Bursamétrica Casa de Bolsa eleva sus calificaciones

Bursamétrica Casa de Bolsa ha mantenido una evolución financiera adecuada, con indicadores de solvencia y rentabilidad por encima de lo esperado, con un perfil de riesgo bajo y previéndose que retome el volumen en sus operaciones y siga por encima del punto de equilibrio alcanzado hace unos meses. Esto es lo que concluyeron las agencias de calificación de riesgo en sus evaluaciones recientes.

Moody’s Local México elevó su calificación a B-.mx, desde CCC-.mx; mientras que HR Ratings hizo lo propio al pasarla de HR B+ a HR BB-, ratificándole la calificación HR4. Ambas calificadoras le dieron Perspectiva Estable a Bursamétrica Casa de Bolsa.

Actualmente la operadora bursátil tiene un capital de alrededor de 117 millones de pesos, nivel muy superior al mínimo regulatorio, por lo que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) dejó sin efecto el oficio de emplazamiento que emitió hace unos meses por una posible causal para revocar su licencia lo cual, además de su nueva estructura accionaria, favoreció las calificaciones de la compañía.

Tanto Moody’s Local México como HR Ratings darán seguimiento al comportamiento financiero y plan de negocios de Bursamétrica Casa de Bolsa en los próximos meses, previéndose mantenga su evolución favorable.

Cabe recordar que Bursamétrica Casa de Bolsa recibió la autorización para operar como tal de parte de la CNBV en septiembre de 2018. Su modelo de negocios está enfocado en proporcionar a sus inversionistas servicios de asset management, operativos y administrativos, ofreciendo una atención personalizada con servicios de asesoría y ejecución.

En obras tendremos un sexenio sin cierre

Acostumbrado a militar en las filas de la oposición, Andrés Manuel López Obrador se alimentó más de la escuela de la crítica que de la concreción de proyectos, no es casualidad que una de sus frases poco afortunadas durante los primeros meses de su gestión fuera: “No crean que tiene mucha ciencia gobernar, es más de sentido común”. Casi cinco años después, ya como presidente, López Obrador debió darse cuenta que si bien el sentido común es un auxiliar importante, el arte de gobernar (que no necesariamente coincide con el de la política) se fundamenta en el conocimiento y la experiencia de los mejores hombres y que la lealtad, que él antepuso a la capacidad, le es útil a aquel que necesita que le cubran la espalda pero no al pueblo al que sirve.

Al presidente se le hizo “chiquito” el sexenio y las grandes obras con las que esperaba trascender muy probablemente sobrevivan como monumentos al fracaso, de ahí la desesperación por mantener vivo su movimiento, de ahí los ataques desmedidos desde todos los frentes para exterminar opositores dañando su reputación, garantizando así la continuidad de una transformación que, a no ser por el dinero que se reparte con singular alegría, no se ve invertido en políticas públicas que garanticen una educación sin ideología en las aulas, ni tampoco en un sistema de salud como el presidente ofreció y sigue ofreciendo cada vez que tiene oportunidad.

Diciembre es un mes clave por los compromisos que López Obrador asumió y que por donde se le mire no habrá de cumplir, empezando por el Tren Maya, que al igual que ocurrió con la refinería Olmeca o de Dos Bocas, será inaugurado puntualmente, aunque no esté terminado. Hará cosa de un mes el general Gustavo Ricardo Vallejo, a cargo de las obras, declaró en la conferencia matutina que el avance físico de los tres tramos del Tren Maya que corren por Quintana Roo (5, 6 y 7) se encuentran entre el 20 y 25 por ciento de avance, la semana que pasó el presidente garantizó que se cumplirá con los plazos y resaltó que el tramo 3 (uno de los más pequeños) registra 95.5% de vía terminada. A menos de que ocurra un milagro las obras no estarán a tiempo.

A propósito de la refinería Dos Bocas, pese que a la fecha no se ha refinado un solo galón de combustible y que la producción de Deer Park no será de distribución exclusiva para nuestro país, Pemex asegura que en el 2024 dejaremos de importar hidrocarburos, lo que de acuerdo a los expertos es una falacia. El 6 de diciembre del año pasado el presidente prometió que para el 2023 la refinería estaría procesando 340 mil barriles de combustible ahora dice que serán apenas 80 mil al terminar el año lo que aún así se antoja difícil por lo que habremos de arrastrar con otra promesa sin cumplir.

La tercer megaobra planteada por López Obrador y que fue la primera en inaugurarse el 21 de marzo de 2022, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), se encuentra muy lejos del ambicioso proyecto impulsado por su predecesor y que fue cancelado por razones que rebasan cualquier lógica. Hace unos días y en el más puro estilo de la 4T su director general, Isidro Pastor, aseguró que el punto de equilibrio de la paraestatal se había alcanzado una vez que incluyó los recursos recaudados por la aduana, una mentira si nos atenemos a que estos no pueden ser empleados para el funcionamiento de los aeropuertos porque cuentan con un presupuesto propio además de recibir lo que corresponde a la Tarifa de Uso Aeroportuario, la famosa TUA, además de los cobros por uso a las líneas aéreas y espacios comerciales. Para acabar pronto, el AIFA no saca ni para sus gastos.

Hay muchos otros proyectos que no están en mejores condiciones, el Tren Interurbano México-Toluca, que se anticipa estará en funcionamiento el próximo año trae muchos rezagos al igual que el suburbano que deberá transitar de Lechería al AIFA.

En la capital Martí Batres aseguró que la reapertura completa de la Línea 12 del Metro tendrá lugar en diciembre. Todavía habrá que verlo para creerle.

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