Bertha Alcalde, ¿diferencia entre elegida o impuesta? 

Rechazada la primera terna para la vacante de ministra de la Suprema Corte, el presidente López Obrador envió una segunda, donde el único cambio fue incluir a Eréndira Cruzvillegas Fuentes, jefa de unidad de Jurídica de la Secretaría de Cultura, en lugar de Estela Ríos González, consejera Jurídica de la Presidencia. Repitieron Bertha María Alcalde Luján y Lenia Batres Guadarrama.

Sin perder tempo en analizar el nuevo perfil, queda claro que el presidente quiere que la hermana de la secretaria de Gobernación sea ministra. En la pasada votación en el Senado, Alcalde Luján quedó a sólo siete votos de lograr la mayoría calificada, con 68 votos de Morena y aliados, muy arriba de los cinco votos que juntas sumaron Batres y Ríos.

Desde la reforma judicial de 1994, no se ha dado el escenario de que se rechace una segunda terna y el presidente designe directamente un ministro. La presión de la segunda terna es para la oposición en el Senado, la cual no corre el riesgo de rechazar la última terna y dejar que el presidente designe a quien quiera. Es así como en este sexenio han logrado la mayoría calificada candidatos propuestos por el primer mandatario en ternas: Juan Luis González Alcántara, 114 votos; Yasmín Esquivel, 95; Margarita Ríos Farjat, 94 y Loretta Ortiz, 92.

La incógnita está en ver quiénes en la oposición están dispuestos a hacerle el favor al presidente de aprobar a Bertha Alcalde Luján, o dejarle que cargue la responsabilidad de imponerla, porque difícilmente López Obrador designará a otra que no sea ella en caso de rechazarse la segunda terna. 

No extrañará que algunos cedan alegando que no dejarían que AMLO ponga a quien quiera, como si en las ternas hubiera habido de dónde escoger. La realidad es que hay senadores priistas muy cercanos a los ministros de la 4T, como el coordinador de la bancada, Manuel Añorve, cuya hija trabaja en la ponencia de Yasmín Esquivel. Ya veremos en la votación… y en las ponencias.

La COP 48, una nueva oportunidad para la retórica

Como ocurre cada año, plagada de buenas intenciones, pero con muy pocos afanes para alcanzar compromisos serios que se vean reflejados entre todos aquellos que habitamos el planeta, dio inició en Dubai la 48 edición de la Cumbre de las Partes (COP 48), el evento anual que realiza la Organización de las Naciones Unidas para analizar los efectos del cambio climático y discutir propuestas para neutralizar sus daños.

La buena noticia es que, como pocas veces ocurre, se cristalizó un proyecto planteado en la cumbre anterior. Ahora los países más afectados por la destrucción provocada por el calentamiento global, usualmente los menos avanzados, contarán con un fondo para resarcir los daños y pérdidas. La mala es que el fondo inicial es ridículamente austero y pasará mucho tiempo antes de que alcance para costear los nefastos efectos provocados año con año. 

De entrada, la mayor parte del financiamiento correrá por parte de la Unión Europea que ya comprometió 246 millones de dólares; Emiratos Árabes Unidos ya dijo que está dispuesta a cooperar con otros 100 millones, mientras que Estados Unidos, uno de los países que más contaminan apenas si ofreció 17.5 millones.

Si algo caracteriza a la Cumbre de las Partes, es que frente a la falta de acuerdos vinculantes se llenan los silencios con palabras huecas en una feria de lugares comunes. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterrez, por ejemplo, se centró en que el cambio climático es una enfermedad que solo los líderes mundiales pueden curar, y como si hubiera hecho una revelación remató: “no es demasiado tarde”. El presidente de Brasil, Inacio “Lula” da Silva, habló de proteger a la humanidad y con doctas palabras nos recordó que “no hay dos mundos”. Demostrando que había leído las declaraciones finales de las reuniones previas, el rey Carlos III de Reino Unido volvió a expresar por enésima vez la esperanza de que este encuentro (ahora sí) sea el punto de inflexión hacia una acción transformadora. La delegación mexicana lleva representantes de siete dependencias federales, aunque tendrá muy poco de que presumir tras la devastación medio ambiental que provocó la construcción del tren maya y la construcción de la nueva refinería.

La generación de electricidad es una de las mayores preocupaciones para paliar los daños provocados por los combustibles fósiles por lo que se plantea a la energía atómica como una alternativa ya que no produce gases de efecto invernadero, claro, a cambio genera deshechos nucleares y un pánico inmenso entre las grandes potencias de que países como Irán desarrollen tecnología militar con fines no pacíficos.

La realidad es que al final los avances y compromisos serán magros, la economía seguirá prevaleciendo sobre los daños al planeta: este año quedará registrado como el más cálido de la historia; seguiremos siendo testigos del nacimiento de huracanes que alcanzan velocidades vertiginosas, como Otis que recientemente devastó el puerto de Acapulco; y las enfermedades como la malaria y el paludismo se tornarán más letales, por su ascenso a altitudes en donde sus habitantes no cuentan con las naturales defensas biológicas para enfrentarlas.

El verdadero apocalipsis se empezará a vivir cuando el calentamiento global supere los 1.5 grados, entonces “vendrán el llanto y la desesperación”.