En el Congreso de la Ciudad de México se viven días de tensión. La Comisión para Administración y Procuración de Justicia todavía no ha emitido ni votado el dictamen para la ratificación de Ernestina Godoy como fiscal general de Justicia capitalina. Octavio Rivero, diputado por Morena que preside dicha Comisión, argumenta que requiere tiempo el análisis y elaboración del dictamen, considerando que la fecha límite es el 15 de diciembre.
El dictamen sólo requiere de una mayoría simple de la Comisión para pasar al pleno. El problema es que ahí se necesita mayoría calificada para su aprobación, es decir, 44 de los 66 legisladores locales, y Morena y sus aliados suman 39. Hay cinco votos que no encuentra cómo conseguirlos, pero que no pierde la esperanza en lograrlos.
Del lado de la oposición, el temor está en que la Comisión de Justicia agende repentinamente y apruebe el dictamen para enviarlo en fast track para su aprobación al pleno, esperando un escenario en el que la oposición no esté completa y la aritmética dé para la mayoría calificada. Por ello, la presidenta de la Mesa Directiva, Gabriela Salido (PAN), ha solicitado a la policía capitalina brinde seguridad perimetral al recinto legislativo, a efecto de garantizar el acceso a todos los diputados, no sea que lleguen grupos a bloquear el acceso.
Un imponderable es que algunos legisladores se ausenten con algún pretexto. Entre los panistas no se ve que suceda, pues sería alta traición teniendo a Santiago Taboada en la mira con las investigaciones de la fiscalía capitalina por el llamado Cártel Inmobiliario. El recelo se dirige a los ocho diputados priistas que, aunque Alejandro Moreno dice que los tiene amarrados… pues es Alito y todo puede suceder.
Ante el seguro rechazo de la terna para ministras que envió el presidente López Obrador, se especula que Ernestina Godoy vaya en la segunda terna, lo cual mejoraría el nivel respecto a la primera, pero no le garantiza que quede, dada la reticencia panista.
Por lo pronto, en el aquí y ahora, la operación está en Donceles. Si se logra la ratificación, será un triunfo doble de Morena, no sólo porque Ernestina Godoy se quede cuatro años más al frente de la fiscalía, sino porque también, quedará evidenciado el doble juego dentro de la alianza opositora, donde algo se habrá quebrado.
La megafarmacia de la Cuarta Transformación
La megalomanía parece haberse convertido en el sello de la Cuarta Transformación. Sumado ya al tristemente celebre rosario de obras faraónicas, que no han cumplido su propósito y que eso sí le han costado al país millones de dólares en sobrecostos, ahora se suma la megafarmacia (Centro Federal de Almacenamiento y Distribución de Insumos para la Salud, Cefedis), un almacén que, de acuerdo al jefe del Ejecutivo, habrá de resolver los problemas de desabasto de medicamentos, un lastre que no ha podido solucionar desde que asumió el cargo con consecuencias inconmensurables para la salud de millones de mexicanos.
De atenernos a las propias palabras del presidente Andrés Manuel López Obrador, la idea surgió de su cabeza el martes primero de agosto; al día siguiente durante su conferencia matutina haría públicos sus pensamientos: “Les voy a proponer a los del sector Salud que se tenga una especie de farmacia donde se cuente… Una especie de farmacia aquí en la CDMX, un almacén con todas, todas, todas las medicinas del mundo, en cantidades razonables para que cuando falte en un hospital, ahí, como un banco de reserva de medicamentos”.
El lunes ofreció ya algunos detalles luego de que se revelara en la prensa que este depósito se ubicaría en Huehuetoca, Estado de México, en lo que fuera un centro de distribución de las tiendas departamentales “Liverpool”. Para sorpresa de todos, el presidente aseguró que no se trata de un almacén sino dos o tres que equivalen a cinco zócalos techados, y a “ojo de buen cubero” estimó el costó en alrededor de dos mil millones de pesos que no dijo de donde habrán de salir pero que al final habremos de pagar los contribuyentes.
Si algo nos devolvió la Cuarta Transformación, y no es precisamente la fe, es la capacidad de asombro. Con cuánta facilidad se toman decisiones de miles de millones de pesos sin que se realicen estudios de factibilidad a profundidad ¿Qué le hace pensar al presidente que de pronto un Estado que ha mostrado una gran ineficiencia en materia de salud, y no sólo en lo que se refiere a medicamentos, va a encontrarse con la piedra filosofal? ¿Con quién está negociando la compra de cinco zócalos de productos médicos? Si es que milagrosamente apareció un proveedor distinto a los que ya había acudido anteriormente y que hicieron de sus anteriores programas un rotundo fracaso.
Para la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canifarma), la solución planteada por el gobierno federal no va a resolver el problema, habida cuenta de que no se vislumbra una planeación en la compra de medicamentos y menos aún de su distribución. El presidente parece ignorar que no se trata de almacenar ladrillos, sino que hablamos de perecederos, muchos de los cuales para conservarse requieren de temperaturas preestablecidas por los laboratorios de origen. Hoy mismo el Estado no cuenta con una cadena de distribución para hacer llegar los medicamentos no digamos ya a las zonas más apartadas del país, sino a las propias entidades.
Ciertamente es un año electoral, y en el ocaso de su gobierno suena lógico que el presidente pretenda lavar uno de los estigmas que dejará a su espalda. Pero el presupuesto sigue en ascenso y al final serán los más pobres quienes terminen pagando el costo de los fracasos.