El 59% de las madres o quienes planean serlo en un futuro cercano considera que su rol de madre impacta o impactará de manera positiva en su desarrollo profesional; 23% dijo que no tiene o tendrá ningún tipo de impacto y 18% señaló que lo hará de manera negativa, de acuerdo a una encuesta con motivo del Día de las Madres de OCC, la bolsa de trabajo en línea líder en México.
Hasta ahí el resultado parece positivo. Sin embargo, 36% de las actuales o futuras madres aseguró que percibe riesgo de sufrir estrés laboral por conciliar el trabajo con la maternidad y un 33% mencionó la falta de apoyo en las organizaciones para las madres. Por el contrario, entre las ventajas que identificaron destacan gozar de permisos por maternidad (25%) y el respaldo de compañeros y superiores para la atención de temas de maternidad (16%).
Por otra parte, cuatro de cada 10 mujeres dijeron que no tienen hijos ni planean tenerlos en un futuro cercano. De ellas, el 51% aseguró que su situación o decisión en torno a la maternidad no tiene que ver con su trabajo o carrera profesional; 12% señaló que se afectarían sus ingresos; 7% no podría conciliar la maternidad con el trabajo; un 3% dijo que en su rubro no hay oportunidades para las madres; un 2% indicó que teme sufrir discriminación laboral; un significativo 22% prefirió no contestar y 3% mencionó otro tipo de razones.
Independientemente del género o si eran madres o no, se les pidió a los entrevistados que enlistaran 5 factores clave para que las madres o quienes desean serlo en un futuro próximo, puedan desempeñarse con éxito en el ámbito laboral. 71% planteó flexibilidad de horarios; 53% trabajo remoto o híbrido; 34% mayor disponibilidad a cuidado infantil accesible; 28% salario emocional y 26% licencias de maternidad y paternidad más extensas.
La reserva: una forma más de opacidad
Esta claro que la opacidad ha sido una de las marcas de la casa durante el presente sexenio. Al presidente le molesta tener que entregar cuentas aunque, paradójicamente, califica a su conferencia matutina como un espacio de “comunicación circular” en donde él cumple el “sagrado” deber de informar a la ciudadanía.
Esta visión ha permeado no sólo en el poder Ejecutivo y en el Legislativo dominado por su partido, sino que se ha extendido a los distintos gobiernos en los que Morena tiene la mano a la hora de dar respuestas, respuestas que por supuesto nunca llegan, porque antes se recurre a mecanismos “legaloides” que buscan, como ya es costumbre, sacarle la vuelta a la ley.
Lo anterior viene a cuento luego de que el gobierno de la Ciudad de México reservara por tres años los resultados del estudio que se realizó al agua contaminada en la alcaldía Benito Juárez, mismos que se pudieran extender hasta cinco porque, de acuerdo a al Sistema de Aguas de la Ciudad (Sacmex), dar a conocerlos podría vulnerar la investigación. Determinación hasta cierto punto ridícula porque durante la crisis los propios vecinos de la otrora delegación se dieron a la tarea de tomar sus propias muestras en previsión de que las autoridades, que no mienten, no roban y no traicionan, los sorprendieran con conclusiones apócrifas.
Si algo tiene el movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador es que siempre nos tiene escondida una “sorpresa”; de golpe nos llegan otros casos en donde el uso de la reserva o “clasificación” de documentos ha sido utilizada de manera arbitraria con el único fin de no rendir cuentas a una ciudadanía que constitucionalmente tiene derecho a saber no sólo en que gasta los recursos el Estado, sino qué está ocurriendo con los temas que marcan su vida llamémosle salud, educación o cualquier otra política pública vigente. Cómo olvidar el llamado “decretazo” con el que el presidente pretendió blindar uno de sus proyectos faraónicos entiéndase el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) del escrutinio público al declararlos de seguridad nacional, lo que le permitía seguir talando y gastando sin tener que rendirle cuentas a nadie, dos años después la Suprema Corte de Justicia de la Nación decretó su invalidez, pero esa ya es otra historia.
Otros proyectos también se han amparado en la reserva, tal es el caso del megafraude a Segalmex, o la determinación de ocultar por cinco años la información de las asambleas (para muchos celebrada en la isla de la fantasía) para elaborar los nuevos planes de estudio y los libros de texto.
De sobra es conocido que al presidente no le gusta el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso ala Información y Protección de Datos Personales (INAI), y no le gusta por una razón muy simple, es el intermediario a través del cual los ciudadanos le demandan al Ejecutivo transparentar la información de su gobierno. De acuerdo al INAI, hasta el segundo semestre del año pasado tenía registrados 370 expedientes clasificados como reservados por parte de la Auditoria Superior de la Federación; 393 en la Cámara de Diputados; 253 en el Senado de la República; 27 de la presidencia de la República, pero la campeona sin duda alguna es la Secretaría de Energía con 6 mil 34. La Secretaría de la Defensa tiene 671 y la de Marina 206.
Para el presidente los órganos de control interno y la Función Pública serían suficientes para cumplir la función trascendental que hoy realiza el INAI, ¡qué casualidad!, ¡ambos dependientes del Ejecutivo¡ Sería como darle al ladrón las llaves de la casa o poner al lobo a cuidar a las ovejas.