Puerto Rico no vota, pero sí
Artículo escrito por Rafael Lugo
Desde hace años, desde el 2018 para ser exactos, Puerto Rico enfrenta una crisis prolongada, particularmente de energía y de abastecimiento, luego de no haber podido recuperarse del impacto de varios huracanes (María e Irma) y de la poca ayuda que ha recibido de parte de Estados Unidos.
Puerto Rico fue adquirido por Estados Unidos en 1898 tras la Guerra Hispanoamericana. En lugar de convertirse en un estado, Puerto Rico fue designado como un territorio no incorporado, un estatus que implica que la Constitución de Estados Unidos se aplica de manera limitada. Esto significa que los puertorriqueños no tienen la misma representación que los ciudadanos de los estados en el gobierno federal, incluyendo el derecho a votar por el presidente.
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El debate sobre los derechos electorales de Puerto Rico es latente y basta cualquier buen pretexto para que tome fuerza y se vuelva a abrir la discusión sobre el status legal de la isla y de sus habitantes frente a una condición prácticamente de colonia sometida a los Estados Unidos.
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Sin embargo, la cultura y la presencia boricua en los Estados Unidos es por demás influyente, pues, en muchos casos, es la punta de lanza de las comunidades latinas locales. Pese al tamaño de su población insular 4.6 millones, prácticamente la misma que se encuentra en la unión americana.
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La isla de basura (tóxica)
Hace unos días, durante un acto de campaña del candidato republicano, un comediante, Tony Hinchcliffe, hizo el comentario de que Puerto Rico “es una isla de basura flotando en mitad del océano”, lo que provocó la ira de la comunidad hispana, no solo puertorriqueña, desatando una serie de comentarios en contra de Trump.
Pese a su tardío desmarque, Trump y su equipo recibieron un duro golpe a solo unos días de que sucedan las elecciones, mismas en las que no votarán los habitantes de la isla caribeña, pero sí lo harán los millones de hispanos y americanos de origen puertorriqueño que reciden en los Estados Unidos.
Gravísimo error trumpista que nuevamente los pone en desventaja y que fue aprovechado rápidamente por el equipo demócrata y su candidata. Ayer mismo, en uno de los estados fluctuantes, Pensylvania, algunos representantes hicieron fuertes declaraciones y llamaron a boicotear las elecciones en contra del ex presidente en una entidad donde más de 470.000 puertorriqueños viven y son clave que podría inclinar la balanza hacia el ganador de los 19 votos electorales.
Astuta, como siempre, Kamala Harris dedicó casi todo el domingo a hablar con la comunidad puertorriqueña en ese estado y presentar su proyecto para echar adelante la economía y la infraestructura de la isla.
En la recta final resalta la inteligencia frente a las ocurrencias.