Más allá de los yerros cometidos por la empresa de Elon Musk que provocó risas y troleos, incluído el del primer mandatario, Joe Biden, el lanzamiento de Ron DeSantis como aspirante a la candidatura republicana para la presidencia de los Estados Unidos dejó muy poco a la imaginación y develó una propuesta que en muy poco difiere a los planteamientos hechos por Donald Trump hace poco más seis años.
De cualquier modo tan solo la posibilidad de que DeSantis llegara a ocupar la presidencia, de la que todavía es considerada la nación más poderosa del mundo, es una muy mala noticia para México. De entrada, el también gobernador de Florida empezó señalando que la frontera es un desastre y, si nos atenemos a que su postura anti inmigrante ha sido uno de los temas que lo han catapultado a la posición que hoy ocupa, tendríamos que estar preparados para la andanada de ataques que se avecinan desde el norte. Pero hay más de una razón para preocuparse, para no ir muy lejos el miércoles mismo, durante su discurso de presentación, llamó a cerrar la frontera con nuestro país como una forma de combatir la epidemía del fentanilo y frenar a los cárteles que la introducen a la Unión Americana.
En México, siempre atento a cualquier tema que ayude a desviar la atención de los asuntos realmente relevantes, como la inseguridad, los sobrecostos en cada una de sus obras “emblemáticas”, o el mega fraude en Segalmex, el presidente Andrés Manuel López Obrador salió muy envalentonado (claro siempre desde la seguridad de Palacio Nacional) a responder a los comentarios del ahora precandidato presidencial. El mandatario que se lamenta cotidianamente por la injerencia de Estados Unidos en los asuntos de nuestro país, citando la biblia, hizo un llamado a los hispanos de Florida a no darle ni un voto y, sin ninguna prueba concreta, se aventuró a sembrar la hipotesis de que “en una de esas el fentanilo está llegando por Florida”. Y como si se tratara de una serie de televisión de esas que tienen muchas temporadas, adelantó que se mantendrá “informando, informando, informando”, lo que indica que de aquí al próximo año ya aseguró un cliente que le dará, sin lugar a dudas, material suficiente para poner la atención lo más lejos que se pueda de los asuntos álgidos de su gobierno.
La gran paradoja es que de llegar al poder el gobierno de DeSantis no será contemporáneo del de López Obrador, ya que mientras el primero asumiría el cargo en enero del 2025, AMLO estaría entregando el poder a su sucesor el primero de octubre del año venidero, luego entonces estaría apostando con dinero ajeno, ya que las consecuencias de su confrontación quedarían de herencia para su remplazo, cualesquiera que fuera su filiación política.
Aún falta mucho camino por recorrer. Aunque se da por hecho que Donald Trump buscará la nominación republicana de nueva cuenta, es una realidad que aún no ha oficializado sus aspiraciones. No es difícil anticipar una batalla a muerte en donde las criticas a Biden giren alrededor de su debilidad frente México, quien seguramente habrá de ocupar un papel central como “punching bag” en las primarias republicanas.
¿Otra inauguración de Dos Bocas?
El 1 de julio de 2022, el presidente Andrés Manuel López Obrador justificó la inauguración de la refinería Olmeca en Dos Bocas, Tabasco, con algunas instalaciones terminadas y el inicio de pruebas. A pesar de que los especialistas dijeron que este periodo de pruebas duraría un año en el mejor de los casos, la secretaria de Energía, Rocío Nahle, dijo que se empezaría a producir gasolina en seis meses, o sea, diciembre de 2022. Ya acercándose el plazo, AMLO anunció que sería en julio de 2023 cuando Dos Bocas comience a refinar.
Aunque Rocío Nahle asegura que Dos Bocas estará produciendo en julio próximo, en el propio Pemex tienen conocimiento que no es factible el arranque de la refinería en ese plazo, según ha trascendido la conclusión de una auditoría interna de la petrolera, al encontrar que no hay avances en áreas claves para la operación, como que aún no se terminan las plantas combinada y de coquización, sumado a varios riesgos identificados cuyo origen está en que es lo que pasa cuando se hace algo por capricho y ocurrencia, el sello de la 4T.
Mientras tanto, no pasa semana sin que Rocío Nahle se deje ver en Veracruz con cualquier pretexto, desde entregas de fertilizantes hasta partidos de basquetbol, así como desayunos y comidas con todos los que “ya se ven” con la futura gobernadora zacatecana de Veracruz.
Sea como sea, llegará julio y probablemente veremos una segunda inauguración de Dos Bocas – algún avance tendrá la refinería para presumir-, un juego de palabras para decir que sí se cumplió el compromiso del presidente y la secretaria de Energía y tal vez algún bidón de gasolina que le ordeñen a una camioneta como prueba de que la refinería sí refina.
Después de ello, en algún momento antes de terminar el año, Rocío Nahle se irá a buscar la gubernatura de Veracruz, porque lo contrario sería poner en evidencia no sólo su falta de palabra, sino también un fracaso del presidente en una de sus obras emblemáticas, y eso no puede pasar.
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