Para nadie es un secreto que el presidente Andrés Manuel López Obrador se encuentra más a gusto tratando, sin afán de ser peyorativos, con los hermanos pequeños, economías del continente con los que México comparte problemas sí, pero de dimensiones muy diferentes.
Este fin de semana se llevó a cabo una cumbre peculiar en Palenque, una cumbre en la que participaron diez países, pero a la que asistieron únicamente cinco mandatarios además del anfitrión: Miguel Díaz-Canel, de Cuba; Nicolás Maduro, Venezuela; Gustavo Petro, Colombia; Xiomara Castro, Honduras; y Jovenel Moïse, Haití, todos con un denominador común: el éxodo de migrantes que están abandonando sus respectivos países buscando ingresar a la Unión Americana.
Lo peculiar radica en que Estados Unidos, el principal involucrado no estuvo presente, por lo que al parecer el encuentro más que buscar soluciones se trató de una reunión de amigos para intercambiar puntos de vista sobre un asunto en el que cada uno de ellos tiene sus propias responsabilidades, porque no es que su “gente” quiera abandonar su patria y sus raíces, está huyendo de las condiciones tanto políticas como económicas a las que los han llevado sus liderazgos.
Las naciones participantes se pronunciaron en contra de las medidas coercitivas y unilaterales impuestas a países de la región, pero olvidaron mencionar que son los dictadores y líderes populistas los que han llevado a sus países a esa situación y que ahora son los pueblos los que se encuentran entre dos fuegos.
Eso sí, el gobierno de México no tuvo empacho en promover su Cuarta Transformación como una panacea para que los pueblos superen sus problemáticas. La canciller Alicia Bárcena señaló que “México pondrá a disposición inmediata a los países reunidos su oferta de cooperación y asistencia técnica respecto de estas áreas de los siguientes programas: Sembrando Vida; Jóvenes Construyendo el Futuro, cooperación en materia de petróleo, gas electricidad y energías renovables” y, como colofón, aunque parezca increíble, la creación de una agencia de medicamentos de América Latina y el Caribe.
Durante su conferencia matutina de este lunes, el presidente exhibió crudamente la pobreza de los resultados, nada concreto: “ayudarnos mutuamente”; “contribuir a que se mantenga el diálogo”; “celebramos que hay diálogo con Venezuela y Estados Unidos”; “propusimos cooperación económica para el desarrollo”; “fue muy bueno el acuerdo que se suscribió” y, para finalizar, reveló que le escribirá una carta al presidente Biden para hablarle sobre estos temas con toda franqueza y respeto.
Del otro lado de la moneda, México detuvo tan sólo en agosto pasado a 80 mil migrantes que transitaban por nuestro territorio, hay quien dice que a petición de Estados Unidos que, por cierto, anunció en la más reciente reunión bilateral o Dialogo de Alto Nivel en Seguridad, la extensión del muro fronterizo con nuestro país continuando así la política antinimigrante establecida por Donald Trump.
¿De dónde se conecta el Corredor Interoceánico?
En junio pasado se dio a conocer un paquete de incentivos fiscales para invertir en el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, que incluye descuentos del 100% al 50% en el Impuesto Sobre la Renta y deducciones en los siguientes seis años. Como es sabido, el Corredor se compone básicamente de la modernización y conexión ferroviaria y carretera de los Puertos de Salina Cruz, Oaxaca, y Coatzacoalcos, Veracruz, así como de diez polos industriales distribuidos en el trayecto, cinco en cada estado.
El presidente López Obrador nunca ha ocultado su buena intención de llevar las inversiones al sur-sureste de México, empezando por su propio gobierno, haciendo de la región sede de la mayoría de sus obras emblemáticas. El Corredor Interoceánico ha sido ofrecido incluso como moneda de cambio a inversionistas para evitar el panel energético en el marco del T-MEC, planteándose la ventaja que ofrece para el comercio y la industria entre el Pacífico y la Costa Este y del Golfo de México de Estados Unidos.
La idea es buena, desafortunadamente la planeación no lo ha sido, pues uno de los problemas pendientes de resolver en torno al nearshoring en nuestro país es el abasto de energía. Si el asunto es preocupante en los estados del norte y del Bajío, que son los que más inversiones están atrayendo, en el caso de las entidades del sur-sureste es de focos rojos, y en particular, de la zona del citado Corredor.
La falta de infraestructura para la producción de electricidad y suministro de gas resta interés en invertir en un lugar donde el ahorro temporal en pago de impuestos pierde sentido. Una inversión en la materia que debió ser simultánea a las obras en los puertos, carreteras y ferrocarril, y de lo cual no hay siquiera un proyecto que ofrezca una solución en mediano plazo.
Así, lo que tenemos ahora es un tren de pasajeros subsidiado por el gobierno, y todo indica que el presidente no verá terminado -y no sabemos si algún día lo veremos-, lo que pudo ser el gran legado industrial de la 4T para la región más rezagada del país.