En 2025, muchas grandes compañías siguen creyendo que dominar Google, tener una presencia aceptable en redes sociales y contar con un e-commerce funcional es suficiente. Pero un nuevo paradigma está irrumpiendo en el ecosistema digital: los motores generativos de inteligencia artificial.
Y si las marcas no se adaptan a esta nueva realidad con rapidez, perderán mucho más que visibilidad. Podrían ceder su posición de mercado a competidores más ágiles, como ya ha ocurrido en el pasado.
Este fenómeno tiene nombre y ya se estudia en profundidad: Generative Engine Optimization, o GEO. Y aunque suene técnico, su impacto será muy tangible en los próximos 12 a 24 meses. GEO no es una moda, es la evolución natural del SEO ante un mundo que ya consulta más con chatbots que con buscadores tradicionales.
¿Qué es GEO y por qué importa ahora?
GEO es la disciplina que se encarga de optimizar contenidos para que sean citados o recomendados por motores generativos como Chat GPT, Gemini, Claude y similares. Ya no se trata solo de posicionarse en Google, sino de convertirse en una fuente que estos modelos consideren confiable al momento de generar respuestas.
Esto representa un cambio radical: mientras que el SEO tradicional buscaba escalar posiciones en una lista, GEO busca ser el contenido citado directamente por asistentes conversacionales que entregan una única respuesta. Es una batalla por la relevancia inmediata.
Los asistentes de IA ya están presentes en millones de búsquedas diarias. Muchos consumidores reciben recomendaciones de productos, servicios o marcas directamente desde estas plataformas. Y eso apenas está comenzando.
No es descabellado imaginar un futuro muy cercano en el que los consumidores no escriban en Google “mejores sneakers para correr”, sino que simplemente le pregunten a un asistente de IA qué comprar. Y ese asistente les dará una sola respuesta, basada en lo que sabe. GEO es, entonces, el proceso de asegurarse de que esa respuesta sea tu marca.
Casos que se repiten: el riesgo de no ver el cambio
No es la primera vez que esto sucede. A comienzos de los 2000, los grandes retailers ignoraron el ascenso del e-commerce. Pensaron que la experiencia en tienda seguiría siendo su ventaja competitiva. Pero Amazon, Mercado Libre y otros actores digitales les ganaron terreno y se quedaron con la mente y cartera de los consumidores.
El mismo error se repitió con las redes sociales. Empresas grandes que descartaron Instagram, Facebook o YouTube como “pasajeras” hoy lamentan no haber invertido antes. En cambio, cientos de marcas nativas digitales las aprovecharon y construyeron su imperio desde allí.
Lo mismo ha pasado con otras tecnologías disruptivas. Las empresas tradicionales suelen dudar, subestimar o simplemente no actuar con la velocidad necesaria. GEO representa una de esas disrupciones: silenciosa al inicio, pero imparable una vez que la masa crítica de usuarios migra su atención.
Cómo los motores generativos están moldeando decisiones de compra
Actualmente, cuando un usuario pregunta en ChatGPT qué smartphone le conviene, o dónde comprar un seguro, o cuál es la mejor agencia de viajes, no recibe una lista de links: recibe una recomendación directa. Esa recomendación está influida por el contenido que los modelos conocen, analizan y consideran relevante.
Esto significa que la visibilidad ya no depende únicamente del posicionamiento SEO, sino de si tu contenido está entrenado, estructurado y formulado de tal forma que las IA lo consideren útil. Incluso las estrategias de e-commerce están siendo impactadas.
Algunos marketplaces ya están experimentando con agentes conversacionales que sugieren productos y procesan pedidos dentro del mismo flujo de conversación.
Si tu marca no está optimizada para este tipo de interacción, simplemente quedará fuera del radar. GEO se convierte así en un puente entre lo que las marcas comunican y lo que las IA recomiendan.
¿Qué pueden hacer las empresas desde hoy?
Redefinir su estrategia digital incluyendo GEO
No basta con campañas pagadas y contenido de blog. Es necesario crear contenidos pensados desde el inicio para ser comprendidos y citados por modelos de lenguaje. Eso implica claridad, intención, autoridad y estructura.
Publicar con propósito
Los contenidos deben resolver preguntas de forma directa, ser precisos y tener profundidad. Las IA valoran el contexto, los datos verificables y la originalidad. Esto no es solo escribir por escribir, es convertirse en una fuente confiable.
Asegurar una estructura técnica impecable
Uso correcto de etiquetas, marcado semántico, metadatos y schema. Todo lo que facilite la comprensión automatizada del contenido es esencial. Las marcas que invierten en estructura técnica están facilitando el trabajo a los motores de IA.
Monitorear el impacto y adaptarse
El ecosistema cambia rápido. Las marcas deben empezar a analizar cómo aparecen sus menciones en motores generativos, cómo responde la IA a consultas relacionadas con su industria y qué tipo de contenido gana visibilidad.
Casos de liderazgo emergente
GEO no es solo para empresas tecnológicas. En México, Factor SEO se ha posicionado como una de las firmas pioneras en este campo. Su director, Aarón Kamel, encabeza estrategias que buscan llevar a las marcas a este nuevo terreno de visibilidad conversacional. Un terreno donde cada respuesta puede significar una venta o una pérdida.
Empresas de retail, banca, seguros, salud y educación ya están comenzando a trabajar con modelos de contenido pensados para IA. El objetivo es claro: aparecer en la conversación antes que la competencia, ser citados, confiables y visibles donde el usuario actual consulta más.
Una nueva oportunidad (o una amenaza) para las grandes empresas
Ignorar GEO hoy es como haber ignorado el e-commerce en 2002. Las consecuencias pueden ser millonarias. Pero las oportunidades también. Porque quienes entiendan y se adapten a tiempo no sólo conservarán su mercado, sino que pueden ganar ventaja sobre gigantes que aún no han despertado.
Las empresas que comiencen a trabajar su presencia digital pensando en IA generativa no solo estarán listas para el futuro. Estarán un paso adelante. Ya no se trata de competir por clics, sino por respuestas. No se trata de comprar espacio en Google, sino de merecer una mención en la voz de una inteligencia artificial que el consumidor escucha y cree.
El costo de no actuar no será sólo digital, será estratégico. Porque hoy, cada decisión de marketing debe contemplar dónde se informan los consumidores. Y la respuesta ya no es Google: es IA.
Conclusión: la historia se repite para quien no aprende
El marketing digital vive una nueva revolución. La pregunta es: ¿quién la verá venir a tiempo?
La oportunidad es real. También lo es el riesgo. GEO representa el nuevo escenario donde las marcas deben competir por relevancia, precisión y utilidad frente a un nuevo tipo de buscador: uno que responde, no que muestra enlaces. Quien entienda eso antes que su competencia, tendrá una ventaja que se reflejará en ventas, reputación y liderazgo.
La decisión está en sus manos. El cuento ya fue contado. Solo falta decidir en qué lado de la historia quieren estar.
