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¡Adiós, resiliencia! Antifrágil: el concepto que todo empresario y emprendedor debe de adoptar

Por: Aldo Mejía 20 agosto 2024
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¡Adiós, resiliencia! Antifrágil: el concepto que todo empresario y emprendedor debe de adoptar
FOTO: CORTESíA.

Nassim Taleb es reconocido por sus teorías del cisne negro y la incertidumbre

Por mucho tiempo, la resiliencia fue el estándar de oro en la gestión empresarial. Es decir, se presume el resistir el impacto de las adversidades y volver a la normalidad. Sin embargo, Nassim Taleb propone una idea revolucionaria: ser antifrágil. Mientras la resiliencia busca soportar el caos, quien es antifrágil prospera gracias a él. Taleb sugiere que en un mundo impredecible, ser antifrágil es superior a ser resiliente.

Nassim Nicholas Taleb, ensayista y académico conocido por sus trabajos sobre la incertidumbre, introdujo y desarrolló este concepto en su libro “Antifrágil: Las cosas que se benefician del desorden“, publicado en 2012.

Ahí explica que son antifrágiles los sistemas, organizaciones o entidades que no solo resisten el estrés, el caos y la incertidumbre, sino que también se benefician y mejoran con ellos. En otras palabras, lo antifrágil no solo es resistente sino que prospera y se fortalece en presencia de desafíos y perturbaciones.

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Además, el ensayista libanés distingue tres categorías:

  • Frágil: aquello que resulta dañado por el caos y el estrés (por ejemplo, un vaso de cristal).
  • Robusto: algo que resiste el caos pero no se mejora (por ejemplo, una roca).
  • Antifrágil: lo que mejora y se fortalece con el caos y el estrés (por ejemplo, ciertos sistemas biológicos o el propio cuerpo humano que se fortalece mediante el ejercicio).

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Antifrágil vs. resiliencia: ¿cuál es la diferencia?

La resiliencia es la capacidad de recuperarse después de un golpe. Una persona o empresa resiliente soporta el estrés, pero no necesariamente mejora. Taleb describe la resiliencia como neutral: no se gana ni se pierde. “Lo resiliente resiste los golpes y sigue igual”, afirma. Por otro lado, lo antifrágil se beneficia del caos y se fortalece con cada golpe.

La diferencia clave es que la resiliencia se enfoca en volver al estado anterior, mientras que un sistema antifrágil busca mejorar. La antifragilidad no solo sobrevive a la incertidumbre; crece gracias a ella. Como explica Taleb, “lo antifrágil se vuelve más fuerte cuando se enfrenta a eventos imprevistos”. En lugar de temer la inestabilidad, lo antifrágil la abraza como una fuente de crecimiento.

¿Por qué ser antifrágil es mejor para empresarios y emprendedores?

En un entorno empresarial lleno de incertidumbre, ser simplemente resiliente puede no ser suficiente. La resiliencia ayuda a las empresas a sobrevivir las crisis, pero no a prosperar. En cambio, la antifragilidad permite a los empresarios convertir desafíos en oportunidades de crecimiento. Taleb argumenta que las empresas que son antifrágiles no solo soportan las crisis, sino que salen más fuertes de ellas.

Taleb señala que la antifragilidad fomenta la innovación. Las empresas antifrágiles no evitan el riesgo, lo buscan de manera controlada. Cada desafío es una oportunidad para mejorar. “Lo antifrágil gana de los choques”, escribió Nassim. Al adoptar la antifragilidad, los empresarios pueden aprender de sus errores, adaptarse rápidamente y crecer en un entorno volátil.

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Cómo adoptar la antifragilidad en tu negocio

Primero, acepta el cambio como una constante. Las empresas antifrágiles no solo sobreviven al cambio, lo utilizan para evolucionar. Taleb sugiere que debes estar dispuesto a experimentar y a aprender de tus fracasos. “El error es información”, afirma. Cada error es una lección que te hace más fuerte y más capaz de enfrentar futuros desafíos.

Segundo, diversifica tus riesgos. Taleb recomienda no poner todos los recursos en una sola estrategia. En lugar de depender de un solo modelo de negocio, diversifica tus operaciones. “La diversificación es la forma más efectiva de reducir la fragilidad”, explica Taleb. Si una parte del negocio falla, otra podría prosperar, equilibrando así el riesgo.

Finalmente, fomenta una cultura de aprendizaje continuo. Las empresas antifrágiles ven cada crisis como una oportunidad para aprender y mejorar. Taleb enfatiza que la clave está en aprender rápidamente de los errores y adaptarse. “Lo antifrágil crece y mejora bajo el estrés”, señala. Adoptar esta mentalidad te permitirá enfrentar la incertidumbre con confianza y salir fortalecido.

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