Con el propósito de analizar el papel de las mujeres en la regulación del cannabis, se llevó a cabo el foro “Derechos cannábicos con perspectiva de género”.
Durante el evento, senadoras, senadores y representantes de organizaciones civiles analizaron la posibilidad de otorgar licencias para que las mujeres puedan participar en las cadenas productivas del cannabis.
El presidente de la Comisión de Estudios Legislativos Segunda, Rafael Espino de la Peña, explicó que la regulación del cannabis debe incluir principios de paridad y equidad de género.
El legislador agregó, que las mujeres se enfrentan a la desigualdad y discriminación, además, de seguir siendo excluidas de participar en temas económicos, sociales y políticos.
“La lucha por el combate a la discriminación se debe de realizar en todas las áreas. Creemos que una correcta legislación nacional para regular el tema de cannabis debe incluir la paridad y equidad de género”.
Por otra parte, destacó que la regulación es un tema complejo y hasta cierto punto ambiguo; sin embargo, una legislación que señale su uso, control y comercialización podría reducir el mercado negro y la criminalidad asociada con el tráfico de drogas; y asegurar que los productos sean seguros y libres de contaminantes.
Además de establecer un control para garantizar estándares y calidad uniforme, así como el acceso a la atención médica para permitir a los pacientes acceder a tratamientos seguros y efectivos de cannabis.
Acceso a licencias
Por su parte, la presidenta de la Comisión de Justicia, Olga Sánchez Cordero, aseguró que con este foro se fortalecerán los argumentos para buscar el cambio de paradigma en la dictaminación sobre el uso lúdico y recreativo de la cannabis.
De igual manera, dijo que existe una gran oportunidad de que las mujeres puedan participar y perfilar el mercado del cannabis.
“Tenemos la posibilidad histórica de atajar los impactos negativos de las imperfecciones a través de medidas como el otorgamiento de licencias, facilidades, para hacer empresas y financiamientos a las mujeres campesinas e indígenas, que podrían convertirse en emprendedoras dentro de las cadenas productivas del eventual mercado licito de la mariguana”.
Finalmente, consideró que esto implica la posibilidad de regular un mercado que opera de facto, con amplia tolerancia en varias zonas de nuestro país, así como la posibilidad de generar un motor de desarrollo comercial e industrial, ambientalmente amigable.
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