Presencia como estilo de vida
¿Qué tal redefinir el wellness desde una perspectiva más amplia y verdaderamente humana? Yo lo denominaría: presencia como estilo de vida.
Inhala, y deja que este momento sea la cosa más fascinante en este ahora. Exhala, y siéntete vivo. Que lo que quiera ser visto, -cualquier confusión, miedo, dolor, o incertidumbre-, sea experimentado, así, tal cual, sin juicio; y regresa al aquí. Sin querer correr al siguiente paso (postura)… Ábrete a lo que está disponible para ti en este presente. Permítele al cuerpo y a la mente encontrarse en el mismo tiempo-espacio, y danza con tu propia respiración. Esto es yoga, traducida en presencia.
Hoy en día se habla mucho de “quick fixes” y rutas cortas para sanar, para evolucionar, para estar mejor en un futuro cercano. Vivimos acelerados, buscando curas mágicas y resultados inmediatos que nos eviten la incomodidad de lo que, en una de esas, es el susurro de nuestro corazón, exigiéndonos vivir distinto, en pocas palabras, vivir más.
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Dentro de tan inmensa y colorida plétora de herramientas holísticas, a mi parecer, yoga viene a recordarnos que la existencia es ahora, que la práctica constante nos lleva a una versión distinta de nosotros, y, sobre todo, que la meta no es hacer la postura complicada o llegar a ser el más fuerte /flexible, es lograr ir más allá de toda expectativa para reconectar con aquello que nos hace sentirnos plenos: nuestra propia esencia.
En mi caso, el yoga me encontró dese muy joven y, en cierta manera, creció conmigo. ¿Qué fue lo que me ha mantenido en esta práctica más de 18 años? Una disciplina compasiva, diría yo. Disciplina como medicina que, a la vez, me regala libertad de ser-estar, y recalibrar.
Y, ¿para qué tantos años de práctica sin un fin específico? Si buscamos en internet los beneficios, hay numerosos efectos positivos respecto al yoga. Puedo decir que sí, claro que nos dará más elasticidad, mejor postura, relajación, energía, movilidad e incluso nos sacará de la zona de confort. Yendo un poco más allá de toda esta bonanza, en mi caso, yo practico por la única e inigualable sensación de: regresar a lo que es casa para mi corazón.
Yoga y wellness son prácticamente un binomio en estos tiempos. Es entendible, e incluso comprobable. Sin embargo, el tesoro, a veces desapercibido (con tanta comparación y adicción a postear todo), es la invitación a estar presentes. ¿Qué tal redefinir el wellness desde una perspectiva más amplia y verdaderamente humana? Yo lo denominaría: presencia como estilo de vida.
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En presencia, en el yoga mat. Es el compromiso amoroso con nosotros mismos, de abrirnos a la aceptación, y al autodescubrimiento. Ese es el verdadero reto de la práctica. Entretejiendo movimientos, respiraciones y el eje del presente, ahí es donde la medicina del yoga trabaja. Regresándonos a nuestra versión más humana, donde hay espacio para sudor, lágrimas, risas, miedos y calma. En presencia, cada postura, torsión, exhalación; abriendo el corazón hacia una versión más auténtica de nosotros. De pronto, lo mundano se vuelve sagrado, porque estamos conectados. Una firme decisión de volver a presentarnos aquí, en la práctica, incluso cuando el “fracaso” pareciera un riesgo. Cada respiración nos recuerda que siempre podemos intentarlo de nuevo.
Yoga, como sacudida, despertar, ruptura de cascarón, y la bella oportunidad de vivir con intención. Callar la mente, expandir el corazón. En presencia, dejar ir lo que no está bajo nuestro control. Pies descalzos, arraigados a la tierra y a este instante donde la única y más valiosa misión, es experimentarlo todo.
Presencia como estilo de vida para honrar la misma. OM.