El presidente estadounidense Joe Biden nominó a Ajay Banga para presidir el Banco Mundial (BM), luego de que David Malpass anunció su renuncia la semana pasada. En el comunicado de la Casa Blanca se destacó la experiencia de Banga en la creación de alianzas público-privadas para abordar la inclusión financiera y el cambio climático.
La renuncia de Malpass será efectiva hasta el 30 de junio y la anunció casi un año antes de terminar su periodo de cuatro años, en medio de cuestionamientos por su postura respecto al cambio climático. Cabe recordar que Malpass fue nominado en 2019 por el entonces presidente Donald Trump.
Ajaypal Singh Banga es originario de India y naturalizado estadounidense. Fue CEO de Mastercard por casi 10 años hasta 2020. Actualmente es vicepresidente de General Atlantic, una firma de capital privado con sede en Nueva York, la cual cuenta con un fondo para el cambio climático, BeyondNetZero, del cual Banga forma parte de su consejo asesor.
También es copresidente de Partnership for Central America, una asociación público-privada enfocada al desarrollo del Triángulo Norte de Centroamérica, iniciativa impulsada en 2021 por la vicepresidenta Kamala Harris.
Se tiene hasta el 29 de marzo para que otros países miembros puedan postular candidatos. Es prácticamente un hecho que Banga quede al frente, pues existe la regla no escrita de que el BM sea encabezado por un estadounidense, y el Fondo Monetario Internacional (FMI) por un europeo, aunque las economías emergentes presionan por dirigir alguna de las instituciones. Como se recordará, en 2011, Agustín Carstens estuvo nominado para director gerente del FMI, quedando al frente la francesa Christine Largarde.
México tiene la segunda cartera más grande del Banco Mundial en América Latina. No se sabe si nuestro país vaya a proponer a alguien, pero hasta ahora, ninguna de las postulaciones de este gobierno para cargos internacionales ha llegado a buen término.
Esperemos en esta ocasión no haya candidaturas predestinadas al fracaso y que sólo crispan la relación con Estados Unidos.
La hora de la democracia
Así como lo diseñó el presidente Andrés Manuel López Obrador, así fue aprobado el llamado “Plan B” en materia electoral. Así, sin moverle ni una coma, la única aportación del legislativo que era la cláusula de “vida eterna” tuvo que ser erradicada tras la amenaza presidencial de vetarla, al mandatario no hay quien le corrija la plana.
El “Plan B” no es otra cosa que una versión abreviada de una pretendida reforma constitucional que fue rechazada, luego de que el partido oficial no alcanzara los votos necesarios para su aprobación y que entre otras cosas pretendía que: los consejeros y magistrados electorales fueran electos mediante el voto popular; desaparecieran los Organismos Públicos Locales Electorales federalizando las elecciones; eliminar los legisladores plurinominales; quitarle el padrón electoral al Instituto Nacional Electoral (INE) y, por supuesto, recortar su presupuesto.
Hoy con su plan B, el legislativo solo modifica leyes secundarias como son la ya publicada e impugnada Ley de Comunicación Social y la Ley de Responsabilidades Administrativas. Quedando pendientes de publicación la Ley General de Partidos Políticos; la Orgánica del Poder judicial Federal de la Federación; la General de Medios de Impugnación entre otras. Los mayores efectos se verán en la reducción del presupuesto al INE lo cual le impedirá a organizar las elecciones de manera adecuada.
Legisladores de oposición y organizaciones sociales ya anticiparon que impugnaran la decisión de los legisladores ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, aún hay tiempo para demostrar su inconstitucionalidad y evitar un regreso al pasado, cuando la Secretaría de Gobernación organizaba los procesos electorales, con los trágicos resultados de todos conocidos. Con un partido de Estado que nos envuelva en un nuevo maximato por otros 70 años o más.
Son muchas las cosas que se pueden hacer desde la sociedad civil para evitar que nuestros derechos sean usurpados, lo único que no podemos hacer es quedarnos como mudos observadores dejando que sean otros los que deciden por nosotros.
No es mala idea participar en las marchas en defensa de la democracia. Que no nos desalienten las arengas del presidente llamándonos conservadores, neoliberales e incluso defensores de García Luna, por el contrario, hagamos que crezca su miedo a una oposición que también es parte del pueblo, aunque le pese, esa parte del pueblo que piensa, que rechaza sus dogmas, que exige trabajo no vivir de la caridad de un gobierno que busca comprar conciencias. Nosotros elegimos el cambio y no es ese cambio impuesto desde Palacio Nacional.
Síguenos en Google Noticias para mantenerte enterado