Si el anuncio del “jueves de gabinete” de la semana pasada fue sólo para anunciar la ratificación de Zoé Robledo en el IMSS, el de este primero de agosto no llegó si quiera a ser “de gabinete”, pues los nombramientos anunciados no pertenecen al ampliado. Arturo Zaldívar como coordinador de Política y Gobierno, y Leticia Ramírez, coordinadora de Asuntos Intergubernamentales y Participación Social. De relleno, la virtual presidenta electa oficializó lo que ya había comentado en el anuncio anterior, con Carlos Augusto Morales como secretario particular.
Cómo ha de estar el estira y afloja en torno a Pemex y CFE, que todo indica que sus titulares será lo último que Claudia Sheinbaum anuncie antes de dar a conocer a los secretarios de la Defensa Nacional y Marina. El presidente López Obrador no ceja en presumir los resultados de las empresas productivas del Estado cuando para todos los actores serios -empezando por su sucesora y su actual secretario de Hacienda-, Pemex es un problema que urge atender.
Ya sólo falta que, en la desesperación, el presidente aplique la recomendación pública de no desperdiciar a esos funcionarios públicos y sugiera su ratificación. La futura presidenta no cede a las presiones, pero tampoco designa, seguramente sabiendo que -salvo que considere ratificar a Octavio Romero y a Manuel Bartlett-, no contempla un solo perfil afín a dichos funcionarios, y no quiere confrontarse con el presidente, por lo menos no aún.
Mientras tanto, lo que hay es que Arturo Zaldívar se va a un cargo de bajo perfil -algo que no se le da al protagonismo del exministro-, que actualmente lleva Rabindranath Salazar, quien fuera subsecretario en Segob, y antes estuviera César Yáñez. Un puesto más de operación política, del que, si le funciona a la presidenta, el exministro podrá saltar tal vez al gabinete. Ya de último, luego de su paso por la SEP -donde ahora, hasta Mario Delgado se ve con más nivel de secretario-, Leticia Ramírez regresa a lo suyo, que es la gestión y atención ciudadana.
Venezuela: fin de semana bajo zozobra
En un estado de zozobra, Venezuela se encuentra a la espera de los acontecimientos que habrán de sobrevenir, toda vez que Nicolás Maduro se convirtió en un peligroso villano que está dispuesto a hacer lo que sea para mantenerse en el poder, como último bastión de un “chavismo” agonizante.
No es la primera vez que el régimen se enfrenta a un problema de legitimidad, Maduro incluso se jactó de esto el martes pasado cuando recordó que en 2019 durante el proceso electoral se vivió una situación muy similar: “esta película ya la vimos y ya sabemos cómo termina”, señaló, con el cinismo que le caracteriza, en aquel entonces Juan Guaidó que presidía a la Asamblea Nacional, se autoproclamó presidente tras declarar un fraude en las urnas, 60 gobiernos del orbe lo reconocieron sin que al final tuviera consecuencias para el mandatario venezolano.
Hoy, Maduro se enfrenta a una nueva condena internacional, la Organización de Estados Americanos convocó el miércoles a una reunión para abordar la situación de Venezuela tras las elecciones misma a la que México no asistirá aduciendo la parcialidad del organismo regional aunque, cabe destacar, que la iniciativa no procede de su secretario general, Luis Almagro, sino de nueve países latinoamericanos: Argentina, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay, los cuales exigen una revisión exhaustiva de los resultados dados a conocer por el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, que aparentemente habría cargado los dados a favor del presidente.
En Estados Unidos, la administración de Joe Biden se encuentra en una encrucijada respecto a las acciones que habrá que emprender, toda vez que el fraude es claro y Maduro, lejos de abrirse a la discusión, amenaza con reprimir a la ola de manifestantes encabezados por María Corina Machado, quien defiende el triunfo del opositor Edmundo González Urrutia de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD).
En momentos en que la mente de los estadounidenses se encuentra en su propio proceso electoral, el diario El País señala que el desmemoriado mandatario solo tiene dos opciones: endurecer las sanciones contra el régimen “chavista” o emprender acciones judiciales contra los protagonistas del fraude, la violencia y los crímenes que hoy se viven. Al parecer la segunda opción podría ser la más viable si se busca socavar desde adentro al régimen dictatorial, pero hasta el momento son sólo posibilidades.
Son horas aciagas para los venezolanos quienes en diciembre cumplirán un cuarto de siglo bajo un régimen “populista” que los ha ido reduciendo a la miseria año tras año, primero dilapidando la riqueza que generaban sus recursos naturales, y luego, reduciendo sus derechos civiles hasta convertirlos prácticamente en zombies. Veremos que ocurre el fin de semana, esperemos, aunque se antoja difícil, que al final prive la cordura.
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