Aunque en el país las estrategias y acciones alusivas a las cuotas de género han sido efectivas para alcanzar una mayor paridad en diversos ámbitos; en la política aún persisten diversos prejuicios y estereotipos que pueden mermar la participación efectiva de las mujeres en los cargos públicos.
Tan sólo en la Ciudad de México, una encuesta con perspectiva de género realizada por la consultoría de investigación, Nosótrikas Tik Tank, muestra que el 50% de la población manifiesta no tener preferencia alguna en que la Jefatura de Gobierno la encabece una mujer o un hombre; sin embargo, al momento de emitir su voto sólo 3 de cada 10 preferiría a una mujer como gobernadora.
En este sentido, Itzel Robles, analista cualitativa en Nosótrikas Tik Tank, comparte que el principal desafío para el proceso electoral 2024 es superar ciertos estereotipos arraigados, que limitan la participación de las mujeres en la política.
“Las percepciones de los votantes experimentan un cambio notable en el momento en que se presentan en la casilla para emitir su voto. Este cambio puede ser crítico, especialmente en elecciones donde la representación de las mujeres en la política está en juego”.
Participación de las mujeres en la política favorece la equidad y la inclusión
Acciones concretas para lograr la paridad
Asimismo, hace énfasis en que la meta es que la población reconozca y valore la importancia de una mayor representación de mujeres en la política; y que esta conciencia y reconocimiento se deben traducir en acciones concretas al momento de votar.
“La idea central es que, aunque muchos electores pueden inicialmente entender y apoyar la idea de una mayor participación de las mujeres en la política, es crucial que este apoyo se mantenga firme y se refleje efectivamente en las decisiones tomadas en las urnas”.
Cabe destacar que para el proceso electoral 2024, recientemente el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó que los partidos políticos deben postular al menos cinco candidatas a las ocho gubernaturas y a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México; mientras que los partidos políticos locales deberán alternar el género de su postulación con respecto al proceso electoral anterior.
“Es verdad que para cumplir con estas cuotas de género, muchos partidos se sienten obligados a poner a mujeres en cargos públicos; no obstante suelen ser espacios de poca visibilidad y toma de decisiones real”, añade Robles.
De igual manera, reconoce que como país “nos falta mucho para alcanzar la paridad de género, pero este proceso electoral puede ser una gran oportunidad para visibilizar el trabajo de las mujeres en la política y darles mayor representatividad”.
Igualdad de oportunidades
Datos del gobierno federal señalan que en la Cámara de Senadores, del total de los 128 senadores, las mujeres representan el 50.8%; mientras que en la Cámara de Diputados la representación femenina es del 48.2% de los 500 diputados.
Crean red para impulsar la participación de mujeres mayas en la política
Sin embargo, en otras áreas de la política la disparidad es mucho más evidente, por ejemplo en las presidencias municipales donde ellas ocupan sólo el 26.1% de los cargos.
“Lo anterior es reflejo de que si bien en algunos espacios hay mayor paridad, en algunos otros el reto es aún grande, porque no se trata de llenar escaños o cumplir con cuotas; sino de abrir espacios efectivos de liderazgo político en el que las mujeres tengan las mismas oportunidades que sus pares masculinos.
Nosotros como ciudadanos, los partidos políticos y el gobierno podemos trabajar en conjunto para que el país tenga una mayor inclusión política”, asegura Robles.
Finalmente la especialista considera que, aunque las mujeres encabezan las preferencias de voto para el próximo proceso electoral será imprescindible combatir las desigualdades de género para traducir estos beneficios.
“Vale la pena analizar si en este proceso electoral se puede capitalizar este cambio relevante en la sociedad de escoger mujeres para cargos de elección popular. Principalmente reducir esta brecha entre lo que se dice en el discurso y la intención del voto y las decisiones efectivas que superen los prejuicios de género”, concluye la analista.
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