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¿Y el gabinete de Clara?

by El Consejero

Se espera que, una vez que la presidenta electa Claudia Sheinbaum concluya las designaciones de su gabinete civil, Clara Brugada proceda a dar a conocer quiénes la acompañarán en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

Tampoco se ha visto mucha actividad pública por parte de la exalcaldesa de Iztapalapa, sin embargo, esto se debe a que después de las elecciones se sometió a una operación de cadera que tenía pendiente.

Por el momento, el único nombre confirmado es Pablo Vázquez, manteniéndose al frente de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, dando continuidad al proyecto y teniendo por segura una estrecha relación con su exjefe y futuro titular del ramo a nivel federal, Omar García Harfuch.

Los primeros nombres que habrá de considerarse para el gabinete capitalino son de que quienes estuvieron en la primera línea de la campaña. Ahí estarían Sebastián Ramírez, coordinador de la misma; Alejandro Encinas, a cargo de la transición; Dunia Ludlow, ex subsecretaria de la Secretaría de Gobierno; Gabriela Cuevas, quien fuera vocera de la campaña. También habrá que considerar al senador César Cravioto; a las diputadas locales Guadalupe Chávez y Ana Francis Mor; a Carlos Candelaria, exdiputado local y exfuncionario de SRE con Marcelo Ebrard.

Por otra parte, cobra fuerza la versión de que a la Secretaría de Finanzas llegará Juan Pablo De Botton Falcón, luego de que el subsecretario de Egresos de Hacienda, sostuviera una reunión la semana pasada con Brugada, Martí Batres y Bertha Gómez, la actual titular de la dependencia.

La buena relación entre Brugada y Martí Batres hace previsible que repitan o sean considerados algunos de sus cercanos. Por ejemplo, se comenta que Encinas no desea volver a ser secretario de Gobierno, lo que abre la posibilidad de que no haya inconveniente para que Ricardo Ruiz continúe en el cargo.

Un riesgo que hay es que prevalezca un criterio de cuotas políticas por encima de las capacidades o especialidad, lo cual es muy probable viniendo de un sector de Morena donde la política clientelar es fundamental. Ya veremos si esto sucede.

Joe Biden: un presidente condenado al olvido

Es un hecho irrefutable, Joe Biden debería estar fuera de la papeleta durante las elecciones presidenciales de noviembre. A juzgar por los acontecimientos de las últimas semanas sus condiciones mentales claramente no son las óptimas para seguir gobernando a una de las grandes potencias del orbe, si acaso, con gran esfuerzo, le alcanzaría para terminar su administración y eso luego de muchas interrogantes.

A Biden sólo lo sostiene su tozudez, un arco reflejo que le indica que debe seguir la misma ruta de sus predecesores, sólo que a diferencia de éstos, él cuenta ya con 81 años, el récord Guinness a la persona más vieja en ser electa en la historia de Estados Unidos, seguido nada más y nada menos que por Donald Trump. No se trata de una discriminación por edad, es él, con sus acciones, el que ha generado una percepción de que ya no es la persona idónea para mantenerse al frente de la nación norteamericana.

Llama la atención la pasividad con la que el partido demócrata ha tomado un problema de esta magnitud y más aún cuando está en juego no sólo el futuro de Estados Unidos, sino la posibilidad de mantener a su fuerza política al frente del país. Demócratas influyentes como el representante James Clybur, y el gobernador de California, Gavin Newsome, mantienen su respaldo al presidente, aunque también hay que decir que ya hay una disidencia en ascenso; 18 legisladores ya le pidieron a Biden ceder la estafeta a un relevo con mejores condiciones.

Del otro lado un Donald Trump, tres años más joven, se mantiene al acecho y en su característico estilo, no deja de hacer leña del árbol caído burlándose de los deslices del todavía mandatario quien en un mismo día confundió el nombre del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski ,con el del mandatario ruso, Vladimir Putin, y peor aún, a su vicepresidenta Kamala Harris con el propio Trump ,de quien es difícil comentar sobre su estado mental dadas las incoherencias verbales que en él no son nuevas y que lo han acompañado a lo largo toda de su trayectoria.

El tiempo corre y los demócratas tienen las horas contadas para tomar una decisión, el problema real es que no cuentan con una figura relevante a nivel nacional para suplir a Biden, por lo que la única opción recaería en la vicepresidenta Kamala Harris que, de acuerdo a los números derivados de las encuestas, no tendría la fuerza suficiente para derrotar a Donald Trump. Las opciones son limitadas pero, técnicamente, la candidatura presidencial podría ser modificada, ya ocurrió con Jimmy Carter en 1980, en tanto no se celebre la convención demócrata el 19 de agosto.

Bajo ese confuso panorama Joe Biden retorno a una campaña cada vez más nebulosa. Varios de los donantes para financiarlo ya empezaron a hacerse a un lado entre ellos Reed Hastings, cofundador de Netflix; el empresario hotelero, Stewart Bainum Jr. y Abigail Disney, pero no son los únicos.

De mantener su candidatura y pese a su calidad de presidente Biden, iría como retador. Las encuestas parecen alejarlo cada vez más de Donald Trump por lo que a partir de hace un mes, tendrá que remar contra corriente.

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