El patrimonio de los Peña Nahle

Con todo y el espaldarazo de Claudia Sheinbaum, cada día que pasa parece que se cae el sueño de Rocío Nahle de convertirse en la primera gobernadora de Veracruz. La zacatecana lucía confiada de que se había hecho una reforma a modo en la constitución estatal para que pudiera ser candidata sin haber nacido en el estado; de contar con el apoyo del presidente López Obrador a pesar de dejar incumplido el compromiso de dejar funcionando la refinería de Dos Bocas y de aprovechar en su momento el cargo como secretaria de Energía para promoverse en el estado.

Al parecer a Nahle la campaña le parecía mero trámite y daba por hecho su llegada a Palacio de Gobierno de Xalapa, porque desde el inicio, con los abucheos en la conferencia de prensa en uno de los cafés de La Parroquia, muestras de repudio que se han repetido en todo el estado -sin duda la oposición haciendo su trabajo-, y, sobre todo, las propiedades, junto con su esposo José Luis Peña y Peña.

La candidata acumula acusaciones de enriquecimiento inexplicable basadas en propiedades en Boca del Río -otra Casa Blanca, no la de la Gaviota-, Coatzacoalcos y Villahermosa, así como un departamento frente a Central Park en Nueva York, que no se sabe si es de su propiedad o rentado, pero que es usado por la familia Peña Nahle.

Morena y Nahle ven detrás de las acusaciones a su adversario José Yunes, y a Miguel Ángel, su primo y exgobernador, lo cual suena lógico y hasta obvio, y argumenta la exsecretaria que las acusaciones son falsas y la difaman, lo que está en veremos, porque la difamación daña la reputación de alguien, sea cierto o no lo que se dice de ella. Lo que llama la atención es que Nahle y su equipo no vieran venir la rudeza de la campaña, tratándose de que tendría en frente a los Yunes, prianistas curtidos en la operación electoral, quienes no tuvieron que rascar mucho para sacar a luz lo que se venía advirtiendo desde que Nahleestaba al frente de la Sener y coordinando la construcción de la refinería.

Ahora, la zacatecana está en riesgo de quedarse sin la gubernatura que tanto anheló y en la que ha estado trabajando por años, mismo tiempo en que al parecer se dedicó ella y su esposo a incrementar su patrimonio, que es el que ahora los tiene contra la pared.

Un nuevo movimiento estudiantil de grandes proporciones pudiera estar gestándose en la Unión Americana. La violencia desatada por las autoridades israelíes tras el ataque terrorista perpetrado en octubre pasado por el grupo extremista Hamas, que llevó al ejército israelí a arrasar indiscriminadamente a la población de la Franja de Gaza, encendió una mecha de indignación entre el alumnado que amenaza con paralizar los centros educativos.

Los disturbios dieron inicio la semana pasada en la Universidad de Columbia en Nueva York, y se saldó con el arresto de más de cien jóvenes luego que estos exigieran que el centro educativo se desvinculara de Israel y en protesta empezaran a acampar en los jardines de la institución. La respuesta de la directora Nemat “Minouche” Shafik fue contundente: llamar a la policía para que desalojara a los “rijosos”, argumentando que infringían las políticas y normas de la universidad.

Pero Columbia no es la única universidad en donde el enojo está a flor de piel. Otros centros como el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT); la Universidad de Texas en Austin; así como las Universidades de Michigan y California en Berkeley se han expresado alrededor de los abusos cometidos en Gaza. En la Universidad del Sur de California incluso cancelaron la ceremonia de graduación el 10 de mayo frente a la posibilidad de nuevas protestas. El miércoles pasado 93 estudiantes fueron detenidos en ese centro educativo.

Los inconformes argumentan la hipocresía que envuelve a las universidades en donde se inculca a los estudiantes una ideología sobre derechos humanos; justicia social; libre expresión, contra el genocidio y el imperialismo; mismas que no respetan sus directivos al practicar medidas coercitivas y represoras. Paralelamente señalan que con una “doble moral” estas recolectan fondos provenientes de empresas transnacionales que no son congruentes con los valores que las rigen.

El problema es que, en paralelo a los manifestantes, están surgiendo grupos antisemitas que buscan radicalizar el movimiento. Del otro lado también comienzan a pulular células antiislamitas lo cual podría empezar a engendrar brotes de violencia.

Por demás interesante es que hasta a hora los estudiantes de las universidades han actuado de manera autónoma, bastaría un chispazo para que se conjuntaran creando un movimiento que muy bien pudiera ser nacional.

Estando a meses de las elecciones, el presidente Joe Biden, que busca la reelección, se encuentra en una situación muy comprometida. Por una parte, mantiene el tradicional apoyo de Estados Unidos a los gobiernos judíos, pero por otro, frente a su caída en las encuestas, requiere urgentemente del oxigeno que le podría proporcionar el voto juvenil.

Las aguas se están saliendo de su cause y mientras en la Franja de Gaza, 2 millones de palestinos (en cuenta regresiva) se debaten entre la vida y la muerte, la comunidad internacional no atina que hacer para aplicar un torniquete a tanta sangre.