¿Qué costo tiene no apostar por el futuro sostenible?
Debemos ser una “Sociedad del cuidado”, que significa “cuidar a quienes lo requieren y a quienes brindan cuidados, promover autocuidado y el cuidado del planeta”
Alicia Bárcena, para algunos de ustedes solo puede ser un nombre, pero para muchos de nosotros no lo es, ella aparte de ser Embajadora de México en Chile, es ex Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), organismo dependiente de la ONU responsable de promover el desarrollo económico y social de la región, y hace unos días tuve el honor y gusto de escucharla en una presentación magistral, demostrando ser un ejemplo de liderazgo en el desarrollo sostenible de clase mundial, dejándome con muchos mensajes clave, datos y reflexiones basados en su presentación que les quisiera compartir en la presente columna.
Inició con el imperativo de la igualdad como contexto socioeconómico y desafíos de América Latina y el Caribe (ALC), en el cual cabe resaltar que estamos en un proceso preocupante de crecientes asimetrías globales entre países desarrollados y países en desarrollo.
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Nuestra región, por ejemplo, fue la más golpeada del mundo por COVID-19, por lo que en 2020 la pobreza y pobreza extrema aumentaron por sexto año consecutivo.
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De igual manera, nos mostró datos alarmantes donde persisten brechas de pobreza en áreas rurales y pueblos indígenas, afectando mayormente a la niñez, pues en estas áreas alcanzó el 45%, es decir, 15 puntos porcentuales más que en áreas urbanas (30%).
La tasa de pobreza en la infancia (0 a 14 años) alcanza al 47%, 2.7 veces superior a la registrada en el grupo de 65 años y más. Siguiendo este mismo marco, 2 años atrás la tasa de pobreza de las personas indígenas ascendió al 52% (5.4 puntos porcentuales más que en 2019).
En el caso de la pobreza en hogares, se presentan 2 casos que sobresalen, uno en donde los jefes que no completaron la educación primaria, teniendo el 49% más, es decir, 5.2 veces superior a hogares donde los jefes de familia completaron la educación terciaria (9%).
Pasando a otro tema crítico, la inseguridad alimentaria moderada o severa afectó al 41% de la población en 2020, refiriéndose a un aumento de 6.5 puntos porcentuales con respecto a 2019. Por otro lado, 44 millones más de personas pasaron a padecer inseguridad alimentaria moderada o grave en la región, y 21 millones de estos padecían inseguridad alimentaria grave.
Es así como vemos la jugada extremista de la pandemia, ya que aumentó tanto la desnutrición como la sobrealimentación.
Analizando el tema de la desigualdad, se percibió un aumentó entre 2019 y 2020, quebrándose una tendencia decreciente que venía observándose desde 2002, donde el coeficiente de Gini (medida de la desigualdad) incrementó en 0.7 para el promedio regional, un rubro correlacionado a esta desigualdad es la caída de los ingresos laborales del trabajo asalariado, en donde los quintiles más pobres fue el factor que más incidió en el alza, dando a notar que una de cada 2 mujeres continúa fuera del mercado laboral.
Situaciones tristes pero reales ocurrieron durante la pandemia y una de ellas es que 85 millones de niños, niñas y adolescentes perdieron almuerzos en las escuelas trasladando consigo varias consecuencias colaterales.
Aunado a ello una de las regiones con más tiempo de interrupción (total o parcial) de clases presenciales, en promedio, fue cerca de 56 semanas, generándose mayores brechas en el desarrollo de habilidades cognitivas, pérdida de oportunidades de aprendizaje y aumento en el rezago educativo y abandono escolar (3.1 millones).
Entrando en temas ambientales, sabemos que somos la región más rica en biodiversidad, pero también con un patrimonio mundial, regional y nacional amenazado, aquí Alicia Bárcena resaltó datos y ejemplos, como ser el territorio con el mayor número de ecorregiones marinas (18%), teniendo el sistema arrecifal mesoamericano, el segundo más grande del mundo.
También somos casa del cuarto de los manglares mundiales, sumando la región con el mayor número de ecorregiones terrestres (24%) y 23% de bosques en el mundo, contando con el promedio más alto en biomasa, ejemplos como éstos hay muchos y me podría seguir con decenas de más datos pero con una triste realidad pues de los muchos efectos de la pandemia, fue la disminución de presupuestos ambientales en 11 países de ALC, fue de 35% entre 2019-2020, aumentando la ilegalidad ambiental, cultivos ilícitos, minería ilegal, robo de madera en territorios indígenas y áreas protegidas.
A lo largo de su plática la Embajadora nos enfatizó un punto muy importante, las principales causas de la pérdida y degradación de la biodiversidad en ALC, éstas son: el cambio de uso de suelo, sobreexplotación de especies y recursos naturales, cambio climático, especies exóticas invasoras y la contaminación de la actividad humana. En esta práctica es importante no sólo recalcar sus causas sino también urge explicitar estrategias de recuperación transformadora con énfasis en inversión con igualdad y sostenibilidad.
Para ello, otro tema muy alineado con un foro reciente de la Cúpula Industrial de México, fueron acciones dirigidas a orientar el gasto público en los Objetivos de Desarrollo de la ONU, donde es fundamental promover la transformación sostenible e inclusiva, inversión en sectores estratégicos como energías limpias, la digitalización y la economía circular. También se busca incentivar la inversión privada hacia descarbonización, inclusión digital, manufactura e investigación y desarrollo. Nuestra agenda común debe incluir, atender e invertir en la formalización de las PYMES, en particular la de las mujeres.
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Durante varios eventos multisectoriales recientes, hemos coincidido que es fundamental abordar la crisis silenciosa educativa y cerrar el gap tecnológico es clave, tener acceso a internet y la misma infraestructura digital será fundamental, pues como ya lo ha demostrado la pandemia es un vehículo primordial para la educación y el desarrollo de esta.
Para finalizar, permítanme compartirles un mensaje de la embajadora que me dejo muy marcado: Debemos ser una “Sociedad del cuidado”, que significa “cuidar a quienes lo requieren y a quienes brindan cuidados, promover autocuidado y el cuidado del planeta”. Creo que es una manera muy clara de dónde deben estar nuestras apuestas al futuro, pues la certeza es… Si no apostamos por un futuro sostenible los gaps causados serán imposibles de revertir.
Francisco Suárez Hernández es director de Asuntos Corporativos de FEMSA Negocios Estratégicos y Ex Presidente del Consejo del World Environment Center
Contacto: francisco.suarezh@gmail.com