Claves para detectar si tu emprendimiento dejó de ser rentable
Una de las cosas más difíciles es aceptar que tu emprendimiento ya no es rentable, y que llegó el momento de cerrar definitivamente.
Todos los negocios y emprendimientos tienen sus altas y bajas, sin embargo, existen señales que indican cuando este deja de ser rentable.
Si bien, una de las decisiones más difíciles que puedes llegar a enfrentar como emprendedora es cerrar tu negocio de manera definitiva, porque si algo resulta difícil, es aceptar el fracaso y renunciar a tus sueños; pero a veces, esto puede ahorrarte muchos dolores de cabeza y sobre todo, dinero.
Pero ¿cómo puedes saber si tu emprendimiento enfrenta un problema del cual no puede recuperarse?
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A continuación te compartimos algunas señales que te ayudarán a identificar si llegó el momento de retirarte del negocio.
1. No ganas dinero
Si tu negocio dejó de generar ganancias o estas no son suficientes para cubrir los gastos básicos como el pago de renta, servicios o los sueldos de tus colaboradores, o si has tenido que poner de tu propio dinero o pedir préstamos a familiares o amigos para seguir operando, es probable que haya llegado el momento de decirle adiós a tu emprendimiento.
Seguramente piensas que solicitar un crédito sea una opción a tus problemas, sin embargo, debes tomar en cuenta que ese dinero eventualmente se agotará y la deuda aumentará.
Por difícil que te resulte aceptar la situación, la incapacidad de generar ganancias constantes es una señal de alerta.
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2. No logras tu objetivo
Todas las emprendedoras inician un negocio con un propósito claro, pero si después del tiempo que te estableciste como meta te das cuenta de que no has conseguido lo que esperabas, quizás valga la pena replantearse nuevamente los objetivos a corto plazo, tomando en consideración si cuentas con los recursos para lograrlo.
Si tu emprendimiento no ha tenido el crecimiento esperado, tal vez debes considerar seriamente tu posición.
3. No estás a la altura de tus competidores
Aunque cueste trabajo aceptarlo, es una realidad que, por diversos factores, por más que te esfuerces no logras que tus productos o servicios estén a la altura de los que ofrece tu competencia.
En momentos como estos, es mejor admitir la derrota que intentar permanecer en el mercado invirtiendo tus recursos en algo que ya se ha perdido.
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4. No logras atraer nuevos clientes
Los clientes son una parte fundamental para cualquier emprendimiento, sin ellos simplemente no hay ventas y por consiguiente tampoco ganancias.
Por ello, es importante retener a estos clientes y asegurarse de que puedan generar ingresos constantes. Recuerda que se necesita mantener a los clientes a largo plazo para obtener las ganancias esperadas.
5. No cubres una necesidad del mercado
Una de las cosas más difíciles de admitir es que tu producto o servicio no es lo que la gente necesita. Si no puedes obtener las ganancias que necesitas y nadie parece estar hablando de tu producto, puede ser un punto considerable para tomar la decisión de cambiar de negocio.
6. Desgaste emocional
El fracaso comercial puede conducir al agotamiento mental y emocional; y en consecuencia, afectar a los seres queridos. Emocionalmente es difícil aceptar el fracaso, sobre todo cuando pones todo tu esfuerzo en algo y no obtienes los resultados que deseas, pero no por ello tienes que sacrificar tus relaciones personales.
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7. Perdiste el rumbo
Al comenzar tu emprendimiento, sin duda tenías sueños y metas por alcanzar, pero con el paso del tiempo es probable que hayas perdido la visión y el rumbo. Una de las cosas más dañinas para un negocio es olvidar por qué lo iniciaste, entonces, bien valdría la pena volver a replantearse los objetivos o de lo contrario desistir.
8. Te alivia la idea de cerrar
La mayoría de las veces, la idea de cerrar permanentemente el negocio puede ser lo peor del mundo para un emprendedor; no obstante, puede ser que al considerarlo e imaginarlo, tengas una sensación de alivio, si es así, sabrás que estás tomando la decisión correcta.
Finalmente, hacer realidad tu proyecto de emprendimiento puede ser gratificante y satisfactorio; pero también puede ser difícil cuando las cosas no salen bien. Un negocio debe ser desafiante, pero no al punto de tener que sacrificar tu salud y bienestar personal solo para mantenerlo con vida.
Es difícil dejar ir un negocio en el que pones tu corazón, alma y ganancias. Sin embargo, es importante reconocer las señales de que es hora de cerrar ese ciclo.