El primer semestre del año 2024 ha sido desafiante para las monedas latinoamericanas, influenciadas por un fortalecimiento del dólar a nivel global, las expectativas de un eventual recorte de tasas por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y la preferencia de los inversores por mercados considerados de menor riesgo.
Contexto general y factores clave
Las monedas latinoamericanas han sufrido una depreciación mayor que las divisas de países desarrollados, tal como lo indica el índice DXY.
Este fenómeno refleja un deterioro en la percepción de riesgo regional. Camilo Díaz, gerente de Estrategia de Itaú comisionista de bolsa, atribuye esta debilidad a factores regionales y a un rebalanceo de riesgos, destacando la volatilidad en México y las preocupaciones fiscales en Brasil.
De acuerdo con Bloomberg, la economista de Scotiabank Colpatria, Jackeline Piraján, comenta que el inicio del año fue relativamente tranquilo, caracterizado por baja volatilidad.
Durante este período, las estrategias de ‘carry trade’, que se benefician de diferenciales de tasas de interés, favorecieron a países como Colombia, Brasil y México. Sin embargo, esta estabilidad se desvaneció a medida que aumentaron las preocupaciones sobre la demora de la Fed en recortar las tasas de interés y los problemas fiscales en varios países de la región.
En particular, a finales de marzo y principios de abril, el peso mexicano alcanzó su nivel más fuerte desde 2015, mientras que el peso colombiano registró sus mejores niveles desde junio de 2022. No obstante, esta tendencia positiva se revirtió debido a las crecientes preocupaciones sobre las finanzas públicas y la incertidumbre política.
Impacto de las elecciones y factores políticos
El último tramo del primer semestre estuvo marcado por los resultados de las elecciones en México, donde la victoria de Claudia Sheinbaum generó una volatilidad significativa en el peso mexicano. Este impacto se extendió a otras monedas latinoamericanas.
Jackeline Piraján señala que las sorpresivas elecciones en México y la dominancia del partido de Gobierno en el Congreso generaron expectativas de cambios en leyes clave, afectando la percepción del mercado.
Alejandro Reyes, economista principal de BBVA Research, menciona que México había mantenido una estabilidad en su tipo de cambio durante dos años, funcionando como ancla cambiaria en la región. Sin embargo, los recientes movimientos políticos han alterado esta estabilidad, impactando automáticamente las expectativas del mercado.
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En Brasil, la mayor economía de Latinoamérica, el dólar comenzó a fortalecerse desde el primer trimestre, lo que llevó al Banco Central a intervenir para frenar la escalada. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha llamado a no especular con el precio del dólar, atribuyendo la subida a factores externos y no a sus declaraciones.
Brasil, que venía presentando un superávit en la balanza comercial y una cuenta corriente favorable, ha visto afectada su percepción debido a preocupaciones fiscales y el control del gasto.
Además de México y Brasil, otros países como Perú y Bolivia también han enfrentado incertidumbres políticas. En Perú, las investigaciones contra la presidenta Dina Boluarte en el caso Rolex han añadido ruido político, mientras que en Bolivia, el intento de golpe de Estado contra la administración de Luis Arce ha generado inestabilidad.
En Colombia, los factores externos han pesado más en la depreciación de su moneda. Camilo Díaz de Itaú comisionista de bolsa indica que la dinámica responde a un rebalanceo del riesgo en Latinoamérica, donde los inversionistas tienden a moverse en bloque.
Por otro lado, Scotiabank señala que, aunque el Ministerio de Hacienda colombiano muestra voluntad de cumplir con la regla fiscal, el bajo crecimiento y la alta carga de intereses de la deuda suponen desafíos significativos.
Perspectivas
El balance del primer semestre de 2024 ha sido negativo para las monedas latinoamericanas, con una pérdida generalizada frente al dólar. La combinación de factores externos, como el fortalecimiento del dólar y las expectativas sobre la Fed, junto con los desafíos internos y la incertidumbre política en varios países, ha contribuido a esta depreciación.
A medida que avanza el año, los mercados seguirán atentos a las decisiones de la Fed y a la evolución de las políticas fiscales y políticas en la región.
La capacidad de los gobiernos latinoamericanos para manejar sus economías y ofrecer estabilidad será crucial para influir en la percepción de riesgo y, en última instancia, en el comportamiento de sus monedas.
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