Faltando menos de dos meses para el cambio de administración en Estados Unidos ya se cierne una nube muy oscura sobre nuestro país con la amenaza directa por parte de Donald Trump de que, tan pronto cruce el umbral del salón oval, habrá de imponer mediante una orden ejecutiva aranceles, de manera sostenida, a los productos de nuestro país en 25% hasta que se detenga el flujo de migrantes y drogas a través de la frontera común.
De esta manera tan simple y de un sólo golpe el presidente electo busca cumplir dos diferentes promesas de campaña: elevar los aranceles, parte central de su plan económico, y hacer pagar a México los costos de un problema que involucra a ambos gobiernos.
Pese a la fingida serenidad mostrada por la presidenta Claudia Sheinbaum, todos lo focos rojos deben estár encendidos en Palacio Nacional. El 40% del Producto Interno Bruto (PIB) de la nación proviene de las exportaciones y de éstas el 80% se dirigen hacia la Unión Americana. De cumplirse las amenazas del magnate, México se encontraría en un atolladero difícil de salir, dada la falta de diversificación con la que se manejó y se sigue manejando la política comercial.
A diferencia de la visión equitativa entre ambos países que contempla Sheinbaum, Trump no entiende otro tipo de relación que la del sometimiento, así ocurrió con Andrés Manuel López Obrador y así pretende que se mantenga con su sucesora y, si no, que le pregunten a Marcelo Ebrard de quien sigue haciendo mofa en sus actos públicos, ¿se verá México obligado a ceder?
La amenaza de imponer aranceles en reciprocidad a los productos estadounidenses, lejos de amedrentar a Trump, lo va a alentar a continuar por la misma senda. Al igual que otros líderes como Vladimir Putin, y el propio López Obrador, en su momento, se mira a sí mismo como un iluminado, como un ser privilegiado con un toque divino que le da carta blanca para imponerse sobre cualquier argumento razonable.
Trump ya no tiene nada que perder y va a cumplir con su lema de campaña: promesas hechas, promesas cumplidas, sin importar que sus medidas dañen a las propias empresas estadounidenses en ambos lados de la frontera. Sheinbaum hablaba en la conferencia matutina sobre el impacto en General Motors y, ciertamente, las empresas automotrices serían las primeras en resentir los efectos en sus costos, mismos que sin lugar a dudas terminarían por ser cubiertos por los consumidores en la Unión Americana.
Al fin firme creyente del proteccionismo, Trump tiene una fe ciega en los aranceles, considera que las cargas impositivas a los productos provenientes del exterior terminarán por redundar en la industria manufacturera local generando empleo, sin tomar en consideración que en un mundo tan abierto esa filosofía terminará por desatar guerras comerciales desestabilizando el comercio global, incrementando el gasto de las familias y la empresas estadounidenses.
Aquí lo grave es que Trump cuenta con el poder para imponer aranceles sin necesidad de recurrir al legislativo, a fin de proteger la seguridad nacional del país o defender a la industria local de prácticas extranjeras desleales, algo que evidentemente es muy ambiguo por lo que las recientes reformas constitucionales en materia energética y judicial en México no llegan en el mejor momento.
Scalextric regresa a México
Muchos mayores de 40 años probablemente recuerden haber tenido o jugado con una pista de carreras de Scalextric, con aquellos circuitos en forma de 8 y controles para acelerar los carritos en competencias que podían durar horas.
Pues con la novedad de que Scalextric, la marca española pionera en la fabricación de modelos de automóvil, circuitos, accesorios y carreras de coches eléctricos vuelve a México para estas fiestas decembrinas con todos los avances tecnológicos que le mantienen a la vanguardia, con controles inalámbricos, mejores motores y chips de los autos, cambios de carril, entrada a pits, variedad de accesorios y, no podía faltar, conexión a smartphone y tablet para mayor realismo a las carreras.
A ello se suma el modelismo detallado en cada auto a escala que son deleite de coleccionistas y aficionados, además de que todos los circuitos de Scalextric son modulables, por lo que se pueden ampliar, pasar loopings y cambiar de coches de carreras. Asimismo, cuenta con una variedad de pistas de juguete para todas las edades, desde los 4 años.
Por fin, 60 años de historia en automodelismo y circuitos regresan a nuestro país.
Culiacán abandonado a su suerte
Si la presidenta Sheinbaum no interviene y parece no preocuparle de más, imagínese el desparpajo con el que Rubén Rocha Moya, el gobernador de Sinaloa, ha afrontado la gravísima crisis de seguridad que enfrenta la capital del estado… y ni hablar del presidente municipal Juan de Dios Gámez, quien está rebasado, desaparecido y muerto de miedo.
El cinismo de los grupos armados los ha llevado a financiar sus campañas de violencia a través del pago de rescate de jóvenes y hasta niños secuestrados de entre cualquier estrato de la sociedad.
Autos robados y quemados, casas asaltadas e incendiadas, secuestros a plena luz del día y al interior de las residencias y cosas más o menos increíbles. El impacto en el tejido social se está convirtiendo en una cicatriz que no va a sanar pronto.
El crimen se acerca cada vez más a las familias que nada tienen que ver con sus luchas, que no son de otra índole más que de corrupción, crimen y narcotráfico. El pacto histórico de no atentar contra las familias ha sido borrado hace tiempo y no existe el menor respeto por la vida humana, sin importar de quién se trate.
Los policías municipales han renunciado, la Guardia Nacional no hace frente a los cárteles (tienen esa orden) y la escalada de violencia solamente crece.
En otros tiempos, una situación así habría llevado al despido de los responsables de manera inmediata, pero no es así en este caso. Por alguna extraña razón, los gritos de desesperación de la gente no han sido escuchados y la única estrategia del gobierno es lo único que persiste: “dejar que se maten entre ellos”, aunque evidentemente no funciona.
¿Qué hace falta para que un gobernador sea sustituido?, ¿qué hace falta que pase para que haya una intervención real militar?, ¿qué está esperando la presidenta Sheinbaum para dar un golpe de escritorio.
A poco tiempo de que se armen los ciudadanos, un ultimátum llega a la presidencia de la república, así, con minúsculas.
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