El Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas no prevé que vaya a haber recesión en 2025 ni en 2026, pero sí identifica cuatro retos para la actual administración federal en este 2025: déficit, Pemex, revisión del T-MEC y el nearshoring, los cuales, en caso de no lograr administrarlos correctamente, podrían convertirse en un año turbulento para las finanzas, la economía y los negocios.
En cuanto al déficit, como otros especialistas, el IMEF ve muy optimistas las estimaciones del Paquete Económico 2025 en el tipo de cambio, la tasa de política monetaria, el crecimiento anual del PIB y del propio déficit fiscal. En el caso de Pemex, se trata de un problema que se ha arrastrado desde hace muchos sexenios, no se han tomado las decisiones para revertir su situación, por lo que la paraestatal está estresando las finanzas públicas.
Respecto al T-MEC, con el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, el IMEF espera, más que una revisión, una renegociación, generando una gran incertidumbre para el año 2025 y para el 2026 en la relación México-Estados Unidos, lo que provocará mayor freno en las inversiones en nuestro país.
En cuanto al nearshoring hay muchos pendientes de infraestructura, como aumentar la capacidad de energía limpia, inversión en líneas de transmisión y distribución de energía eléctrica; se requiere de agua; infraestructura carretera, portuaria, ferroviaria, digital y de telecomunicaciones; además de seguridad, certeza jurídica y educación, esta última enfocada a la nueva economía, a la economía de los intangibles, de los modelos disruptivos de negocios, del capital intelectual, de la era digital, de la inteligencia artificial.
Cabe señalar que, la inversión en infraestructura proyectada en el Paquete Económico 2025 será de 836 mil 600 millones de pesos, 2.7% (121 mil 500 millones de pesos) menos que en 2024, de los cuales 189 mil millones de pesos serán para diez proyectos prioritarios, principalmente en transporte por ferrocarril, lo que representa el 22.6% de la inversión física total. Asumismo, el 79% del presupuesto de esos proyectos prioritarios se dedicarán a trenes y sólo 10.5% a obras hidráulicas. Se trata de los ferrocarriles del Tren Maya, Interoceánico, México-Querétaro, AIFA-Pachuca, Saltillo-Nuevo Laredo, Querétaro-Irapuato, Tren Interurbano y Lechería-AIFA.
En 2025, la inversión física representará el 2.3% del PIB, contra el 2.7% de 2024, según el IMEF. De acuerdo al Colegio de Ingenieros Civiles de México, el monto recomendable para invertir en infraestructura -construcción y mantenimiento- es de 5% del PIB, casi el doble de lo programado. Sin embargo, el tema no es sólo qué porcentaje del PIB se destina, sino que se destine bien, que los proyectos cumplan una función social, se realicen dentro de los tiempos y presupuestos programados razonablemente.
Mercado laboral en movimiento
El mercado laboral mexicano no está estático; al contrario, está en plena ebullición. El 78% de los trabajadores tiene en mente buscar un nuevo empleo en 2025, lo que representa un aumento respecto al año pasado, de acuerdo a la encuesta anual de OCC, la bolsa de trabajo en línea. El dato puede interpretarse de dos maneras. Por un lado, muestra una voluntad de cambio de parte de los colaboradores pero, por otra parte, también refleja una insatisfacción con las condiciones actuales.
El sueldo competitivo sigue liderando como el factor más importante para aceptar un nuevo empleo, le siguen de cerca aspectos como el crecimiento profesional y el equilibrio entre la vida laboral y personal. No es casualidad, estamos hablando de una generación de trabajadores que ya no se conforma con la vieja promesa de estabilidad, sino que exige condiciones laborales más humanas y sostenibles.
Pero, ¿cómo responden las empresas a estas demandas? El sondeo también nos deja pistas preocupantes. Si bien un 37% de los encuestados mejoró su situación laboral este año, la misma proporción percibió que su situación no cambió, mientras que un 30% considera que empeoró. Entre los factores negativos, destacan el liderazgo deficiente y los ambientes laborales tóxicos, datos que no deberían ser una sorpresa, pero son un recordatorio incómodo: muchos empleadores aún no han logrado adaptarse a las nuevas expectativas de los colaboradores.
En este contexto, la salud mental emerge como un tema central. Mientras un 44% señala un impacto positivo de su empleo en su bienestar, un 24% reporta lo contrario. Esto pone sobre la mesa la urgencia de que las empresas deben crear entornos que prioricen la salud integral de sus equipos. No es sólo una cuestión de responsabilidad social, es una estrategia para mantener la competitividad en un mercado laboral que demanda condiciones más justas y equilibradas.
Además, resulta interesante el alto nivel de interés en la inteligencia artificial: el 81% de los trabajadores se siente preparado para aprovechar esta tecnología en 2025. Esto habla de una fuerza laboral que no solo busca mejores condiciones, sino que también está dispuesta a evolucionar y adaptarse a las nuevas exigencias del mercado. Sin embargo, esto también trae consigo un reto: ¿Se forma a los trabajadores en las habilidades correctas?
El reto es claro. Las empresas en México deben ir más allá de ofrecer salarios competitivos. La clave está en construir una oferta de valor integral que contemple el desarrollo profesional, la flexibilidad, la salud mental y un liderazgo sólido. De lo contrario, el éxodo de talento seguirá siendo una realidad y las compañías quedarán rezagadas en un mercado cada vez más dinámico.
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