Argentina: los absurdos de la democracia

Este lunes una de las notas que acaparó las primeras planas de los diarios internacionales, fue el triunfo en las elecciones primarias argentinas del candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, hasta no hace mucho congresista, economista y comentarista de televisión. Sorprende porque de entre todos los aspirantes parecía el menos fuerte, ya que más que una plataforma electoral seria ha manejado un rosario de “ocurrencias” muy similares a las que llevaron a la presidencia a Donald Trump en Estados Unidos y a Jair Bolsonaro en Brasil.

De llegar a la presidencia de Argentina, para lo cual todavía tendría que triunfar en las elecciones de octubre, o por lo menos alcanzar un segundo lugar para ir a una segunda vuelta en noviembre, Milei adoptaría el dólar estadounidense como moneda oficial del país para impedir que el Banco Central siguiera financiando al gobierno con pesos que no tienen sustento en la economía; después simple y sencillamente lo desaparecería. Paralelamente recortaría el gasto público amén de reducir los impuestos. Un populista más como otros tantos que ya tenemos en el continente que le endulza a la gente el oído sin importar que sus propuestas no tengan eco en la realidad existente.

De cualquier manera y por aquello de que no se vaya a materializar el fenómeno Milei, los mercados no ocultaron su inconformidad. El Banco Central de Argentina decretó una devaluación de 17.9%; e incremento 21 puntos base su tasa de referencia desde 97% hasta 118% anuales; la bolsa local que inició con una fuerte caída se fue recuperando a lo largo de la jornada para cerrar con una ganancia marginal.

Quienes apuesten a Milei se lo tendrán que pensar dos veces tras décadas de gobiernos que han sido denunciados no sólo por malos manejos sino también por ser pésimos administradores, situación que hoy tiene al país con una inflación por encima del 115%; con una pobreza que ya alcanza el 40% de la población (poco menos que en México) y sin una perspectiva clara de cómo habrá de liquidar los 44 mil millones de dólares que el país adeuda al Fondo Monetario Internacional.

Aquí en México nuestro presidente, que de todo sabe y de todo opina, tras un concienzudo análisis llegó a la conclusión de que “las inflaciones y la crisis económica le ayudan siempre a la derecha, al conservadurismo” para de esta manera explicar el “milagro” Milei, elogiar las redes sociales de nuestro país y porqué no exaltar, como hace todos los días, sus conferencias matutinas.

Aunque aún falta mucho por definir habrá que esperar el resultado de las elecciones presidenciales, porque si bien el ultra conservador Javier Milei sorpresivamente obtuvo el 30% de las preferencias, la coalición de centro derecha alcanzó un 28% y la coalición de centro izquierda, que gobernó 16 años en las últimas dos décadas, obtuvo 27%, por lo que es altamente probable que todo se defina en una segunda vuelta.

Conectando Oaxaca y Veracruz de 4 sólo 2 horas

Este fin de semana, Jorge Nuño Lara, secretario de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), supervisó los avances de tres obras en los estados de Oaxaca y Veracruz: la carretera Mitla-Tehuantepec II, la carretera Acayucan-La Ventosa y el Libramiento Sayula en los límites con Veracruz.

Los tres proyectos son parte fundamental de la infraestructura carretera del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), reduciendo tiempos y costos en el transporte entre Oaxaca y Veracruz, específicamente entre los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos. La conectividad entre Oaxaca Capital al Istmo, y de éste a Veracruz se reducirá de más de 4 horas a 2 horas, lo que será un detonante del comercio y turismo en la región, así como facilitar servicios de salud y educación a municipios vecinos.

Las tres obras representan una inversión conjunta de 38 mil millones de pesos. A ello se sumarán los diez polos industriales -seis en Oaxaca y cuatro en Veracruz- y, por supuesto, la modernización de la interconexión ferroviaria y de las instalaciones portuarias entre Salina Cruz y Coatzacoalcos.

Austeridad a fuerzas al Poder Judicial

El presidente Andrés Manuel López Obrador no ha dado tregua en su campaña contra el Poder Judicial Federal. Una amplia gama de fallos judiciales en contra de su persona, de políticas y reformas de su gobierno en todas las ramas del derecho (penal, administrativo, electoral, constitucional ni se diga), han llevado a que no sólo manifieste su disentimiento, sino su franca descalificación a jueces, magistrados y ministros.

Sus más recientes expresiones han sido contra un juez de Distrito en Materia Administrativa, por la violencia de género contra Xóchitl Gálvez, y contra el ministro Luis María Aguilar, por suspender la entrega de los libros de texto gratuitos en Chihuahua. Pero cada semana hay alguna autoridad judicial contra la que se arremete desde el Ejecutivo, si no es que contra todos los integrantes del Poder Judicial, sea por decisiones, señalamientos de corrupción, sueldos altos, o todo en su conjunto. Para la siguiente semana vienen más motivos de enojo en Palacio Nacional: se espera que la Segunda Sala de la Suprema Corte otorgue una suspensión al INAI para que reanude sus labores.

Esta visto que para el presidente y su partido lo legal, o siquiera los procedimientos legislativos, no son lo suyo, y prefieran resoluciones por consigna, pero no es algo que quieran reconocer. De ahí que nos enteremos que, por ejemplo, a decir del periodista Mario Maldonado, el primer mandatario haya pedido proceder penalmente contra los accionistas propietarios de Grupo México por incumplimiento en la obra del Tren Maya, y la Consejería Jurídica de Presidencia -esa que no recibe escritos legales cuando están de vacaciones-, vea cómo armar la denuncia para configurar el delito de peculado.

De esa intolerancia y frustración por el equilibrio de poderes, vino aquella propuesta presidencial de reforma al Poder Judicial de la que destaca la propuesta de elegir por votación popular a los ministros de la Suprema Corte, para lo que sin empacho AMLO ha exhortado a lograr la mayoría absoluta en el Congreso en los próximos comicios de 2024, algo que ya comienza a verse poco probable.

Por lo pronto y en lo que sí pueden controlar y seguro van a pegar, es en el dinero. El coordinador de diputados de Morena, Ignacio Mier, adelantó que para la aprobación del Presupuesto de Egresos para 2024, analizarán los “excesos” en el gasto del Poder Judicial, contemplando un recorte de hasta 25 mil millones de pesos en su presupuesto para el próximo año. Habrá de esperarse que sea muy amplio el criterio que apliquen los de Morena respecto a lo que consideren “excesos” y procedan con recortes draconianos para obligar a la austeridad republicana.