Muy árido luce el futuro para las nuevas generaciones de mexicanos quienes desde su nacimiento están ya predestinados a una serie de crisis, que pasan por la económica, la de valores, la del empleo y muchas tantas otras. Encima de eso, enfrentan un entorno permeado por la violencia, la división y un sistema que lejos de impulsarlos a salir adelante, tiende a someterlos mediante dádivas que lentamente los alejan de sus sueños y ambiciones.
En materia de empleo, ningún sector se encuentra tan castigado como el de los jóvenes, en particular en los que oscilan entre los 20 y 29 años. Se estima en más de 700 mil aquéllos que buscan colocarse en alguna empresa sin ningún éxito y, cuando lo consiguen, es con sueldos bajos y con las prestaciones mínimas que les otorga la ley, cantidades ridículamente insuficientes que les impiden, ya no digamos casarse y tener una familia, sino independizarse y empezarse a valer por sí mismos, a no ser que se asocien con un tercero para alquilar un espacio compartido (roommate).
Como en todo, hay diferentes niveles. En algunos estados de la República dominados por diferentes grupos delincuenciales, muchos jóvenes buscan una salida a sus problemas económicos en el espejismo que les ofrecen los reclutadores quienes, dependiendo de sus aptitudes, los introducen a las redes del narcotráfico ya sea como halcones o sicarios. Este grupo dice preferir unos años de confort a una vida de miseria, confort que, por cierto, nunca llega.
Alcanzar un grado académico es el máximo logro para todo buen estudiante, en buena parte porque iba acompañado por el incentivo económico que ofrece un mejor empleo, hoy ni siquiera eso está garantizado. De acuerdo a las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), las personas que tienen un posgrado llegan a percibir hasta 30 mil pesos en un mes, monto insuficiente para pagar una hipoteca, los gastos de tener un auto y mucho menos pensar en ahorrar para la vejez.
El mundo se volvió más difícil y complicado para las últimas generaciones. En la generación de nuestros padres, la ruta estaba claramente marcada con el ingreso a la edad adulta: terminar una carrera corta o larga, ingresar a trabajar a una empresa y, en el camino, comprar auto y casa; pagar los estudios de los hijos y, como broche de oro, recibir una cómoda jubilación que se cobraría hasta llegada la muerte. Salvo para unos cuantos privilegiados, los jóvenes del hoy y del mañana no tienen certezas y, por lo mismo, se adaptan, viven al día. Por eso tanta movilidad laboral, por eso no quieren hijos, no quieren un auto. A cambio (los que pueden) prefieren viajar, experimentar con sus cuerpos, con sus sensaciones, otra forma de vida que a muchos nos resulta ajena, pero que al fin y al cabo es la que les tocó vivir.
¿Y el futuro? Eso es algo en lo que autoridades y sociedad tendríamos que trabajar. Claramente no es con programas con nombres rimbombantes como “jóvenes construyendo el futuro” que vamos a salir adelante; ante la escasez cada vez mayor de insumos, tendríamos que estar trabajando en el desarrollo de carreras basadas en el conocimiento, en la tecnología, en la programación. Solo así, con una planeación adecuada, liberaremos de la más cruel de las miserias a millones de adultos mayores del futuro.
El altruismo de los agregadores de pago
De acuerdo a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), de 2014 a 2021 las terminales de punto de venta (TPV) crecieron 467%, pasando de 765 mil exclusivamente bancarias, a 4 millones 337 mil, de las cuales el 66.3% corresponden a los agregadores, es decir, aquellas empresas que ofrecen el servicio de terminales de pago con tarjeta (TPV), como Clip, Sr. Pago, Mercado Pago, Billpocket, Stripe, PayPal, entre otras.
Gracias a los agregadores de pago, muchos pequeños negocios y mypimes aceptan pagos con tarjetas: misceláneas, panaderías, estéticas, ambulantes, vulcanizadoras, hasta la serenata con mariachi. Sin duda una contribución importante en la inclusión financiera en México. No sólo eso: los sistemas para el pago del transporte público mediante tarjeta, como en el Metrobús de la Ciudad de México, son operados por agregadores, en este caso GetNet.
Considerando el crecimiento exponencial de los agregadores de pago en menos de 10 años y que ya tienen casi el 70% de las TPV, y con perspectivas de abaratamiento de costos cuando pasen de las terminales físicas al uso de aplicaciones en los celulares, el futuro les luce promisorio. Se estima que, para los pequeños negocios, aceptar pagos con tarjeta aumenta sus ventas en 20%, por lo que lo que pierde por la comisión al agregador se compensa con las ganancias por ofrecer al cliente la posibilidad de pagar con tarjeta.
Sin embargo, en diferentes foros se ha escuchado a la presidenta de la Asociación Mexicana de Agregadores de Medios de Pago (ASAMEP), Myriam Cosío, quejarse de que se trata de un negocio de muy bajos márgenes, “centavero”, que las comisiones de las tarjetas son altas, que requiere inversiones grandes para llevar las TPV a esos pequeños negocios, “que transaccionan tan poquito”.
Al escuchar esto pareciera que los agregadores estuvieran en el negocio por altruismo. Se desconoce qué montos de transacciones espera la presidenta de la ASAMEP que opere la tienda de la esquina, pero sin duda sería alarmante si fuera de millones de pesos al mes. Por cierto, Cosío es Chief External Affairs Officer y ex COO de Clip, una de las principales agregadoras de pago y que le está yendo muy bien en el mercado mexicano.
LUMO: 15 años del beneficio de arrendar
LUMO Financiera del Centro, la cual dirige Luis Montaño, cumple 15 años en el sector arrendador, un mercado muy competido, donde cada vez más en el sector público y privado se convencen de las ventajas del arrendamiento de bienes y servicios, por las eficiencias operativas y ahorros que genera.
En estos tres lustros de experiencia y avances tecnológicos, LUMO ha integrado a su portafolio un amplio catálogo de productos y servicios integrales, ajustables a necesidades y presupuestos de sus clientes de gobiernos federal, estatales y municipales, así como de la iniciativa privada, con atención personalizada de una empresa de excelencia, con altos estándares de operación totalmente certificados, lo cual se refleja en sus colaboradores y la satisfacción de sus clientes.
Esto le ha permitido permanecer y fortalecerse como una sofom sólida adaptable a escenarios como la pandemia, la demanda de vehículos eléctricos o las transiciones de gobierno. LUMO Financiera del Centro cuenta con clientes de todos los colores partidistas, pues ofrece soluciones financieras para todos los órdenes de gobierno que quieren atender eficaz y eficientemente las distintas problemáticas que enfrentan, como la seguridad pública, atención médica de urgencias o la recolección de basura.
Es así como actualmente, LUMO tiene presencia en 28 estados, cuenta con 175 clientes de los sectores público y privado; así como administra alrededor de 20 mil vehículos a nivel nacional, todos ellos con mantenimiento; administración de pólizas de seguro y siniestros; equipamiento, trámites y permisos específicos acorde a la función del vehículo y la normatividad vigente. Se dice fácil, pero no todas las arrendadoras pueden decir eso.