra el hambre en África; proyectos de agua potable en Asia; ayuda a los refugiados ucranianos, apoyo a organizaciones no gubernamentales en el mundo entero, universidades y hasta otros gobiernos, por mencionar sólo algunos.
Con la desaparición de este órgano se perderán no sólo los 10 mil puestos de trabajo directos con los que operaba, sino cientos de miles más de todas las personas que estaban incorporados en sus proyectos globales. De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas, sus programas representan el 42% de la ayuda humanitaria global.
Se sabe que en México la USAID financiaba 250 programas de apoyo con un presupuesto de 230 millones de dólares, entre ellos organizaciones de apoyo a migrantes y a madres buscadoras. Aunque no es publica la lista de beneficiarios por razones de privacidad y seguridad, organizaciones como Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, han reconocido abiertamente que recibieron fondos hasta finales del año pasado.
A pesar de que en distintos momentos el gobierno mexicano fue beneficiario de algunos programas, la presidenta Claudia Sheinbaum celebró su cierre. El financiamiento pro democracia no es algo que con lo que comulga necesariamente la Cuarta Transformación.
Ciertamente la USAID no era una “hermanita de la caridad”, en múltiples ocasiones fue denunciada por espionaje e injerencismo, particularmente en gobiernos dictatoriales como Nicaragua y Venezuela. Con su fin, la UNSAID deja un gran vacío, restándole a Estados Unidos un liderazgo que se había granjeado durante años, un hueco que ahora, agazapados, estarían muy dispuestos a llenar Rusia y China.
Salud mental, digitalización y equidad salarial, prioridades en recursos humanos
OCC, la bolsa de trabajo en línea, presentó un interesante estudio sobre los retos y estrategias que marcarán la gestión de talento de las empresas durante este año. De la investigación titulada “Tendencias de Recursos Humanos 2025” se desprende que las prioridades se habrán de centrar en la salud mental, la digitalización y la equidad salarial.
En este ejercicio en el que participaron más de 6 mil buscadores de empleo y 331 reclutadores destaca en primer lugar, con un 60 %, la retención de talento como uno de los principales retos para las empresas, una cifra importante pero menor a la reportada en un estudio similar del año pasado; esta retención esta estrechamente vinculada con la creciente demanda de puestos de trabajo en donde el bienestar integral de los colaboradores ocupa un papel central, de ahí que el 92 % de los empleadores lo señalaran como una de sus prioridades. Del otro lado, el 55 % de los buscadores de trabajo considera fundamental el cuidado de la salud mental.
Paralelamente la digitalización se va convirtiendo en una herramienta indispensable entre los reclutadores. Con una tendencia ascendente, el 12 % de ellos ya está utilizando la Inteligencia Artificial dentro de sus procesos de selección por lo que se puede anticipar que en un futuro cercano se convertirá en un poderoso instrumento en la gestión de talento por lo que habremos de atestiguar procesos de selección automatizada de candidatos y análisis de desempeño.
La equidad salarial sigue siendo una de la grandes deudas que tienen las empresas con sus trabajadores, curiosamente, mientras que el 46 % de estas lo considera un tema estratégico durante 2025, el 86 % de los buscadores lo cataloga como prioritario. De igual modo la equidad de género y las políticas de diversidad e inclusión son claves tanto para quienes buscan una plaza de trabajo como para los contratantes.
A pesar de todos los avances, sólo 17 % de los especialistas en el área de recursos humanos considera que su empresa está muy preparada para enfrentar estos desafíos lo que subraya la necesidad de seguir adoptando las estrategias organizacionales a las nuevas demandas del mercado laboral.