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El mercado de valores mexicano: una historia de 130 años

por Mundo Ejecutivo

La Bolsa Mexicana de Valores (BMV) es una entidad con un papel clave en el sector financiero del país, ligado a dos aspectos muy importantes: el ahorro y la inversión. Al pensar en la BMV, la referencia más antigua nos lleva a la década de los 90, cuando México comenzó a abrirse económicamente al mundo; sin embargo, la historia del mercado de valores en nuestro país tuvo su origen en 1894, cuando se fundó la Bolsa Nacional, que tenía como sede la calle de Plateros, actual calle de Madero en el centro histórico de la CDMX.

Incluso antes de esta historia de más de un siglo, los primeros inversionistas operaban en las calles. De acuerdo con el Museo de la Bolsa (MUBO), la primera persona en fomentar el mercado bursátil, fue una mujer llamada Filomena Mayeu, quien comenzó a organizar actividades bursátiles en el local de su pastelería y dulcería “Viuda de Genin”.

En ese momento, empresas como Cervecería Toluca y Moctezuma, Industria Veracruzana, Jabonera ‘La Laguna’ y el Banco Nacional de Londres ya cotizaban en el mercado local. Esto evidenció la necesidad de formalizar dichas operaciones, lo que finalmente llevó a la fundación de la Bolsa Nacional en 1894

Un año más tarde nacería la Bolsa de México como resultado de la fusión entre la recientemente creada Bolsa Nacional y la sociedad anónima denominada Bolsa de México; la sesión inaugural se llevó a cabo el 21 de octubre de 1895.

Desde luego, la revolución y diversas crisis desestabilizaron las operaciones del mercado bursátil, y no fue hasta 1933 que se formó la Bolsa de Valores de México S.A., supervisada por la Comisión Nacional de Valores (la actual Comisión Nacional Bancaria y de Valores). Durante las décadas siguientes, diversos procesos de industrialización en el país propiciaron el surgimiento de las Bolsas de Monterrey y Guadalajara durante los años 50.

Fue hasta 1975 que se consolidó una sola bolsa, la Bolsa Mexicana de Valores con la publicación de la Ley del Mercado de Valores, y en 1990 la entidad se reubicó al Centro Bursátil actual en Paseo de la Reforma, donde las sesiones continuaron siendo a viva voz pero el despliegue de información ya era totalmente electrónico.

A partir de esta década, los cambios en el mercado accionario se aceleraron: muchas empresas mexicanas comenzaron a listarse en mercados extranjeros a través de los ADRs (siglas en inglés de American Depositary Receipt), facilitando que inversionistas estadounidenses adquieran acciones de compañías nacionales; la BMV desplegó el sistema electrónico BMV-SENTRA Títulos de Deuda; en 1998 surge el Mercado de Derivados (MexDer) al listar contratos de futuros sobre el dólar; y finalmente en 1999  la totalidad de las negociaciones del Mercado de Capitales se incorporaron al sistema electrónico. Desde entonces se opera completamente a través del sistema electrónico de negociación BMV-SENTRA Capitales.

Con la llegada del siglo XXI, también llegó la primera compañía extranjera inscrita en la BMV, Citigroup, y se incorporaron los Certificados Bursátiles al mercado de valores como instrumento de deuda. En 2003 se dio acceso a los inversionistas mexicanos para que inviertan en acciones internacionales y en 2008 Grupo BMV realizó su propia oferta pública inicial (IPO) por 400 millones de dólares.

La BMV actual se ha convertido en una de las más importantes del continente y resalta su papel crucial en el sistema financiero del país y la región, ya que permite que las empresas obtengan financiamiento. Además ofrece posiblemente la forma más eficiente de invertir, al dar acceso a un universo importante de empresas, ofrecer liquidez para poder vender posiciones y capitalizar beneficios fiscales ofrecidos para incentivar la inversión en México.

De esta forma, uno puede invertir en el capital de empresas mexicanas y extranjeras con potencial de crecimiento, y así buscar obtener rendimientos. Su historia es constancia de que contar con un mercado de valores regulado y dinámico propicia un terreno fértil para el ahorro y la inversión, dos factores determinantes para el crecimiento de nuestro país.

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