Miguel Suárez Meza es un empresario mexicano, originario de Veracruz, cuya visión lo ha llevado a destacar en el sector de Real Estate en el mundo árabe.
Es el primer mexicano que exportó café de manera independiente a Emiratos Árabes Unidos en 2017.
A los 14 años emigró a Estados Unidos, estableciéndose en Oakland, California, y más tarde, con solo 18 años, Miguel fundó Rumec (Russian Mexican Company), su primera empresa dedicada a la construcción. Inspirado por su experiencia en una empresa de azulejos y apoyado por un socio ruso, la compañía comenzó con proyectos en Estados Unidos.
Cuando Miguel tenía 25 años, Rumec se expandió al negocio de las exportaciones de mármol y granito de Ucrania a Estados Unidos, por su bajo costo y alta calidad en la mano de obra. Fue en su estadía en la Universidad de Berkeley, de la que se graduó como abogado en Derechos Humanos, cuando su vida tomó un giro significativo al conocer la trayectoria y filosofía de Malcolm X, uno de sus principales referentes, además de tener como amigo al nieto del activista. Fue en ese momento cuanto tuvo su primer acercamiento con el mundo del islam, religión que adoptaría algunos años más tarde.
Dubái: un camino empresarial y espiritual
En 2009 viajó por primera vez a Dubái y quedó fascinado por la ciudad y su vibrante industria de la construcción.
Él mismo recuerda que “el Burj Khalifa estaba como a la mitad, y para todos los que trabajamos en construcción, Dubái era el sueño de todo ingeniero y contratista, porque es donde te dejan desarrollar todas las ideas que tenga un ingeniero civil, un arquitecto, Dubái es el lugar”.
Pero para comprender el mundo árabe, el mundo de los negocios y el Real Estate, tenía que conocer el Corán, el libro sagrado de la religión islámica y que contiene la palabra de Dios (Allah en árabe). Ahí, la religión y los negocios están intrínsecamente ligados.
El islam rige todos los aspectos de la vida, incluidas las finanzas y el comercio (ley halal, palabra que utilizan los musulmanes para designar todo aquello que está permitido por la ley islámica). Esta comprensión fue clave para que Miguel se ganara la confianza y el respeto de la familia real saudí, en particular del príncipe Khalid Almusallm, quien lo invitó a visitar las tierras sagradas de Medina y Meca, un privilegio reservado para pocos.Una de las experiencias más sorprendentes para Miguel en Medio Oriente fue darse cuenta de cómo su apariencia física jugó un papel crucial en su aceptación dentro de la comunidad árabe. Él mismo reconoce que su aspecto le abrió puertas, le permitió integrarse y ser visto casi como “uno de nosotros” en Arabia Saudita, una ventaja que reconoce como fundamental para hacer negocios con sus contrapartes árabes desde hace ya dos décadas.
Miguel Suárez, un vínculo de negocios en Real Estate
Actualmente, Miguel es presidente de ICDA (International Country Development Association), además de que lo nombraron Global Investment Ambassador.
ICDA es una empresa de comercio global que apoya e invierte en proyectos en países en desarrollo. Está especializada en adquisiciones y suministros multidisciplinarios como maquinaria, equipos y materiales para construcción, infraestructura, producción y manufactura, minería, transporte, salud, energía, entre otros.
Al día de hoy ha recaudado 3.5 mmdd en fondos de inversión y su grupo de membresía de inversión ha comprometido 4,000 mmdd en más de 150 proyectos en países emergentes.
Inversiones inmobiliarias en México
Asimismo, Miguel tiene la representación de Diplomat Properties, la agencia diplomática de Real Estate de la Corona en Dubái, cuyos planes están abiertos para realizar desarrollos inmobiliarios en algunos estados de México, bajo el proyecto “Inshallah”, que incluye estaciones de combustible, resorts y mezquitas.
Ambas compañías juegan un papel crucial para construir un puente entre México y el mundo árabe que facilite inversiones y promueva un impacto social positivo en comunidades vulnerables en nuestro país.
Para el empresario, su misión se centra en fomentar oportunidades de colaboración y financiamiento entre ambos mundos.
“Mi labor es ser un vínculo, no solo para atraer inversiones, sino para asegurar que esas inversiones contribuyan al desarrollo social y económico de las áreas más necesitadas de nuestro país”, concluye.
La historia de Miguel Suárez Meza es un testimonio de cómo la intersección entre negocios, religión y cultura puede ser una fuente poderosa de éxito. Su capacidad para navegar entre ambos mundos, aparentemente distintos, lo ha posicionado como un empresario destacado en el mundo del Real Estate y con visión de futuro.