Durante el Primer Encuentro de Ciencia Psicodélica, llevado a cabo en la Ciudad de México, Alejandra Lagunes, senadora de la República, presentó una propuesta de avanzada. Esta iniciativa busca integrar psicodélicos, tanto naturales como sintéticos, en el sistema de salud pública mexicano, destacando su potencial terapéutico y la importancia de preservar los saberes indígenas.
“Es una deuda histórica y justicia reconocer estas medicinas ancestrales, que han sido criminalizadas por décadas,” señaló Lagunes al detallar su iniciativa, que no solo pretende regular estas sustancias, sino también cambiar paradigmas en salud mental, conservación ambiental y políticas públicas.
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La propuesta de Lagunes emerge como respuesta a una crisis de salud mental en México. Según el Instituto Nacional de Psiquiatría, las afecciones como la depresión y el estrés postraumático han aumentado exponencialmente en los últimos años, con sistemas de atención completamente desbordados.
“Ya no hay suficientes especialistas para atender la demanda. Necesitamos alternativas que lleguen a la raíz del problema, no solo al síntoma”, afirmó la senadora.
En este contexto, los psicodélicos han mostrado resultados prometedores en estudios internacionales. Países como Canadá y Australia han regulado su uso terapéutico, mientras que en Estados Unidos algunos estados han despenalizado sustancias como los hongos psilocibes. Estas iniciativas se basan en investigaciones que respaldan su eficacia para tratar trastornos mentales severos.
Revisar un error histórico
El prohibicionismo que criminalizó a estas sustancias tiene raíces profundas. Lagunes explicó que en los años 70, en el marco de la Guerra Fría, Estados Unidos incluyó a los psicodélicos en las listas de sustancias altamente peligrosas, junto con drogas como la heroína.
“Fue un error histórico que nunca se corrigió. Estas sustancias no pertenecen ahí, y tenemos que reclasificarlas”, explicó.
La propuesta de Lagunes contempla dos acciones principales:
- Reclasificación de sustancias sintéticas, como la psilocibina, de la lista 1 (sustancias prohibidas) a la lista 3 (uso médico controlado), permitiendo su prescripción en terapias especializadas.
- Regulación de sustancias naturales, como los hongos psilocibes, en un nuevo capítulo de la Ley General de Salud, diferenciando su uso ceremonial indígena del uso terapéutico no indígena.
Esta diferenciación es clave para garantizar que los pueblos originarios mantengan el control de sus rituales y saberes, mientras que especialistas puedan acceder a estas herramientas en contextos terapéuticos.
Preservar ecosistemas y saberes ancestrales
Además de su impacto en la salud pública, la iniciativa aborda la conservación ambiental y cultural. México cuenta con una riqueza única en recursos naturales y conocimientos ancestrales, lo que lo coloca en una posición privilegiada frente a otros países.
“Debemos proteger los territorios donde se encuentran estas medicinas. El peyote, por ejemplo, está en peligro de extinción, y su consumo debe ser exclusivo de los pueblos originarios”, detalló Alejandra Lagunes.
La propuesta también busca evitar que las farmacéuticas monopolicen los recursos genéticos de estas sustancias. “Es crucial que cualquier beneficio económico derivado de estas medicinas sea compartido con las comunidades que las han cuidado por siglos,” enfatizó.
A nivel internacional, el interés por los psicodélicos está en auge. Instituciones científicas de renombre han demostrado su potencial para tratar trastornos mentales que antes eran considerados intratables. Sin embargo, México tiene un factor diferenciador que lo hace único en este panorama:
“El mundo está investigando la psilocibina en laboratorios, pero nosotros tenemos algo que ellos no tienen: las sustancias naturales, los saberes indígenas y nuestra biodiversidad”, destacó Lagunes.
Esta riqueza natural y cultural coloca a México como un posible líder global en innovación terapéutica, con un modelo que combina biomedicina y conocimientos ancestrales.
Un gobierno abierto al cambio
Lagunes destacó la apertura del nuevo gobierno mexicano hacia estos temas, lo que genera optimismo sobre la viabilidad de la iniciativa. La creación de la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (CONASAMA) y una dirección específica de medicina ancestral en la Secretaría de Salud son pasos que demuestran interés por resolver la crisis actual.
“Este gobierno ha manifestado su compromiso de poner a los pueblos originarios en el centro de las políticas públicas. Este es el momento para avanzar”, expresó Lagunes.
Asimismo, los cambios regulatorios en otros países y la posibilidad de una nueva legislación federal en Estados Unidos podrían acelerar el proceso en México.
La propuesta de Lagunes no solo busca resolver una crisis de salud mental, sino también sentar las bases para un sistema más inclusivo y sostenible. Esto implica reconocer el valor de los saberes indígenas y garantizar que las terapias con psicodélicos sean accesibles para todos.
“No podemos permitir que estas medicinas sean solo para quienes puedan pagar una sesión de miles de dólares. Deben estar en el sistema de salud pública”, enfatizó la senadora.
Con este enfoque, México no solo resolvería problemas internos, sino que también podría convertirse en un referente internacional de innovación en salud pública.
El desafío de un futuro diferente
Alejandra Lagunes concluyó con una visión esperanzadora: “Estamos en una nueva era. Las viejas estructuras están resquebrajándose, y necesitamos algo completamente diferente. Estoy convencida de que esto viene de estas sustancias que la naturaleza nos da, que además tienen un costo prácticamente nulo.”
La iniciativa representa una oportunidad única para transformar la salud mental en México, integrando tradición y modernidad en un modelo que podría inspirar a otros países. Ante una crisis global de salud mental, México tiene la capacidad de liderar el camino hacia una solución más humana e inclusiva.
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