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Y que siempre sí el glifosato

Por: El Consejero 27 marzo 2024
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<strong>Y que siempre sí el glifosato</strong>

Finalmente, la realidad, la ciencia y la sensatez se impusieron. En un comunicado conjunto emitido el último miércoles del mes, las secretarías de Economía (SE), […]

Finalmente, la realidad, la ciencia y la sensatez se impusieron. En un comunicado conjunto emitido el último miércoles del mes, las secretarías de Economía (SE), de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) informaron que, al no concretarse las condiciones para sustituir el uso del glifosato en la agricultura mexicana, “debe prevalecer el interés de salvaguardar la seguridad agroalimentaria del país”, es decir, se pospone la eliminación total del uso del herbicida prevista para el 31 de marzo de 2024.

Las dependencias hicieron una interpretación de condicionantes que no se dieron para justificar la decisión, a pesar de que el decreto del 13 de febrero de 2023, señala categóricamente que el Conacyt “ha presentado y hecho públicas distintas alternativas viables, de probada efectividad y con potencial para prescindir del glifosato” y afirma que “se han identificado siete bioherbicidas disponibles a nivel mundial, que suman en total 12 alternativas, cinco que serán desarrollos de manufactura mexicana y siete ya en el mercado”.

Desde productores nacionales y fabricantes de agroquímicos, hasta el gobierno de Estados Unidos a través de las consultas solicitadas por el tema del maíz transgénico en el marco del T-MEC, habían advertido de las afectaciones a la producción, el encarecimiento que provocaría y, en el caso de las autoridades comerciales estadounidenses, exigiendo un proceso de aprobación regulatorio “basado en la ciencia”. De esto último, la determinación impactará parcialmente las consultas, quedando pendiente el tema del maíz transgénico.

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A cuatro días de la fecha límite, el gobierno aceptó lo evidente y nadie supo ni se interesó por saber cuáles fueron las 12 alternativas viables que encontró el Conacyt que dirige María Elena Álvarez-Buylla para sustituir gradualmente el glifosato. 

Cada año más incendios forestales (y lo que viene)…

Ya son más de 600 los incendios originados en la Ciudad de México en lo que va del año, una cifra que empieza a preocupar no solo a los ciudadanos que se ubican en las zonas de alto riesgo sino también a gran parte de la comunidad científica que alerta sobre los efectos del cambio climático no solamente aquí en nuestro país sino también en otras partes del mundo.

Amparado en la consabida hipótesis del complot el presidente Andrés Manuel López Obrador apunta, sin ofrecer ninguna prueba, a los desarrolladores inmobiliarios y lo secunda la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema) quien va más allá asegurar, con muy poco rigor, que el 100% de los siniestros son producto de acciones humanas dejando de lado las condiciones meteorológicas que se han registrado en las últimas semanas particularmente en la capital del país en donde se ha decretado ya en múltiples ocasiones la contingencia ambiental.

El Servicio Meteorológico Nacional ya adelantó que durante los próximos meses se habrán de registrar cinco olas de calor que, en algunos estados de la República, superarán los 40 grados Celsius, y que cada una de ellas se extenderá hasta por diez días. Sumando esto a la prolongada sequía y los fuertes vientos en algunas zonas, no deberíamos descartar la propagación de nuevas fuentes de fuego, más allá de la codicia o la irresponsabilidad de algunos de nuestros conciudadanos.

Lo que ocurre en México no es privativo de nuestro país, el calentamiento global es una realidad que hemos tratado de ignorar como si cerrando los ojos pudiéramos evitar la catástrofe. La semana pasada se conmemoró el día mundial del clima y la cifras que se dieron a conocer resultan escalofriantes. Desde 1977 la temperatura promedio en el mundo ha ido aumentando con respecto al año que le precedió a una velocidad más acelerada. 2023 ha sido el año con temperaturas más altas alcanzando 1.45 grados por encima de los niveles preindustriales y la década ha sido la más cálida, aportando un factor más que importante al cambio climático, lo que se refleja en huracanes y tornados más violentos, las mencionadas olas de calor y por supuesto los incendios forestales.

Paralelamente los efectos del cambio climático ya se observan con toda claridad en el calentamiento de los océanos, la desaparición creciente de glaciares y la perdida de hielo en los polos. Recientemente el científico estadounidense, Duncan Agnew, reveló que el deshielo climático está alterando la rotación de la tierra, lo que se vería reflejado en una distorsión entre el tiempo astronómico y el reflejado en los relojes atómicos.

A los mexicanos es un tema que nos preocupa. Un estudio de Ipsos Global Advisor señala que de los encuestados más de la mitad considera que los medios de comunicación minimizan el problema; 85% avizora un gran impacto negativo durante la próxima década en su localidad; mientras que 73% llama a la concientización y a la búsqueda colectiva de soluciones.

¿Y el gobierno de la Cuarta Transformación? Bien gracias. Con su visión de corto plazo el cambio climático es lo de menos, de enero a septiembre del año pasado solo se utilizó el 78% del presupuesto asignado para la adaptación y mitigación de sus efectos (más de la mitad destinada al tren maya), eso pese a que sus consecuencias son cada vez más evidentes, muestra de ello fue el huracán Otis que en tan solo 12 horas paso de ser una tormenta tropical a un huracán de categoría 5. El futuro nos está alcanzando y lo peor es que nos va a encontrar con los brazos cruzados.

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