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Lilly Téllez, ahora de derecha, ¿mañana?

by El Consejero
Lilly Téllez

Pese a que podría tener más perfiles de dónde escoger, el PAN sólo puede presumir de dos aspirantes reales: Santiago Creel, diputado federal, y Lilly Téllez, senadora. Dos perfiles muy diferentes, pero ambos en capacidad de alcanzar el primer requisito esbozado por el dirigente del partido, Marko Cortés, de reunir un millón de firmas que los respalden.

Santiago Creel tiene una trayectoria de más de 30 años en prácticamente todos los ámbitos: político, servicio público, legislativo, académico, iniciativa privada. Una carrera con tropiezos, como perder la candidatura presidencial del PAN frente a Felipe Calderón en 2005, o la jefatura de Gobierno del DF en 2000 ante López Obrador. Sin embargo, se trata del cuadro panista con más experiencia, capacidad de diálogo y sin expedientes con que lo amaguen para intimidarlo o que lo hagan impresentable, como los que presenta el presidente en sus mañaneras y que le llegan a oficialía de partes.

En el caso de Lilly Téllez podría hablarse más que de una trayectoria, de un fenómeno. Por años conductora de noticiarios y programas de Tv Azteca, en 2018 llegó al Senado representando a Sonora por Morena, de ahí que sean por lo menos desafortunadas sus palabras contra Creel, diciendo que ella sí ganó una elección, mérito cuestionable, pues lo raro hubiera sido perder estando montada en la ola lopezobradorista, cumpliendo su función de jalar votos, como otros personajes populares postulados por Juntos Haremos Historia, como Cuauhtémoc Blanco en Morelos.

Dos años después renunció a Morena y se pasó a la bancada del PAN donde, con un discurso efectista, acusador y de choque, se ha ido posicionando como aspirante, hasta descubrirse ahora como representante de la “derecha moderna”, en un partido que la ha cobijado con el recelo propio hacia una advenediza al partido, y que habla mal ahora de su padrino político.

Con estos antecedentes, a nadie extrañará que cuando el PAN elija a su candidato, Lilly Téllez dé su siguiente salto, enarbolándose ecologista, naranja, priista y, por qué no, morenista reconciliada.

AMLO: persona non grata

Como si desde el principio ese hubiese sido su propósito, el presidente Andrés Manuel López Obrador se convirtió en persona non grata para Perú. El Congreso de esa nación sudamericana determinó darle a nuestro mandatario ese estatus, luego de que éste no se cansara, sin ningún decoro, de intervenir en las decisiones de un gobierno autónomo mostrando un desconocimiento absoluto de sus leyes. Asimismo, el Congreso pidió al gobierno cerrarle las puertas del país.

Hay que recordar que en diciembre pasado el presidente electo, Pedro Castillo, fue depuesto tras un intento de autogolpe de Estado al decretar arbitrariamente un gobierno de excepción, así como la disolución del Congreso que en ese momento discutía su permanencia en el poder tras ser acusado de peculado. La decisión de Castillo terminó por revertirse en su contra; acusado de violar la constitución, fue detenido y conducido a la prisión de Barbadillo, en las afueras de Lima, un centro penitenciario reservado a los mandatarios y hoy ocupado únicamente por él y por Alberto Fujimori.

Como un paréntesis, en Perú se presentó una situación muy similar a lo que ocurre hoy en Ecuador, con la salvedad de que la legislación de ese país sí le concede al presidente la facultad de disolver al Congreso frente al riesgo de ingobernabilidad, por lo que ninguna ley fue vulnerada.

Desde entonces Dina Boluarte gobierna al país, desde entonces la presidenta ha sido denostada desde México, señalada como usurpadora, porque nuestro presidente no está de acuerdo con los procedimientos constitucionales de esa nación y haciendo caso omiso a uno de los principios básicos que norman nuestra política exterior, nos referimos a la doctrina Estrada, ha utilizado la conferencia matutina para despotricar en contra de su gobierno; en el mundo civilizado la ley sigue siendo la ley y quien la viola debe cumplir con las penalizaciones que esta marca, esta es la última defensa contra las acciones arbitrarias de aspirantes a dictadores, de eso no tendríamos que olvidarnos.

El brete en el que el presidente está colocando de manera gratuita a nuestra nación podría ir a mayores en los próximos días de prosperar una demanda contra el Estado mexicano ante la Corte Internacional de Justicia de la Haya, por considerar que López Obrador incumple con sus “obligaciones jurídicas del acuerdo marco” de la Alianza del Pacífico al negarse a entregar a Perú la presidencia pro tempore de ese organismo con lo que afecta sus derechos y expectativas.

Como un niño que hubiera cometido una travesura, López Obrador se muestra orgulloso, sonríe y con epítetos similares a los que utiliza cada mañana para descalificar a sus opositores olvida que no son sus intereses los que tendría que defender sino los de toda una nación.

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