Para poder adaptarse y responder a los desafíos y oportunidades que se presentan en el entorno actual, las empresas necesitan un cambio que les permita contar con una cultura organizacional que fomente la flexibilidad, la adaptabilidad y la velocidad.
La cultura organizacional influye en la capacidad de una empresa para ser competitiva en el mercado. Una cultura sólida y bien definida puede ayudar a establecer valores compartidos, objetivos claros y una visión unificada que será importante para el crecimiento de la compañía.
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De acuerdo con Juan Kasuga, director de Creditaria, empresa enfocada en la asesoría y gestión de créditos hipotecarios y PyME, una cultura organizacional sólida puede promover la ética empresarial, la responsabilidad social y el compromiso con el desarrollo sostenible.
Asimismo, señaló que la verdadera responsabilidad social de cualquier empresa debe iniciar desde el cuidado de su recurso más importante que es su gente y su entorno.
“Creo que de la forma en que la empresa priorice un ambiente laboral apropiado, positivo y justo al interior, reflejará el compromiso verdadero que tiene con la sociedad”.
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Por otro lado, la cultura organizacional juega un papel crucial a largo plazo, ya que al establecer normas y prácticas éticas dentro de la corporación, podrá ayudar a prevenir comportamientos irresponsables, o fraudulentos que puedan afectar la reputación de la empresa o incluso socavar su sostenibilidad financiera.
De igual manera, la cultura organizacional favorece la colaboración entre los empleados, mejora la comunicación interna y promueve la innovación dentro de la organización, un aspecto fundamental que puede diferenciar a una empresa de sus competidores.
En este sentido, para llevar a cabo una transformación exitosa de la cultura organizacional, las empresas deben adoptar un enfoque en el que se considere la opinión de los colaboradores, incluso de los nuevos integrantes del equipo.
Beneficios de fomentar una cultura organizacional dentro de las empresas
1. Innovación y adaptabilidad
Una cultura organizacional sólida puede fomentar el espíritu de innovación y adaptabilidad en la empresa, un aspecto fundamental en tiempos de cambio donde los avances tecnológicos, las demandas del mercado y las condiciones macroeconómicas y sociales obligan a las industrias a responder de forma ágil y efectiva para aprovechar las oportunidades emergentes.
Esto provoca que los empleados se sientan seguros y respaldados de proponer nuevas ideas, experimentar y asumir riesgos y así fomentar un ambiente propicio para la creatividad y por ende, el aumento en la productividad. Aquellas empresas que no se adapten a estos cambios, se arriesgan a quedar rezagadas y perder competitividad.
2. Atracción y retención de talento
Actualmente las personas buscan un ambiente de trabajo que esté alineado con sus valores, en el que además se priorice la calidad humana y al mismo tiempo se promueva un ambiente de pertenencia.
Una empresa que fomente el crecimiento profesional y el bienestar de los empleados puede atraer a candidatos más calificados durante el proceso de contratación, además de tener más probabilidades de retener a los talentos más valiosos a largo plazo, lo que puede reducir los costos de rotación y favorecer la continuidad y experiencia en la empresa.
3. Coherencia y valores
Tener una cultura organizacional definida ayuda a establecer una identidad y valores compartidos en la empresa. Proporciona una base sólida para guiar el comportamiento y las decisiones de los empleados en todos los niveles.
Cuando todos los miembros de la organización comparten objetivos, principios y normas, es más fácil tener consistencia en las acciones y decisiones para el bien de la empresa, facilita la colaboración y mejora la eficiencia operativa.
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