¿Con los hijos no?

La difusión de un video donde aparece en estado de ebriedad Juan Pablo Sánchez Gálvez, hijo de Xóchitl, insultando a personal de seguridad de un antro en Polanco, llevó al joven y a su madre a ofrecer disculpas públicas, a la renuncia de Juan Pablo a la coordinación nacional de “Xóvenes sin miedo” y a reacciones en contra de meter a los hijos en la guerra sucia de las campañas electorales.

La primera en pronunciarse fue Beatriz Gutiérrez, quien pidió juego limpio y rechazó que los familiares sigan siendo “daños colaterales”. La esposa del presidente sabe de lo que habla, pues ha vivido el escarnio en redes sociales a su hijo Jesús Ernesto. Xóchitl agradeció el gesto, y a la exigencia de no meterse con los hijos y familiares se sumaron el presidente y Claudia Sheinbaum. Ello, justo a tres días del debate presidencial.

En la petición hay una defensa materna-paterna tramposa. Mientras el hijo de Beatriz Gutiérrez y AMLO es menor de edad y objeto de bullyng; el hijo de Xóchitl tiene 27 años y responsable de sus acciones, adulto al igual que Andy, José Ramón y Gonzalo, los hijos del primer matrimonio de López Obrador. Juan Pablo Sánchez cometió una imprudencia evidenciada que le cuesta dejar la campaña; los hijos del presidente tienen señalamientos de corrupción que deberían ser investigados y no ha sido así ¿Con los hijos no?

Los hijos adultos ya son responsables de las consecuencias de sus actos, que repercuten en sus padres que son figuras públicas. A Juan Pablo, Andy, José Ramón y Gonzalo nadie los está cuestionando por su aspecto físico, sino por sus propias decisiones, algunas probablemente sancionables por la ley. Se puede y se debe meterse con los hijos y la familia de los políticos si estos incurren en un acto cuestionable, desde embriagarse e insultar públicamente, hasta probablemente negociar contratos de gobierno para los amigos. 

Ya veremos en este debate o en los que vienen, si Xóchitl evita meterse con los hijos del presidente para que no le toquen al suyo. 

Primer debate presidencial: las candidatas por todo

Aunque aún no se juega su última carta, Xóchitl Gálvez enfrentará este domingo la prueba más importante de su campaña electoral cuando en punto de las 8 de la noche se realice el primer debate presidencial de los tres programados por el Instituto Nacional Electoral.

El formato resulta interesante ya que se encomendó al Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) recopilar las preguntas provenientes de la ciudadanía, una cifra que alcanzó las 24 mil recibidas a través de plataformas digitales de las cuales se seleccionaron 108. Recaerá en los moderadores, Denise Maerker y Manuel López San Martín, definir las 30 preguntas que darán forma al debate.

Aunque históricamente los debates presidenciales han modificado en muy poco o nada la intención de voto de los electores, en el papel los temas favorecen a la aspirante de la coalición Fuerza y Corazón por México, temas en donde la Cuarta Transformación ha quedado a deber como son el combate a la corrupción y la transparencia, salud, educación; la no discriminación y la violencia en contra de las mujeres.

En estos ámbitos lo que tiene que ofrecer la abanderada de Morena, el Verde y el Partido del Trabajo, Claudia Sheinbaum, es muy limitado, más allá de la construcción de un segundo piso que amenaza con ser una calca del primero y que todo mundo espera que no se le venga abajo como ocurrió en la Línea 12 del Metro.

Elementos tiene Gálvez para atacar: en materia de corrupción se encuentran los desvíos millonarios en Segalmex con daños al Estado que superan tres veces los alcanzados por la llamada estafa maestra, por cierto en ambos casos no hay sentenciados. Los sobrecostos en la refinería Dos Bocas y el Tren Maya también son un flanco débil para la representante de la Cuarta Transformación frente a la falta de transparencia bajo la etiqueta de seguridad nacional; un sistema de salud desintegrado es otra de sus fragilidades, sin embargo un debate no solo se trata de descalificar, también hay que proponer, hay que pasar de los qués a los cómos, ofrecer números, en fin demostrar que se tiene un proyecto alternativo de nación sin afectar los intereses de los más pobres, un voto sobre el que el presidente Andrés Manuel López Obrador, trabajo desde el primer día de su mandato. 

En el fondo, más allá de convertirse en el fiel de la balanza, el aspirante de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, tiene muy poco que ofrecer, por lo que tal vez al igual que su compañero de fórmula en la Ciudad de México, Salomón Chertorivski, haría bien en llevarse su bolsa de “palomitas”.

Todas las encuestas favorecen a Claudia Sheinbaum por más de dos dígitos, por lo que toca a Gálvez convencer a los indecisos de que ella es la mejor opción partiendo del hecho que de acuerdo a la casa encuestadora Poligrama tres de cada cuatro mexicanos verán el debate y cerca del 40% admitieron que el resultado de este podría cambiar su intención de voto.