Los proyectos se vuelven cada vez más sustentables. Las empresas compiten por desarrollar cadenas de producción amigables con el ambiente o implementan estrategias para reducir el consumo de electricidad. Lo mismo ocurre en el mercado digital, por eso se crearon las criptomonedas sustentables.
La principal diferencia entre una moneda digital común y una creada específicamente para cuidar al medio ambiente es su proceso de minado, o dicho de otra manera, el proceso en el que se verifica la fiabilidad de las transacciones hechas con criptomonedas.
El minado es parte esencial del mercado cripto y sin esa actividad no sería posible la existencia de esa economía “alterna”. Sin embargo, en los últimos meses Bitcoin (BTC), la moneda digital más utilizada, ha sido señalada por ser el enemigo número uno del planeta.
Según un análisis de la Universidad de Cambridge, anualmente los mineros Bitcoin consumen más de 116 teravatios por hora (Twh), una cantidad de energía considerable ya que México consume cerca de 267 Twh al año. Así es, comprar con esa divisa no sólo resulta caro para el bolsillo, sino también para el planeta.
La apuesta por las criptomonedas sustentables
Ante ese escenario, diversas criptomonedas han desarrollado formas de hacerse más sustentables, una de ellas es Ethereum (la segunda más utilizada por los entusiastas cripto).
Desde el 2022, el equipo encargado de desarrollar esa divisa cambió el método en el que sus exmineros podían verificar las compras. Ese nuevo modelo o protocolo de consenso lleva por nombre “Proof of stake”.
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La transformación de modelo, llamado The Merge, redujo las necesidades energéticas de Ethereum un 99.4%, de acuerdo con un estudio publicado por Digiconomist.
Eso no significa que Ethereum sea mejor que el Bitcoin, más bien es una muestra de que en el mundo cripto hay formas de hacer que el mercado se vuelva cada día en algo más verde.
Transformación del blockchain
The Merge fue el inicio de la transición cripto hacia un ambiente más sustentable y ese cambio no fue superficial. Significa que el equipo de Ethereum cambió completamente la forma en la que funciona la cadena de bloques en la que se almacena su moneda, también llamada blockchain.
Cuando una persona habla sobre la blockchain de Bitcoin o Ethereum, se refiere a todo el escenario en el que se desarrollan las actividades esenciales para que funcionen esos activos. Se podría decir que esa cadena es el sueño que “pican” los mineros para poder trabajar.
Ahora, Ethereum tiene su propia blockchain y la comparte con otras criptomonedas como Maker, Uniswap, Chainlink, etc. Esa es la razón por la que ese grupo de divisas están más cerca de un camino sustentable que las demás.
Pero existen otras monedas que han creado su propia blockchain como es el caso de Solana que combina dos procesos para hacerla más sustentable: Proof of Stake (usada por Ethereum) y Proof of History. Eso le permite usar un 99.9% menos de energía que Bitcoin.
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Economía circular cripto
No obstante, como se mencionó anteriormente, no es conveniente encasillar a una criptomoneda como un ente meramente bueno o malo, ya que su comunidad también es parte importante de su construcción.
Existen varios tipos de iniciativas que pretenden hacer de Bitcoin un proyecto más amigable con el planeta. Por ejemplo, la iniciativa argentina denominada Cryptogranjas tiene como objetivo generar energía para minar BTC usando energía proveniente de los desechos.
También existe BitGreen (BITG), una criptomoneda que se presentó en 2017 con la promesa de ser la alternativa sustentable de Bitcoin y que tiene como la intención incentivar acciones ecológicas.
Gracias a ella, sus usuarios son capaces de ganar BITG al compartir un automóvil usando una app de transporte, comprando artículos sustentables o haciendo voluntariados ya que esta criptomoneda se puede gastar en bienes y servicios a través de los socios de BitGreen.