Peso

Durante la presente administración pocas cosas han resultado tan útiles para medrar mediáticamente como la cotización del peso. Cuando el dólar se compra alto se afirma que esto se deba a los vaivenes de los mercados internacionales, la recesión e incluso la ruptura de la cadena de suministros. Por el contrario, cuando está barato, se resalta la fortaleza de la economía mexicana, la confianza de la inversión extranjera, en fin, que las cosas se están haciendo bien.

En ese tema el gobierno no le pierde, todo es siempre ganar, ganar, ganar.

Sin embargo, el jueves el peso fue la moneda del mundo que sufrió una mayor depreciación, y de acuerdo a analistas como Gabriela Siller Pagaza, directora de Análisis Económico del Grupo Financiero BASE, esto podría haber tenido su origen en la arenga lanzada desde Palacio Nacional para que nuestros connacionales en la Unión Americana no votaran por el partido Republicano en las próximas elecciones, en respuesta a diversas iniciativas propuestas por legisladores de esa organización política para declarar a los cárteles mexicanos como grupos terroristas.

El presidente no solo no consiguió su objetivo, ya que los involucrados se burlaron de las amenazas, paralelamente se prendieron las señales de alerta en los mercados internacionales que percibieron inmediatamente un deterioro en la relación con Estados Unidos. Pocas veces ha incidido el gobierno en el valor del peso y cuando lo hizo, aparentemente fue para mal.

Ciertamente se ha ideologizado el número de dólares que podemos comprar con nuestro peso, el presidente lo sabe y desde que empezó a gobernar lo ha presentado como un logro de su administración, aprovechando la percepción generada por gobiernos anteriores que dejaron como herencia una cauda de devaluaciones.

Mentalmente asociamos un dólar barato a una fortaleza de nuestra economía, sin embargo como todo, esto también es relativo ya que, al decir de los economistas, no es que nuestra moneda se haya apreciado, es la moneda estadounidense la que se ha depreciado y si sumamos a esto la recepción de remesas que este año podría romper nuevamente un record y llegar a 60 mil millones de dólares tenemos una moneda fuerte. Un enigma todavía porque sigue rompiendo cualquier proyección.

Si bien la cotización del dólar es importante para el grueso de la población, tendríamos que estar más preocupados por la inflación que no acaba de ceder, si hiciéramos el ejercicio de convertir lo que compramos en pesos a dólares, veríamos que hoy nos alcanza para mucho menos y esto pese a que el peso esta fuerte.

Por supuesto, hay sectores a quienes la cotización si afecta tanto a favor como en contra. Para los importadores esta claro que un dólar débil les permitirá adquirir sus productos a precios más bajos generándoles mayores ganancias una vez colocados en el mercado nacional, mientras que los exportadores recibirán menos pesos tras hacer la conversión de los dólares recibidos.

Yucatán limpia el sargazo

En esta temporada de sargazo en el Caribe mexicano, el gobierno del estado de Yucatán, a cargo del gobernador Mauricio Vila Dosal, a través de su Secretaría de Desarrollo Sustentable, que lleva Sayda Melina Rodríguez Gómez, ha apoyado al municipio de Progreso, para la limpieza de algas de sus playas con un tractor y una barredora de playa, mismos que fueron arrendados a LUMO Financiera del Centro.

Desde hace más de una década, el gasto en inversión de la administración pública de todos los niveles ha disminuido y se ha orientado a la contratación de arrendamientos o de servicios integrados que generan ahorros, transformándose radicalmente las compras de gobierno. Sofomes como LUMO Financiera del Centro facilitan la planificación del gasto público para cubrir con más y mejores servicios a la población.

La preocupación por el abasto de municiones

¿De qué sirve tener cien tanques o 50 bombarderos si no se tienen suficientes proyectiles para abastecerlos? La invasión rusa a Ucrania y simulaciones sobre una hipotética invasión china a Taiwán han puesto la atención de especialistas y estrategas militares en una vieja lección aprendida en la Guerra Fría, pero que ahora adquiere un nuevo significado: la importancia de las reservas de armas.

En el caso de la invasión rusa a su vecino, la tasa de gasto de municiones de Ucrania es muchas veces mayor a la tasa actual de producción de la OTAN, reconoció el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, estimando que el ejército ucraniano dispara hasta 10 mil proyectiles de artillería diariamente. De ahí que el presidente Volodímir Zelenski sea insistente en su demanda de recursos materiales a occidente. Es fundamental un abasto continuo de municiones, combustibles y repuestos a Ucrania.

De acuerdo a un estudio del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) con sede en Washington, con base a varias simulaciones sobre un conflicto entre China y Taiwán, se concluyó que Estados Unidos agotaría su inventario de misiles de precisión de largo alcance en la primera semana de conflicto.

La preocupación no sólo es por el almacenamiento de misiles inteligentes -cuya fabricación puede tomar hasta dos años cada unidad, con costos altísimos-, sino proyectiles de artillería, bombas y cohetes tradicionales, balas de armas cortas y largas. Se trata de contar con una industria armamentista capaz de abastecer suficientes municiones, armas, repuestos y material para reemplazar reservas agotadas, más todas las cadenas de suministro que ello implica.

Esto no es nuevo, pero es muy costoso. Durante la Guerra Fría, la competencia entre superpotencias implicó una carrera industrial que fue una de las causas del colapso de la Unión Soviética. Esta carrera es más compleja hoy, con las armas de última generación, que utilizan semiconductores, tecnología de punta y metales escasos. De ahí que los amagos de usar armas nucleares por parte de Rusia no deban tomarse como simples blofeos.

En casos extremos, como se vio en la Segunda Guerra Mundial con todos los países protagonistas, movilizaron sus industrias civiles de rubros muy diversos, hacia el abasto de sus ejércitos. Una vez derrotada la Alemania nazi, el costo de seguir con una guerra así con el Imperio japonés era muy alto para Estados Unidos… ya sabemos lo que pasó.

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