Únete a nuestro canalReforma judicial y valores familiares
“Papá, tengo un dilema: si voto en contra, se van con todo con órdenes de aprehensión y congelamiento de cuentas contra ti, contra mí y […]
“Papá, tengo un dilema: si voto en contra, se van con todo con órdenes de aprehensión y congelamiento de cuentas contra ti, contra mí y mis hermanos; si voto a favor, nos salvamos pero, ¿dónde queda nuestra integridad y prestigio?”. A lo que el padre contestó: “¿Honor?, ¿cuál honor?; ¿prestigio?, ¿cuál prestigio? Ven, te acompaño”.
Aunque lo más probable es que ni siquiera hubo ese diálogo. Valores familiares entendidos, les dicen.
La sorpresa no fue que se consiguieran los votos para aprobar la reforma judicial, sino de dónde salió el voto.
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Porque no fue de los senadores priistas, con antecedentes de dejar votar según su conciencia para lavarse las manos, o de ausentarse al pleno en momentos decisivos, no por íntegros, sino porque por ahora no hizo falta; sí hubo un poco de ayuda de los amigos de Movimiento Ciudadano, quienes decían no saber dónde estaba su legislador por Campeche.
La traición se incubó, no en los sospechosos comunes, sino en el partido más en las antípodas de la 4T, a través de unos de sus integrantes más impresentables, los Yunes. Y para que quedara claro que Miguel Ángel júnior no estaba solo en la ignominia y el salvoconducto, se hizo presente Miguel Ángel padre para que el vástago cogiera valor y diera su voto y ambos el salto a Morena, sin importar quién sea Judas Yunes o Yunes Iscariote.
Si Marko Cortés ha de estar arrepentido de haber palomeado a Miguel Ángel Yunes Márquez como candidato a senador por Veracruz y dejar que su padre quedará como suplente; en el blanquiazul el arrepentimiento ha de ser mayor de mantener a Marko como presidente del PAN, viendo como todavía no empieza el sexenio y el partido ya se desgrana cual si fuera el PRI.
Los cuestionamientos al procedimiento legislativo difícilmente prosperarán, aunado a que la mayoría de los ministros de la Suprema Corte, empezando por la ministra presidenta, se han manifestado a favor o en contra de la reforma, lo cual es un conflicto de interés evidente.
No habían pasado 24 horas y ya los congresos de cinco estados habían aprobado la reforma, seguramente esperando lograr el mínimo de 17 para que quede aprobado el cambio constitucional antes de que termine el mes. Morena y aliados tienen mayoría calificada en 18 congresos locales.
Es decir, no les hace falta “convencer” a ningún legislador más.
La noche triste de Donald Trump
Si de alguna manera tuviéramos que calificar el debate del martes pasado entre la candidata demócrata, Kamala Harris, y su rival republicano, Donald Trump, tendríamos que hablar de un knockout. Refugiado en la soberbia y en sus datos falsos muy poco pudo hacer el republicano frente a una Harris que con argumentos sólidos logró desarticular sin mucho trabajo la estrategia de su rival, quien no acertaba a hilar alguna respuesta coherente.
En el debate de junio, el presidente Joe Biden había terminado avasallado por la verborrea de Trump, quien como buen bully se aprovechó del pobre estado mental en que se encontraba el mandatario. En esta ocasión las cosas resultaron al revés, con un Trump desencajado que dejó ir la oportunidad de mostrar que pese a los múltiples negativos que arrastra, aún tiene los argumentos para volver a gobernar a los Estados Unidos.
Pocas veces se habían escuchado en un debate argumentaciones que de tan ridículas aterrizaban en el terreno de lo fantástico, entre otras, que en el poblado de Sprinfield, Ohio, los migrantes se estaban comiendo a las mascotas de los vecinos; que los demócratas permiten al aborto aún a los nueve meses de gestación; que él no tuvo que ver nada con el ataque al Capitolio el 6 de enero de 2021 tras desconocer el triunfo de Biden; que Kamala va a restringir el uso de armas cuando ella misma reconoció tener un arma de fuego al igual que su compañero de fórmula, Tim Walz. Mentira, tras mentira, tras descarada mentira y así no hay modo de ganar.
De acuerdo a una encuesta rápida realizada por la cadena de televisión CNN los errores del otrora pelirrojo le costaron muy caros. La vicepresidenta se habría alzado con la victoria de acuerdo al 63% de los participantes contra 37% de Trump, cifras que, hay que dejarlo claro, reflejan el desempeño público de una noche pero que no le ofrecen ninguna garantía a ninguno de los dos contendientes. Lo que sí, esta podría haber sido la única vez en la que ambos se verán frente a frente, a menos que se logre concretar la fecha y el lugar para un nuevo debate, con lo que Trump perdería la oportunidad de reivindicarse.
No está de más recordar que el sistema electoral estadounidense, al ser una votación indirecta, no está exento de complejidades, entre otras que un candidato perdedor voto por voto, pueda alzarse con una victoria si cuenta con el apoyo de los colegios electorales de los estados con la mayor densidad de población. La elección del 2016 en la que Trump fue declarado presidente, pese a que Hillary fue la más votada con una diferencia de casi tres millones de votos, es un claro ejemplo, el republicano obtuvo en cambio 314 votos provenientes de los colegios electorales contra 227 de la demócrata.
El debate del martes podría marcar un antes y un después en las campañas, si bien los bastiones de Trump y Harris están claramente definidos existe un cumulo de swing states (o estados bisagra) en los que ninguno de los dos partidos tiene ventaja clara (tradicionalmente Arizona, Colorado, Florida, Georgia, Iowa, Michigan, Nevada, New Hampshiere, Carolina del Norte, Ohio, Pensilvania, Virginia y Wisconsin) y a ese electorado es al que hay que convencer, en ese sentido Kamala pudiera haber dado un paso muy importante en su propósito.
A poco menos de dos meses de las elecciones el panorama no está aún completamente claro y muy bien podría seguir así ya finalizadas las votaciones.
