Los escenarios de los créditos hipotecarios
Los últimos dos años han sido complicados para el sector hipotecario en Latinoamérica, con caídas en la colocación de créditos y baja producción de la […]
Los últimos dos años han sido complicados para el sector hipotecario en Latinoamérica, con caídas en la colocación de créditos y baja producción de la vivienda. Entre las complejidades económicas de cada país, altas tasas de interés y presiones inflacionarias.
Tan sólo en México, 2023 ha sido el peor año en financiamiento para adquirir vivienda en los últimos 10 años, con apenas 7446 mil 539 créditos según datos del Sistema Nacional de Información e Indicadores de Vivienda (SNIIV) de la SEDATU. Es decir, ni siquiera en 2019 y 2020 con la pandemia de covid en su apogeo, el financiamiento fue tan bajo como el año pasado.
De acuerdo al Informe de Situación Inmobiliaria de BBVA México, de enero a noviembre de 2023, las instituciones financieras otorgaron 432.8 mil millones de pesos. Sin embargo, el banco estima que las expectativas para este año son moderadamente buenas con un incremento en la demanda de vivienda y, por ende, de los créditos.
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Para intercambiar experiencias y soluciones innovadoras en los mercados hipotecario e inmobiliario, así como tener un contexto sobre dónde están parados, este jueves arranca el Summit Cibergestión 2024 en el Hotel Hilton de Santa Fe, organizado por Cibergestión, el brazo operador del crédito hipotecario en América Latina, con 17 años trabajando con los principales bancos de la región y que dirige para LATAM, José Ángel Borbolla.
El encuentro contará con la presencia de expertos de Colombia, Chile, España, México, Perú y Portugal; así como los participantes en el sector: banca, sofomes, fondos de inversión, desarrolladores; notarios, unidades de valuación, brokers y comercializadores, entre otros.
Un foro fundamental para quienes todos los que están en el financiamiento a la vivienda de Latinoamérica.
México y Ecuador ¿Pero que necesidad?
¿A quien le sirve el diferendo entre Ecuador y México? Evidentemente a ninguna de las dos naciones, no así a sus mandatarios, Andrés Manuel López Obrador y Daniel Novoa, quienes han estado echando leña al fuego en lo que parece más bien una estrategia de marketing político muy peligroso en el que está en juego la relación entre países amigos.
Si algo tienen en común ambos jefes de Estado es que el tiempo en sus mandatos se les acaba, López Obrador esta cerrando su periodo como jefe del Ejecutivo, le quedan cinco meses, para demostrar que su Cuarta Transformación era efectivamente la fuente de la eterna juventud que nos vendió, un paraíso terrenal con una amplia reducción de la línea de pobreza; un sistema de salud mejor que el de Dinamarca; un lugar en donde se derrotaría a la delincuencia con abrazos; con autosuficiencia de combustibles. Además, le queda poco espacio para arrancar de la mente de muchos la duda sembrada por el periodista estadounidense, Tim Golden, respecto a los cuestionamientos de que su campaña podría haber sido parcialmente auspiciada con dineros del crimen organizado y, en otro ámbito, que sus hijos estarían involucrados en una red de tráfico de influencias.
Muy poco tiempo, de ahí la necesidad de desviar la atención a otros temas y justamente este le vino “como anillo al dedo” a López Obrador, la más que torpe decisión de un junior, émulo de Nayib Bukele, a quien se le hizo fácil saltarse toda la legislación internacional para hacer valer, paradójicamente, una de las máximas del presidente mexicano: la lucha contra la corrupción, al irrumpir en la embajada de nuestro país para detener al exvicepresidente Jorge Glas, otrora brazo derecho de Rafael Correa, juzgado ya por varios delitos y que pretendía evadir la acción de la justicia pidiendo asilo político a México.
Pero la lucha contra la corrupción que ofrece Novoa no es tan distinta de la planteada por nuestro país, un slogan para atraer votantes. Mientras le quedan 11 meses en la presidencia, aún puede optar por la reelección previo a un referendo que tendrá lugar dentro de diez días en donde se definirá, entre otros puntos, la participación de las fuerzas armadas en la lucha contra la delincuencia organizada.
Debido a su inexperiencia, es imposible saber si Noboa aquilató debidamente las consecuencias de sus acciones en la búsqueda de cohesionar a los ecuatorianos en torno a una causa común que le diera una bandera en su lucha por ser reelecto para un nuevo mandato. López Obrador, con más cancha, consiguió, no sin esforzarse, obtener la condena internacional no sólo por parte de los países de la región, Estados Unidos, la Unión Europea y organismos como la Organización de Estados Americanos, aislando al gobierno de Novoa.
Pecados y pecadores en este diferendo hay muchos, sin embargo, más allá de la injustificable decisión de Novoa, quien actuó como un cavernícola, no se puede dejar de mencionar que días antes López Obrador desde su conferencia, y en violación a la sagrada autodeterminación de los pueblos que tanto defiende, cuestionó la elección en Ecuador que llevo a Novoa al poder.
Más allá de las acciones de sus dirigentes, la relación entre los pueblos permanecerá. La lucha entre los mandatarios seguirá en ascenso por lo menos hasta octubre que termina el mandato del presidente mexicano ¿pero qué necesidad?