Pasó tres meses preparando un evento de negocios para sus clientes y aliados. La mezcla de estrés y emoción mantuvo a Alejandro concentrado en su trabajo y sacando cada pendiente para tener todo listo.
El evento fue un éxito, con miles de personas asistiendo al foro en vivo y en línea. Como emprendedor, Alejandro se sentía pleno y hasta eufórico.
Pero eso se desvaneció al día siguiente, cuando, una vez terminado el evento y alcanzado el éxito, sus días volvieron a la rutina cotidiana.
Comenzó a sentir un hueco en el estómago. Luego vinieron una mezcla de emociones: tristeza, aburrimiento y hasta culpa por sentir que no estaba alcanzando todo su potencial. Se sentía “desinflado” al no tener esa adrenalina que le produjo organizar el evento. Algo muy parecido a la depresión.
El ritmo acelerado de vida que tenemos en las ciudades nos lleva a estar en un constante estado de “urgencia” que nos hace perder de vista lo esencial: que como en la naturaleza, todo proceso conlleva sus fases e intentar controlar cada aspecto nos llevará a un desgaste físico y emocional.
Si realizas una pausa podrás darte cuenta de que muchas veces caemos en esta adicción a la urgencia, que es muy común en los líderes de equipos y en los emprendedores que constantemente buscan innovar y mejorar.
¿Sabías que a la biología de tu cuerpo le toma al menos tres semanas recuperarse de todos aquellos neurotransmisores que gastamos e invertimos en los procesos de alta demanda en el trabajo?
De ahí nace la relevancia en la creación de estrategias de bienestar integral.
Estado de Flow
Es muy común que cuando entramos a una temporada alta de trabajo tengamos que dedicar mucha energía a la planeación, estrategia y ejecución de los objetivos del próximo bimestre, trimestre o semestre.
Para alcanzar estos sprints ponemos la mente y los sentidos en los proyectos que nos llevarán a alcanzar estos objetivos: ya sea el lanzamiento de un producto, el desarrollo de un foro, la creación de un nuevo servicio o experiencia, etc.
Este estado donde estamos realizando algo que nos apasiona se conoce como Estado de Flow, que Mihaly Csikszentmihalyi define como “el flujo” o “la zona”, que es el estado mental operativo en el cual una persona está completamente inmersa en la actividad que ejecuta.
Se caracteriza por un sentimiento de enfocar la energía, de total implicación con la tarea y de éxito en la realización de la actividad.
Ciclo de recuperación
Cuando entramos en dicho proceso nos sentimos en acción, con enfoque, con adrenalina, con ese impulso majestuoso de hacedores y emprendedores. El ciclo al que nos lleva un reto o una meta está formado por varios momentos:
- Creamos y desarrollamos las metas
- Entramos en contacto con nuestro equipo
- Asignamos, definimos, desarrollamos
- Ejecutamos (High performance)
- Creamos cierres
- Revisamos e identificamos mejoras y reconocemos los logros
- ¿Qué sigue? ¡¡¡Me siento exhausto, vacío, aburrido, quiero más y no sé estar sin hacer nada, por lo que tampoco me permito recuperarme!!!
Cuando estamos en esa etapa de desarrollo de proyectos estamos viviendo en estado óptimo de FLOW. Nos percibimos, enfocados, felices, en confianza, pero hay que entender que estos son momentos y tareas específicas que realizamos y concluimos a veces de manera muy rápida.
“Si podemos aprender a aplicar el enfoque momento a momento, entonces veremos cómo se materializa en nuestros objetivos a largo plazo”, dice el cofundador de Headspace, Andy Puddicombe.
Esto nos puede llenar de felicidad y confianza, para luego regresar a nuestro día a día y volver casi que en un loop a la creación de algo nuevo a la siguiente temporada.
Existe una línea muy tenue que es muy fácil de traspasar y nos lleva a pensar que solo seremos altamente productivos si vivimos en este constante estado de acción, enfoque y adrenalina, sin permitirnos tomar un tiempo de recuperación.
