Las amenazas de Trump
Ya pasada la resaca de la elección presidencial en la Unión Americana, los principales dirigentes mundiales están tratando de dilucidar cuáles de las decenas de […]
Ya pasada la resaca de la elección presidencial en la Unión Americana, los principales dirigentes mundiales están tratando de dilucidar cuáles de las decenas de amenazas esbozadas por Donald Trump durante su campaña podrán ser puestas en práctica ya frente a la realidad, tomado en cuenta que muchas de ellas podrían terminar en severos perjuicios para su propio país.
Es difícil olvidar aquellas declaraciones hechas en diciembre del año pasado a Fox News, donde aseguró que durante el primer día de su mandato cerraría la frontera y perforaría, perforaría y perforaría (haciendo referencia a la extracción de combustibles fósiles), para después dejar de ser un dictador.
“Promesas hechas, promesas cumplidas” dijo que sería su lema durante el discurso de la victoria, una visión torcida en donde cumplirá una labor mesiánica a favor de lo que entiende por “pueblo” estadounidense, aunque esto represente un riesgo para la estabilidad global.
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Se sobreentiende que México estará en el epicentro del ciclón Trump durante su primer día en la sala oval. Todavía como dictador, ordenará el cierre de la frontera con nuestro país, entendido como la negativa al paso de migrantes indocumentados y, en paralelo, anunciará la necesidad de un presupuesto para continuar la construcción del muro que dejó a medias. La llegada de Tom Homan como nuevo zar de la frontera, sí, el mismo que separó a niños de sus familias durante el primer mandato del magnate, no deja lugar a especulaciones: habrá deportaciones masivas las cuales, de acuerdo a los especialistas, significarán un reto logístico impresionante al tiempo que podría impactar a la economía del país. La población expulsada sería arrojada con toda seguridad a México.
La amenaza de imponer aranceles del 25% si nuestro país no pone fin a los flujos migratorios no sólo representaría el tiro de gracia para el T-MEC, sino que impactaría severamente a los industriales y consumidores estadounidenses quienes dependen de la manufactura mexicana además de arrastrar sanciones por parte de la Organización Mundial de Comercio.
Aunque no es un tema nuevo, Trump ya amagó con colocar en la lista de grupos terroristas a los cárteles mexicanos, lo cual pondría en una situación igual de complicada a pequeños vendedores y clientes (la ley señala a quienes estén involucrados de una u otra manera), podrían se deportados y sus activos embargados. Incluso fuerzas especiales podrían ingresar a nuestro territorio para su captura.
A nivel mundial es un hecho el regreso de los combustibles fósiles y la reducción de beneficios para aquellos que utilizan energías limpias, esa fue su política durante el primer periodo y no se le ve una razón para modificarlo.
Ucrania también habrá de padecer. De no resolverse la crisis, habrá de reducirse la ayuda de manera dramática. Se mantendrá firme en contra del aborto y, por supuesto, indultará a los cabecillas de la toma del Congreso el 6 de enero de 2021.
La ingenuidad del PAN
Jorge Romero Herrera se estrenó como presidente nacional del PAN con un ultimátum: “Vamos a ser una oposición que por una sola vez vamos a ofrecer diálogo a este gobierno. Va a ser por una sola vez porque claro que no somos ingenuos. Si este nuevo gobierno deja al PAN con la mano extendida para un diálogo, allá ellos”. Algo irreal viniendo de las condiciones actuales del blanquiazul como parte de una oposición minoritaria y que no se ve por dónde vayan a cambiar el rumbo, pues Romero es del mismo grupo de Marko Cortés, dirigente del partido en la peor derrota del PAN de los últimos 30 años, probablemente no por ingenuidad.
La respuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum fue mandarlo a la ventanilla de la Secretaría de Gobernación y recordar que Romero forma parte del llamado Cártel Inmobiliario. Romero se ha deslindado diciendo que no hay imputaciones en su contra en la fiscalía, lo cierto es que pertenece al mismo grupo político que ha mantenido bajo su control la entonces delegación, ahora alcaldía Benito Juárez, y que se han detenido a subalternos y familiares de esas administraciones. Puede que no haya pruebas, pero tampoco dudas, incluso dentro del partido.
Desde hace varios años, Acción Nacional entró en un proceso de descomposición, en el que la dirigencia en turno se dedica a administrar cuotas de poder locales, algunas por tradición conservadora como Guanajuato y Aguascalientes, otras clasemedieras como la alcaldía Benito Juárez, que se limitan a aferrarse a su status quo, lo que impide generar liderazgos nacionales, empezando porque ninguno quiere serlo. El mejor ejemplo fue el pasado proceso electoral donde, de entre cinco gobernadores panistas, dos de ellos salientes, ninguno aspiró realmente a ser candidato presidencial. Incluso el que se veía mejor calificado, Mauricio Vila, gobernador de Yucatán, perdió la entidad a favor de Morena aunque, eso sí, Vila está en su escaño de senador, como siempre, sin hacer olas.
En las entidades donde alguna vez fue fuerte, el PAN se ha desdibujado y no se ve por dónde se recupere. Es el caso de Baja California, Nuevo León, Jalisco, no se diga Puebla, y lo que se perfila sucederá en Yucatán y otras entidades donde vaya perdiendo, que ya sólo le quedan cuatro, que se ven cada vez más cerca de diluirse en el guinda morenista que les rodea.
Y a este escenario de decadencia del partido llega Romero Herrera a encabezarlo, con señalamientos de corrupción, con minoría en el Congreso, sin liderazgos, pero con muchas ganas de aferrarse a administrar lo que les queda. Sólo esperar que no tenga los niveles de impericia de su antecesor, sobre todo a lo hora de negociar.