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La quiniela fallida y La Jornada

Por: El Consejero 05 julio 2024
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La quiniela fallida y La Jornada

El 24 de junio pasado, hace más de 10 días, la minieditorial La Rayuela de La Jornada, advirtió: “¿Quién es ese hombre que coordinó con […]

El 24 de junio pasado, hace más de 10 días, la minieditorial La Rayuela de La Jornada, advirtió: “¿Quién es ese hombre que coordinó con Claudio X. González la aprobación de la reforma educativa de Peña Nieto en el Senado? No se vaya a estar pensando en él para dirigir la educación del país”. Y sí, así fue. Mario Delgado votó a favor de la reforma educativa cuando era senador del PRD en 2012. El martes de esta semana, Claudia Sheinbaum realizó una “cálida visita” al periódico, limando asperezas, y seguramente adelantando que Rosa Icela, exreportera de La Jornada, iría a Segob.

Cuando Claudia Sheinbaum anunció a Mario Delgado al frente de la Secretaría de Educación Pública, hubo muestras de sorpresa entre los periodistas. La futura presidenta bromeó diciendo que les fallaron las quinielas. El chiste no le hizo gracia a Mario Delgado, quien desde hace meses era mencionado como titular de Gobernación –se dice que promovido por sus cercanos-, y la duda era si realmente eso iba a suceder.

La responsabilidad al frente de Segob recayó en Rosa Icela Rodríguez, muy cercana a López Obrador y a sus hijos, a quienes conoce desde que era reportera de La Jornada. Pero Rosa Icela también es allegada a Sheinbaum, de quien fue su secretaria de Gobierno hasta que AMLO la integró a la Secretaría de Seguridad y le mandó a Martí Batres (otro que se veía en Segob, por cierto). De ese antecedente también se entiende la buena relación entre la nueva secretaria de Gobernación con Omar García, así como el trato constante con gobernadores por el tema de seguridad pública.

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Omar García Harfuch llega a una Secretaría de Seguridad que ya no cuenta con lo que más le gusta, que es un cuerpo policial, pero tendrá márgenes de operación desde Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública para trabajar y fortalecer a las policías estatales, se espera buena coordinación con las fuerzas armadas, y tal vez algo que aprovechar con el Centro Nacional de Inteligencia, a donde seguramente llegará alguien que responderá directamente a la presidenta. La buena noticia es que podrá haber una política de seguridad pública basada en un diagnóstico apegado a la realidad y no a la demagogia. No más abrazos.

Como bien dijo la futura presidenta, Ariadna Montiel ha tenido un papel de bajo perfil, pero cuya operación al frente de los programas sociales fue uno de los elementos claves para la victoria arrolladora de Morena en las elecciones pasadas. Pocos se dieron cuenta, pero el poder con el que cuenta la hizo que tentara la posibilidad de buscar ser candidata de Morena para jefa de Gobierno de la CDMX, para finalmente decidir no moverse.

Y esto último da pie a la casualidad del punto en común del anuncio de este jueves: a los cuatro designados se les llegó a mencionar como posibles candidatos de Morena a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México: Rosa Icela y Ariadna se descartaron; Omar lo intentó y Mario… pues se le mencionó y hasta ahí, como con las versiones de ahora que lo ubicaban al frente de Segob, causando el mismo escepticismo entonces y ahora también.

El retorno de la ultraderecha en Francia

El futuro de Francia pende de un hilo frente el anunciado regreso de la ultraderecha a la arena política y es que la semana pasada los seguidores de Marine Le Pen (heredera de las glorias de su padre Jean Marie) sorprendieron a una izquierda venida a menos al derrotarla en la primera vuelta electoral de las elecciones parlamentarias, aunque con insuficientes votos para alzarse con el triunfo llevando el proceso a tiempo de compensación.

El desencanto parece haberse apropiado de la población gala quien lleva décadas tratando de encontrar respuesta a sus problemas empoderando a políticos sin escrúpulos que no han hecho otra cosa que abrevar del presupuesto a cargo de los contribuyentes. Hoy cuando todas las salidas, aparentemente, se encuentran cerradas recurre a un movimiento que en diferentes momentos de su historia ha sido acusado de racista y anti semita.

Con el viejo truco de “ya no somos los mismos” Marine le Pen, con cambios cosméticos, hizo mutar el nombre de Frente Nacional por Agrupación Nacional (RN), filigrana que al parecer fue suficiente para ir convenciendo a los frustrados votantes de que la ultraderecha, pese a sus posiciones anti inmigrantes y su proteccionismo económico recalcitrante, es una opción para el futuro de los franceses atrayendo a un público joven, sin memoria histórica, pero también a personas con un alto nivel educativo, con ingresos medios y altos y con adultos mayores que prefieren enterrar el pasado en el olvido.

Las cifras alcanzadas el domingo pasado por la RN son más que reveladoras, 33% de los sufragios certifican que hoy es una opción válida, mientras que una coalición de izquierda denominada Nuevo Frente Popular alcanzó 28% de la votación, lejos de la Alianza Ensemble (el partido del presidente Emmanuel Macron)  que terminó en un vergonzoso tercer lugar, vergonzoso porque en una errática decisión fue Macron el que convocó a elecciones adelantadas sin imaginarse siquiera que podría terminar llevando a su gobierno a una situación crítica.

En una acción desesperada algunos candidatos de izquierda (ya van más de 200) están renunciando para evitar dividir el voto. Hay que recordar que a diferencia de lo que ocurre en otros países en Francia pasan a segunda vuelta los dos aspirantes con el mayor número de votos y aquellos que hayan obtenido el 12.5% y así para cada distrito.

Entre los ultraderechistas franceses ya se escucha el nombre de Jordan Bardella, yerno de Marine le Pen, como posible primer ministro. Macron ya anunció que no renunciará a la presidencia, aunque el resto de su administración sería cuesta arriba con un parlamento encabezado por la oposición.

El RN no sería la única fuerza de ultraderecha en Europa teniendo como antecedentes a Giorgia Meloni como primera ministra de Italia y a Viktor Orban su par en Hungría. Un lugar donde resonarían las copas, sin duda alguna, sería el Kremlin con un Vladimir Putin con un regalo inesperado.

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