Faltándole un año y un mes para concluir su periodo como ministro, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea presentó su renuncia dando como motivo sumarse a la consolidación de la transformación de México, motivo que no suena a causa grave, como lo requiere la Constitución para que proceda pero que, al final de cuentas, será el presidente quien seguramente la aceptará y enviará al Senado.
A Zaldívar se le ha mencionado como relevo de Alejandro Gertz Manero en la Fiscalía General de la República (FGR), sin considerar dos obstáculos: el primero, que como ministro retirado no puede ocupar el cargo de fiscal General de la República en los dos años posteriores a la fecha de su retiro; y el segundo, que Alejandro Gertz no contempla dejar la Fiscalía hasta que concluya su periodo de nueve años en 2028.
Para resolver el tema legal, Zaldívar busca acelerar los tiempos con su renuncia y estar en posibilidad de ser elegible fiscal General a finales de 2025. En vía de mientras, en lo inmediato, se incorporará a la campaña de Claudia Sheinbaum, probablemente como asesor jurídico, por aquello de que a los de Morena no se les da mucho el respeto a la Constitución y a procedimientos legislativos, así como participando en el proyecto de reforma al Poder Judicial, donde se contempla la elección popular de los ministros.
En lo que llega la oportunidad de saltar a la Fiscalía General, y de ganar la Presidencia Sheinbaum, Zaldívar podrá esperar en la Consejería Jurídica o en la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF). En cuanto a la Suprema Corte, se espera que el equilibrio de poderes siga igual, pues López Obrador nominará a otro perfil incondicional como Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz, y sin riesgo a que le salgan independientes y sin deberle nada, como Margarita Ríos Farjat o Juan Luis González Alcántara… o como a la fecha se jacta el propio Arturo Zaldívar respecto a Felipe Calderón.
Donald Trump y el fenómeno del regreso
Para cualquier demócrata es difícil de entender que clase de encanto tiene Donald Trump que mantiene cautivos a sus seguidores, no importa que enfrente distintos juicios por violar abiertamente la ley, ya sea sustrayendo documentos oficiales de la Casa Blanca, contratando los servicios de una actriz porno y cargarlo a sus gastos de campaña o tratar de manipular la elección del 2020 a partir de testimonios falsos. Es la imagen del anti héroe, aquel que saca a relucir la parte más oscura del interior de la gente.
En el más reciente capítulo de una larga cadena, el magnate del otrora cabello rojo testificó ante un tribunal de Manhattan en un juicio civil por fraude. La fiscal general de Nueva York, Letitia James, señala a Trump, y a sus hijos Donald Jr. y Eric junto a sus empresas por sobrevalorar sus activos para obtener préstamos y seguros de los que se beneficiaron.
El fraude es tan diáfano que antes siquiera de iniciar el proceso, el juez del caso, Arthur Engoron, ya había dictaminado la responsabilidad de los acusados por lo que sólo le restaría determinar las condenas. En el peor de los casos el potentado tendría que pagar 250 millones de dólares junto con un exilio en materia de negocios que le impediría a él y a sus hijos, de manera permanente, dirigir empresas en Nueva York.
Como era de esperar, Trump se victimizó, acusó un complot político para dejarlo fuera de la elección, pero sí terminó por reconocer que había participado en la elaboración de sus estados financieros aunque responsabilizó a Allen Weisselberg, exinterventor de la Organización Trump y Allen Weisselberg, otrora director financiero, de los fallos.
En distintas ocasiones el juez Engoron, tuvo que pedir mesura a Trump quien lejos de darse cuenta que estaba en un juzgado, parecía encontrarse en el centro de un mitin político. Acusó de racista a la fiscal Letitia James, quien es de raza negra, y la señaló por pretender utilizar el caso para postularse como gobernadora.
Lo inexplicable, porque la legislación no lo prohíbe, es que aún siendo condenado en todos los juicios que enfrenta, Trump pudiera ser candidato a la presidencia y ganarla. No está claro si podría gobernar desde la cárcel aunque se da por descontado que su primer acción de gobierno sería autoindultarse.
Faltando un año para las elecciones, el diario The New York Times publicó el domingo una encuesta que seguramente puso de cabeza al equipo de campaña de Joe Biden quien ya va contra reloj. La encuesta en cuestión muestra que Trump adelanta al presidente en cinco de seis estados considerados bisagra (por lo divididos) y que suelen definir los resultados finales.
Trump iría adelante en Arizona, Georgia, Michigan, Nevada y Pensilvania; Biden sólo encabezaría Wisconsin y eso por apenas dos puntos porcentuales, un rango menor que el margen de error.