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La ruta crítica de AMLO -Primera parte-

por El Consejero
AMLO compartió los logros y promesas eje de su sexenio.

En los últimos días del 2023 tuvieron lugar una serie de reuniones en Palacio nacional para delinear el plan maestro de los próximos meses. El presidente, fiel a su costumbre, no se mostró receptivo, sino incisivo… hasta amenazante.

Algunos resultados comienzan a salir a la luz de manera estratégica, también. Hacia fuera mantendrán el discurso del cambio que ha representado la 4T, de que se ha acabado con la corrupción y que se ha invertido en obras que harán muy bien al país. 

Este año, dijo el presidente, manejó el presupuesto con tres prioridades:

Uno, mantener e incrementar el gasto en los programas de bienestar o desarrollo social, llámense adultos mayores, jóvenes construyendo el futuro o sembrando vida, todos ellos clientelares y con una visión electorera. Así como garantizar los servicios de salud, la atención médica, el suministro de medicinas y el funcionamiento de la “megafarmacia”.

El presupuesto para que no queden inconclusas sus obras -aunque no sean todas de este sexenio – son: el tren maya, puesta en marcha del proyecto del hub del Istmo, la producción de la refinería de Dos Bocas, el tren de Toluca – CDMX, el tren de Buenavista al aeropuerto Felipe Ángeles y el metrobús de Chalco a Santa Martha, entre otros.

Y finalmente, otro tema dirigido al voto de los burócratas, “basificar” a maestros y médicos, mejorando la situación salarial de quienes trabajan al servicio del estado.

Hacia dentro, por otro lado, la cosa es mucho más sencilla… se trata de ganar a como dé lugar las próximas elecciones, salvándolo –a él y a su familia- del escrutinio público y gubernamental.

Sin embargo, para que eso suceda, el seguimiento de la ruta crítica tiene que ser exacto y meticuloso. Mes a mes, semana a semana y hasta día a día, las acciones del gobierno deben ser realizadas y monitoreadas para que no haya sobresaltos, cosa que parece demasiado sofisticada y riesgosa, no solo para este gobierno, sino para cualquiera.

En enero, comenzar una suerte de chantaje de la despedida, asegurando que tiene que terminar sus compromisos y después retirarse para siempre. Inaugurar el tramo Cancún – Tulúm, a finales de mes. Al término de la etapa de precampañas dirigido aparentemente a militancia partidista, Movimiento Ciudadano daría a conocer un candidato emanado de la sociedad civil, sin oportunidad de ganar, pero dirigido a quitar votos a la candidata del Frente Amplio, ahora llamado “Coalición Fuerza y Corazón”.

Para febrero, al registrarse los tres candidatos presidenciales comienza la carrera de especulaciones, acusaciones y encuestas. Los nuevos datos vislumbran una contienda mucho más cerrada de lo que se había venido diciendo. El presidente desestima esos datos e incurre repetidamente en violaciones a la Ley Electoral. Mucho humo alrededor de los ataques entre candidatos.

Hacia finales de mes tendría que ser inaugurado el último tramo del Tren Maya, entre Tulum y Escárcega.

Al finalizar el primer tercio del año, en marzo, comienzan las campañas electorales por la presidencia de la República. Expedientes antiguos y acusaciones sin fundamento inundan el panorama nacional. En la Ciudad de México y los otros ocho estados se desata la fiebre de las elecciones, magnífica distracción para que la administración pública reciba también el banderazo para entregar libros blancos, actas de entrega – recepción y todo aquello que no incrimine a la familia presidencial, ni a sus allegados-.

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