A mediados de julio, un error en una actualización de sistemas operativos implementadas por la empresa de ciberseguridad CrowdStrike en Windows de Microsoft, provocó una interrupción tecnológica que afectó a nivel mundial a todo tipo de empresas, de las más afectadas estuvieron las aerolíneas que tardaron días en volver a la normalidad. Un caos se vivió en aeropuertos del mundo: pasajeros quedaron varados en aeropuertos de todo el mundo por cancelaciones, retrasos de vuelos y entrega de maletas.
Sólo hubo una aerolínea en Estados Unidos que continuó operando con normalidad: la texana Southwest Airlines ¿Su salvación? No hizo nada. Sólo trabajar con su mismo sistema operativo de Microsoft sin actualizar desde hace 32 años. Así es, Southwest utiliza Windows 3.1 y sistemas de programación para pilotos y asistentes de vuelos de fabricación propia basados en Windows 95, sí, aquél que a quienes les tocó, se cargaba en disket de 3 y media pulgadas.
El software de Southwest no está exento de errores y ha sido criticado y señalado como una de sus “áreas de oportunidad”, pero fue clave en que la aerolínea de bajo costo más grande del mundo se salvará en el apagón histórico de hace unos días y continuará operando con total normalidad.
El caso de Southwest ha llevado a la reflexión sobre las ventajas del “aislamiento” de los sistemas de las empresas como una opción ante eventualidades como la del error de CrowdStrike o los cada vez más frecuentes ciberataques. Para Southwest, sus sistemas son funcionales, fáciles de reparar y ajustar, y difíciles de hackear, dado lo “obsoleto” de la programación.
Escándalo en Tigres UANL involucra a Cemex
Escándalo en el equipo de fútbol Tigres de la UANL con el comunicado del ex director técnico, Robert Dante Siboldi, en el que da su versión de su salida del club a principios de junio pasado. El entrenador uruguayo argumenta que la directiva acusó sin presentar pruebas a uno de sus auxiliares, Miguel Fuentes, de vender información confidencial -alineación, idea y estrategia de juego, etcétera-, al Club de Futbol Monterrey, que dirige José Antonio, el “Tato”, Noriega.
Entre lo que le habrían dicho los directivos a Siboldi es que contaban videos, fotos, audios y que incluso habrían intervenido los teléfonos de él y de Fuentes lo cual, de ser cierto, sería ilegal. Tanto los ejecutivos del equipo como los abogados no habrían presentado pruebas de sus dichos.
Todo quedaría en noticia de la sección deportiva, de no ser porque los integrantes de la directiva detrás de la grave acusación fueron el propio presidente de Tigres, Mauricio Culebro e, inexplicablemente, Mauricio Doehner, vicepresidente ejecutivo de Asuntos Corporativos, Administración de Riesgos Empresariales e Impacto Social de Cementos Mexicanos (Cemex). Si bien la cementera es patrocinadora oficial y principal de los Tigres, no es propietaria directa del equipo, sino su subsidiaria Sinergia deportiva, a la que la Universidad Autónoma de Nuevo León le renta el nombre y delega la gestión financiera y deportiva del equipo.
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