Sin lugar a dudas, un crédito puede ser de gran utilidad para impulsar el crecimiento de un negocio, sobre todo, cuando se trata de un micronegocio que no cuenta con el capital suficiente para expandirse.
Debido a ello, el financiamiento adecuado puede marcar la diferencia entre la continuidad del micronegocio o su salida del mercado.
Pero antes de solicitar un crédito, es indispensable conocer e informarse sobre los diferentes tipos de productos financieros que hay en el mercado, para elegir el que mejor les convenga.
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En este contexto, Alberto Bonetti, CEO y fundador de YoFio, comenta que el financiamiento adecuado es imprescindible para llevar un micronegocio al siguiente nivel. Por ello, para que los dueños de este tipo de negocios puedan tomar la mejor decisión, explica en qué consiste el crédito productivo y el crédito tradicional.
Crédito Productivo
Un crédito productivo, también conocido como crédito para el crecimiento del negocio, está diseñado específicamente para ayudar a los micronegocios a expandirse y mejorar sus operaciones.
Algunas de sus características son:
– Orientado al crecimiento
El crédito productivo se destina a financiar proyectos o actividades que impulsen el crecimiento de un micronegocio. Esto puede incluir la adquisición de maquinaria, la expansión de la capacidad de producción o la inversión en tecnología.
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– Plazos más largos
Los créditos productivos suelen tener plazos más largos. Esto permite que los micronegocios tengan un período más amplio para generar ingresos y pagar el préstamo.
– Menores tasas de interés
Debido a que estos préstamos están vinculados al crecimiento de las empresas, las tasas de interés tienden a ser más bajas.
– Requisitos flexibles
Los prestamistas que ofrecen créditos productivos suelen ser más flexibles en cuanto a los requisitos de calificación.
Crédito Tradicional
Por otra parte, los créditos tradicionales son préstamos que se otorgan a las empresas para cubrir gastos generales y operativos. Aquí hay algunas características clave:
– Uso generalizado
Los créditos tradicionales se utilizan para cubrir una variedad de necesidades financieras, como capital de trabajo, nómina de empleados o gastos operativos recurrentes.
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– Plazos más cortos
Por lo general, tienen plazos más cortos en comparación con los créditos productivos. Esto significa que el período para pagar es menor.
– Tasas de interés variadas
Las tasas de interés de los créditos tradicionales pueden variar ampliamente según la institución financiera y el riesgo asociado al préstamo.
– Requisitos más estrictos
Los créditos tradicionales a menudo requieren un historial crediticio sólido y garantías para respaldar el préstamo.
Entonces, ¿cuál elegir?
Alberto Bonetti comparte que la elección entre un crédito productivo y un crédito tradicional radica en la definición clara de los objetivos y necesidades financieras del emprendedor.
La agilidad y enfoque específico del crédito productivo son determinantes para el crecimiento del micronegocio; mientras que el crédito tradicional resulta más adecuado para proyectos más diversos y consolidados.
Antes de decidir entre un crédito productivo o tradicional para un micronegocio, recomienda considerar lo siguiente:
1. Evaluar las necesidades financieras
Identificar claramente si ¿El micronegocio necesita fondos para comprar equipo nuevo, expandirse o cubrir gastos operativos regulares? Esta evaluación ayudará a determinar qué tipo de crédito es más adecuado.
2. Comparar tasas de interés y plazos
Esto ayudará a entender cuánto costará el préstamo y cuánto tiempo se tendrá para pagarlo.
3. Considerar la flexibilidad
Con un historial crediticio limitado o un negocio nuevo, lo mejor es optar por un crédito productivo, que a menudo es más flexible en términos de requisitos de calificación.
4. Planificar el flujo de efectivo
Antes de solicitar un préstamo, el emprendedor debe asegurarse de tener un plan sólido para utilizar los fondos y generar ingresos que le permitan pagar a tiempo.