Hoy te compartimos la ruta basada en el gráfico del FLOW, que explica muy bien cuál es ese ciclo y cómo identificarlo para ir paso a paso y no sentir el vacío cuando un proyecto termina,
sino más bien identificar ese vacío como un espacio para ti, donde puedes recuperarte, planear un siguiente proyecto, aprender algo nuevo y saber que este proceso es un ciclo.
Es en este espacio de vacío o de punto cero donde todo comienza, se renueva y nos permite entrar en contacto con nuestra creatividad y reflexión. Sin embargo, no nos permitimos crear esta PAUSA por miedo a sentir que “no estamos haciendo nada”, y queremos más y más.
Nuestro cuerpo segrega neurotransmisores para ejecutar y llevar a cabo ese proceso llamado FLOW. Sin embargo, la realidad es que no podemos vivir así las 24 horas, pues tiene costos muy altos que nos llevan a entrar en contacto con el BURNOUT, la quema emocional, el vacío o, de plano, abrimos la caja de pandora y nos orillamos y orillamos a nuestros equipos a un estado de alerta permanente.
A través de este gráfico podemos ubicar las zonas donde activamos aquellas habilidades en las que somos muy buenos y las ponemos a favor de enfrentar un reto que, al resolver, nos permite crecer y sentirnos significativos y valiosos en nuestro desarrollo y el de nuestra comunidad.
Superar los retos nos lleva a trascender aquella delgada línea donde muchas veces nos sentimos apáticos, aburridos, conformistas, deprimidos, tristes. Cuando esos SPRINT de urgencia y enfoque terminan debemos buscar ese espacio o círculo de recuperación, donde es igualmente importante tener objetivos y metas hacia el logro de nuestro bienestar.
Ciclo de recuperación
El ciclo de recuperación sirve para dar paso a un nuevo proceso creativo con metas diseñadas para las siguientes semanas o temporadas. Es muy necesario aprender sobre el estado de Flow, pero también sobre el estado de recuperación, ya que en ambos momentos se abren nuevas posibilidades y aprendizajes.
El cerebro sólo puede mantener el enfoque durante 20 minutos: necesita actualizarse y renovarse realizando una actividad distinta para regresar a otro periodo de enfoque y así sucesivamente.
Al no entender e implementar este ciclo de recuperación nos orillamos a la quema emocional, a las curitas que no solucionan nada y ocultan esa caja de pandora donde nos desbordamos, vamos en contra de esos límites sanos y de contención.
Aquí te comparto 5 pasos para identificar cuando es necesario encontrar tu propio ciclo de recuperación:
- Aprende a distinguir cuando estás aburrido y acabas de terminar un cierre de alguna temporada o proyecto.
- Cuando hayas identificado esta zona de ABURRIMIENTO pregúntate ¿qué más hay por mejorar dentro de tus procesos? Siempre hay algo y cuando nos volvemos curiosos, nos inspiramos.
- Si identificas que estás triste o estresado seguramente es porque no has conectado o creado un nuevo reto (puedes estar en estancamiento o bloqueo).
- No pierdas de vista que tienes un equipo para crear conectividad y saber en qué etapa se encuentran los demás.
- Identifica en qué parte del desarrollo de tus proyectos te percibes relajado, en confianza y confiando en tu gente, feliz, plena y enfocada, pues esa es tu zona de FLOW.
Recuerda: es necesario reconocer cuando sentimos aburrimiento, apatía o preocupación porque son indicadores de que estamos rumiando la vida, de que no estamos conectados o que tal vez es el momento de recuperar y renovar la energía para inspirarnos y pasar a la acción en el desarrollo de un nuevo proyecto.
¡No olvides que con tu energía recuperada podrás volver a disfrutar tus pasiones, habilidades y fortalezas ante un nuevo reto!
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