Pese a todos los premios recibidos y los récords de ventas alcanzados, con toda seguridad Taylor Swift dista mucho de ser la mejor cantante o compositora que haya engendrado la Unión Americana, contra eso, sin duda, es hoy la celebridad más reconocida en el mundo entero, un fenómeno no solo comercial sino cultural que va dejando huella a su paso.
Con una fortuna estimada en más de mil 100 millones de dólares, la artista de 34 años de edad está considerada como la quinta mujer más rica del globo, literalmente una máquina de hacer dinero de una manera rápida y efectiva, con un manejo de sus relaciones publicas muy particular ya que se mantiene alejada de la prensa y excepcionalmente llega a dar una entrevista, tan distante y a la vez tan cercana a la gente como las antiguas estrellas de Hollywood.
Los ingresos generados por Swift el año pasado, tuvieron un fuerte impacto en la economía estadounidense. De acuerdo a la Reserva Federal, la oleada de turistas que viajaron para presenciar la gira “Eras Tour” habrían propiciado una derrama total, entre entradas, hoteles y outfits entre otros que habrían superado los 5 mil millones de dólares, niveles nunca antes vistos.
En política también su influencia empieza a crecer, lo que preocupa particularmente al partido republicano quien ve que su aspirante favorito, Donald Trump, podría terminar siendo derrotado no por los demócratas sino por los millones de swifties (como se hacen llamar los seguidores de la compositora) que a una señal se unirían al unísono para votar hacia donde apuntara el dedo la cantante. En su edición de esta semana, la revista Newsweek validó esta posibilidad. En una encuesta patrocinada por este medio, el 18% de los entrevistados se mostró proclive a votar por un candidato respaldado por Swift (el 45% se declaró fan) y si nos atenemos a la historia, este apoyo volvería a ser para el actual presidente Joe Biden.
Este domingo se celebrará en Las Vegas, Nevada, el evento deportivo más importante en la Estados Unidos, el Superbowl y, aunque parezca mentira, los ojos no están puestos en los equipos que habrán de diputar tan ansiado galardón, sino en el hecho de si Taylor Swift alcanzará a llegar al partido para ver a su novio, Travis Kelce, que milita en los Jefes de Kansas City, luego de dar un concierto en Japón. Más aún, las casas de apuestas ya le pusieron número a la probabilidad de que durante el evento, el jugador le proponga matrimonio a la cuatro veces ganadora del Grammy al mejor álbum. Codere y Caliente también ya lo están ofertando. Por cierto Kansas City Chiefs y la NFL aumentaron su valor de marca el año pasado en 331.5 millones de dólares, gracias a la rubia.
Si en estos tiempos nos dijeran que existe el rey Midas, seguramente se llamaría Taylor Swift, porque esta mujer es más que una cantante o una compositora, es un fenómeno que Universidades como Harvard ya estudian tratando de encontrarle una explicación lógica.
¿Estados Unidos compra más a México?
Con la novedad de que, por primera vez en 20 años, México fue el primer exportador de productos a Estados Unidos en lugar de China, de acuerdo a datos del vecino del norte referidos por el New York Times. Destacan tres factores: una baja general de importaciones, un aumento ligero en exportaciones estadounidenses y, notoriamente, la caída del comercio con China.
Y no es que EEUU haya comprado más a nuestro país como algunos lo interpretan. Mientras que las exportaciones de México a Estados Unidos se mantuvieron en montos similares a 2022, con 475 mil millones de dólares, las de China cayeron 20%. Un factor de origen que se refiere es la pandemia de covid-19. Durante el confinamiento, hubo un incremento en la compra de productos fabricados en China (computadoras, juguetes, aparatos de ejercicio, ropa cómoda), pero también hubo el congestionamiento de puertos y la dificultad para recuperar el ritmo del tráfico comercial, sobre todo el marítimo.
A las dificultades logísticas se sumaron las tensiones entre Estados Unidos y China, por lo que las empresas estadounidenses compraron menos, optaron por otros mercados para comprar productos que antes adquirían del gigante asiático o relocalizar a sus proveedores en países más cercanos, menos riesgosos y más amigables, e incluso, retornarlos a la Unión Americana, el famoso nearshoring.
Otro dato positivo es que la Inversión Extranjera Directa (IED) a México aumentó 21% el año pasado, mientras que en otros países en desarrollo cayó un 9%, de acuerdo a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, citada por el NYT. Una tendencia que es factible mantener este año.