Únete a nuestro canalLázaro y la atención del nombre
Ser Jefe de Oficina de la Presidencia es, junto con el secretario de Gobernación, de los puestos cuyo poder depende más de quién lo ostente […]
Ser Jefe de Oficina de la Presidencia es, junto con el secretario de Gobernación, de los puestos cuyo poder depende más de quién lo ostente y, sobre todo, el que le delegue su superior, que de las facultades que le confiere la ley. En todos los casos la discreción ha predominado, pero no ha sido lo mismo Córdoba Montoya con Salinas, que el efímero Alfonso Romo con AMLO. Toca el turno de Lázaro Cárdenas Batel al frente de esa área, el que más experiencia política ha tenido de todos los que han llegado ahí.
La renuncia de Lázaro de la coordinación de asesores de la Presidencia en 2023 se dio semanas despúes de que López Obrador consideró a Cuauhtémoc Cárdenas adversario político al encontrar su nombre dentro del “Méxicolectivo” y llamó a definirse si está con el pueblo o con la oligarquía. El ingeniero se deslindó del grupo, pero Lázaro se fue como secretario permanente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), un cargo honorario y sin oficinas. Sin embargo, desde candidata y ahora como presidenta electa, Sheinbaum siempre hizo evidente que mantenía una estrecha relación la familia Cárdenas.
Hay dos cargos a los que se ha candidateado a Cárdenas Batel: presidente de la República y director general de Pemex. La primera posibilidad se ha diluido junto con el PRD, pero sobre todo el desinterés de Lázaro de seguir los pasos de sus ascendientes.
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En cuanto a Petróleos Mexicanos, es algo similar. Lázaro Cárdenas ha sido mencionado para dirigir la paraestatal desde hace más de 10 años, como si ponerlo al frente de la dizque empresa productiva del Estado fuera un aval familiar a la política petrolera en turno, garantía de que el petróleo seguirá siendo de los mexicanos o, ya para estos tiempos, que la designación del nieto de quien expropió la industria petrolera fuera a ser suficiente para rescatar a Pemex de los problemas que le aquejan y que se agravan.. o lo contrario, prueba de que no tiene solución pues ni él pudo salvarla. Por otra parte, probablemente causaría la misma suspicacia que llegue a dirigir la petrolera un etnohistoriador que, por ejemplo, un ingeniero agrónomo.
En ambos casos, Lázaro Cárdenas Batel ha evitado sacar provecho político del nombre del abuelo más allá de la gubernatura de Michoacán, periodo recordado por la violencia en el estado que fue el motivo de la guerra contra el narco de Felipe Calderón. Probablemente a raíz de esa experiencia es que Lázaro ha sido consciente de sus capacidades, limitaciones pero, sobre todo, de sus circunstancias. Buena cualidad para quien lleve la antesala al despacho presidencial.
El neoporfirismo ferroviario
Si algo obsesionó a lo largo del sexenio a Andrés Manuel López Obrador fue el regreso de los trenes de pasajeros, paradójicamente el rescate de la obra cumbre de Porfirio Díaz, uno de los mexicanos más denostados por el mandatario.
De esta manera por encima de cualquier razonamiento y sin tener un proyecto ejecutivo debidamente sustentado se dio a la tarea de construir el llamado Tren Maya, una infraestructura monumental de mil 846 kilómetros que atraviesa por cinco estados de la República: Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, con un costo que, de acuerdo al Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), habría rondado el medio billón de pesos (el triple de lo presupuestado) y que dejó a su paso un tsunami de daños ambientales incuantificables. De entrada, se habla de la pérdida de 7 millones de árboles, muchos de ellos de maderas preciosas así como daños a los sistemas kársticos que le dan sustento a los miles de cenotes que se encuentran en la península de Yucatán.
El martes, la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, anunció que el segundo piso de la Cuarta Transformación irá también en la misma dirección; ya se encuentran en estudio las tres rutas que piensa gestionar durante su mandato. La primera de ellas, correría de la Ciudad de México a Guadalajara, pasando por Querétaro; la segunda, también partiría de la capital pero con destino a Nuevo Laredo, con estaciones en San Luis Potosí y Monterrey. La tercera, y la que consumiría más recursos, de llevarse a cabo, replicaría la ruta de la Ciudad de México al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, solo que con nuevas vías convirtiéndolo así en un tren confinado de alta velocidad. Miles de kilómetros de vías férreas que, para no variar, estarían en manos de los ingenieros militares en colaboración con algunos “selectos” particulares en un periodo de ejecución estimado en cinco años.
De acuerdo a la visión AMLO-Sheinbaum, los trenes son económicos, menos contaminantes, más seguros y la opción más viable para favorecer la movilización; sin embargo la experiencia europea y estadounidense nos muestran que terminan siendo más caros con una rentabilidad muy baja. Exceptuando algunos tramos como el Cancún-Tulum-Cancún, será el caso del tren maya que difícilmente llegará a ser sostenible financiera y socialmente.
En esta efervescencia desatada por el transporte ferroviario poco se ha hablado del tema de la seguridad y no precisamente de las deficiencias en la ingeniería o la elección de los vagones, nos referimos a las redes delincuenciales que seguramente podrían encontrar un jugoso botín entre los pasajeros, hasta hoy las fuerzas federales han resultado insuficientes para resguardar a los trenes de carga que transportan mercancías en el centro de la República, las empresas ferroviarias registraron un alza de 26% en la incidencia de robos, 2 mil 855 incidentes.
Curioso que el presidente durante su conferencia de esa mañana señalara al “machismo” de sus adversarios, quienes “piensan que la presidenta es susceptible a la manipulación”, para minutos después, adelantándose al mensaje de Sheinbaum, adelantará algunos detalles y señalara que a él ya le había presentado el anteproyecto ¡Bendita independencia!
