Inició en Milwaukee, Wisconsin, una insólita Convención Republicana. Insólita porque ocurre menos de 48 horas después de que el candidato que habrá de ser investido sufre un atentado que, sin más, pudo haberle costado la vida.
A grandes rasgos la fiesta de los conservadores estadounidenses se extiende por cuatro días. El lunes inició con el registro de asistentes entre delegados, asesores y periodistas, hablamos de 50 mil personas que previamente fueron debidamente “fichadas” por el Secret Service para evitar sorpresas desagradables. El jueves concluirá el evento con la unción como candidato de Donald Trump quien, lejos de atemorizarse tras el atentado del sábado, pareció salir fortalecido. Entremedio habrá foros, espacios de discusión, conferencias, entre otras actividades, pero sobre todo un entorno para que la élite republicana se reúna en un encuentro que además de ser político es también social.
En un evento en el que todo está planeado de antemano sólo quedaba una incógnita que adquiría una profunda relevancia en las condiciones actuales: ¿quién sería el candidato a la vicepresidencia? Tras el atentado del sábado, sin caer en lo tétrico, queda abierta la posibilidad real de que Trump pueda ser atacado nuevamente y dependiendo de las consecuencias ser relevado; otro factor de peso es la avanzada edad del magnate.
Tras una larga deliberación, el elegido fue el senador de Ohio, J.D. Vance, un hombre de 39 años, que en algún momento fue critico de Trump pero que en 2021 recibió el apoyo del exmandatario para alcanzar una banca en el Congreso. Atrás quedaron el senador Tim Scott, el único senador negro republicano, y el gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum. Marco Rubio buscó hasta el último momento un recoveco para evitar caer en contradicción con la doceava enmienda que impide que los candidatos a la presidencia y la vicepresidencia de una misma lista radiquen en un mismo estado, al final quedó trunco su esfuerzo.
Pese a la parsimonia mostrada por los liderazgos tanto de demócratas como de republicanos, lo cierto es que los acontecimientos del sábado pusieron de cabeza a ambas campañas presidenciales, quienes deberán echar mano de sus estrategas más capaces para poder salir adelante. Ni duda cabe que la ventaja en estos momentos es para Donald Trump ya que, al tiempo de aparecer como una víctima, demostró carácter al no mostrarse amedrentado durante los primeros momentos tras el atentado.
Con un Biden colocado contra la pared tal vez los demócratas ahora si tendrían que valorar cambiar su candidato: no parece que con todo su poder el presidente desmemoriado pueda dar la batalla. Aún es momento, la convención demócrata se celebra en Chicago entre 19 y el 22 de agosto, sin embargo, el tiempo corre a favor de Donald Trump.
Inteligencia y coordinación, las 15 recomendaciones a García Harfuch
Este lunes, Eduardo Guerrero, Gerardo Rodríguez y Carlos Seoane, publicaron en sus respectivas colaboraciones periodísticas 15 recomendaciones a Omar García Harfuch, cinco cada uno.
Los consejos al futuro secretario de Seguridad son los siguientes: 1) Garantizar la neutralidad política del Centro Nacional de Inteligencia (CNI); 2) Vigilar las instituciones del Estado contra la infiltración del crimen organizado; 3) Lanzar el plan de seguridad en carreteras; 4) Priorizar Chiapas, varios estados están en situación crítica; 5) Retomar el trabajo con la sociedad civil; 6) Institucionalizar la coordinación de inteligencia y 7) Oficina de inteligencia mexicana en el exterior.
Así como: 8) Replantear la adscripción de la AIC en la FGR o en su caso fortalecerla para la investigación criminal; 9) Fortalecer la UIF; 10) Fortalecimiento de Guardia Nacional y mejoramiento de las capacidades de policías estatales; 11) Transparencia y honestidad en la información y estadísticas; 12) Colaboración con la iniciativa privada; 13) Establecer una relación cordial e institucional con los altos mandos militares; 14) colaboración y coordinación Interinstitucional en los tres niveles de gobierno y 15) fortalecer la presencia del CNI.
García Harfuch llegará a encabezar una secretaría sin dientes, prácticamente administrativa, con la Guardia Nacional a cargo de la Secretaría de la Defensa Nacional -sea de facto como lo es, o ya con reforma legal aprobada-; mientras que en CNI hay por lo menos dos inconvenientes: el primero, que el titular ha sido y seguramente será, de la confianza absoluta de la presidenta, no gente de Omar, entonces es probable que no cuente con un CNI a modo.
Como se puede apreciar, siete de las recomendaciones tienen que ver con inteligencia, particularmente contra el crimen organizado. Ahí está en segundo inconveniente: la información que se recaba por inteligencia criminal debe ser judicializable, lo contrario sólo sirve para la academia y, hasta ahora, en CNI no tiene facultades para ello.
Otro tema coincidente en las recomendaciones es la coordinación. Sin duda será fundamental la que establezca con fuerzas armadas y secretarías estatales, pero también será necesario tenerla con las fiscalías y procuradurías, empezando con la General de la República, y siguiendo con las estatales, a efecto de que ese trabajo de inteligencia pueda traducirse en carpetas de investigación para obtener órdenes de aprehensión y de cateos, vincular a proceso y lograr sentencias contra delincuentes.
Nuevamente el mismo problema: inteligencia criminal que no se puede judicializar, no sirve.
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