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De Hoyos: a tomar por asalto la candidatura

by El Consejero
Gustavo de Hoyos Walther

Bajo el lema de “Uno de nosotros”, Gustavo de Hoyos Walther se apuntó para ser candidato presidencial en el 2024 en un video difundido en sus redes sociales este lunes. De entrada, el expresidente de Coparmex dice que los mexicanos estamos “hasta la madre” de los políticos, a quienes llama incompetentes y con otras prioridades, dice no estar “podrido del poder”, no vivir de la política, ser claro y directo, orgullosamente norteño y fronterizo.

Desde antes de terminar su periodo al frente de la Coparmex en 2020, Gustavo de Hoyos no ocultaba dos cosas: su animadversión a la 4T y sus aspiraciones presidenciales. El riesgo de usar a la Confederación a favor de su proyecto fue evitado con la llegada de José Medina Mora Icaza, un empresario con un perfil que garantizaba defender los intereses de los afiliados sin caer en estridencias ni en la docilidad de otros dirigentes empresariales, pero tampoco hacer de Coparmex escaparate de las intenciones de De Hoyos.

El mensaje de Gustavo de Hoyos nos recuerda a Vicente Fox y a Manuel J. Clouthier: alguien que dice entrar a la política sin ser político. Sorprende que el primer golpe que lanza como aspirante no es contra el gobierno sino contra la clase política. De hecho, el deslinde se percibe dirigido contra su competencia en la oposición por la candidatura presidencial, para marcar diferencia de que no es igual a ellos, de que sería candidato ciudadano al no tener filiación política ni haber ocupado cargo alguno.

Veremos si con los respaldos que tiene de Sí por México y con la campaña que arme a partir de desacreditar a los políticos le alcance a De Hoyos para hacer una candidatura viable y una base electoral que le permita tomar por asalto la candidatura presidencial de la coalición. No es imposible ni poco probable, lo hizo en su momento Fox con la candidatura presidencial del PAN, y hoy como entonces, está flaca la caballada opositora.

Ebrard y su doble “misión” en la Unión Americana

Maestro en el arte de colocar el balón del otro extremo de la cancha, Andrés Manuel López Obrador encontró en la propuesta de un puñado de legisladores republicanos una razón para abrir un frente de batalla que por el puro arte de la palabra paso de las calles de Matamoros, Tamaulipas, a la capital estadounidense.

El contexto es de todos conocido, cuatro ciudadanos estadounidenses fueron secuestrados (dos de ellos asesinados) en esa ciudad fronteriza aparentemente por un grupo de narcotraficantes. En respuesta dos senadores republicanos (Lindsey Graham y John Neely Kennedy) amenazaron con presentar un proyecto de ley para designar a los cárteles mexicanos como grupos terroristas.

Esa fue la chispa que estaba esperando López Obrador para dar rienda a su fervor patrio y de paso invertir una narrativa que volvía a apuntar a México como un país inseguro para viajar (es más seguro que Estados Unidos se apresuró a señalar el mandatario), a los afanes intervencionistas norteamericanos a los cuales incluso se refirió como una invasión.

Es difícil entender los procesos mentales de nuestro presidente quien suele medir con raseros diferentes; mientras condena la intervención de los legisladores estadounidenses en los asuntos de nuestro país, él no sólo amenazó con hacer un llamado a “nuestros” paisanos para boicotear durante las elecciones a los senadores en cuestión; decidió enviar a su funcionario de más alto nivel en materia de política exterior para de viva voz instruir a los cónsules sobre los pasos a seguir en esta materia, pese a que aún no se cumplían dos meses de que el canciller Marcelo Ebrard había recibido al cuerpo diplomático durante la XXXIV Reunión de Embajadores y Cónsules.

En medio de una férrea batalla por la candidatura presidencial, Ebrard encuentra en estas misiones oportunidades de oro para demostrar que es el más preparado para suceder al mandatario, hace la tarea y la hace bien. Siguiendo al pie de la letra la instrucción presidencial y ante la presencia de la red más grande de cónsules en el mundo (un total de 52), Ebrard aseguró que “no permitiremos que nos atropellen”.

Como ocurre en el caso de la migración, nuestro gobierno vocifera mucho, pero en los hechos, como si se tratara de una brújula que siempre apunta al norte, las acciones siempre terminan en la dirección que a Estados Unidos interesa y esta no fue la excepción. Ahora, además de su trabajo cotidiano, los diplomáticos deberán informar a nuestros connacionales a las acciones emprendidas por nuestro país en la lucha y control de tráfico de fentanilo.

Durante esa misma jornada, Ebrard y el secretario norteamericano de Estado, Antony Blinken, sostuvieron una conversación telefónica sobre “la cooperación en materia de seguridad entre Estados Unidos y México” referida, por supuesto, al desmantelamiento de las redes que trafican con precursores químicos utilizados en la elaboración del fentanilo.

Hay quien dice que a río revuelto ganancia de pescadores, y en este caso no hay mayor beneficiario que Marcelo Ebrard, quien poco a poco ha consolidado una red en la Unión Americana, en donde se espera una amplia afluencia de votantes en el proceso electoral de 2024, votantes que previamente serán registrados en el padrón electoral por la Secretaría de Relaciones Exteriores, de cumplirse el Plan B como lo estipuló el Congreso de México. Del otro lado, es cada vez mayor su acercamiento con la administración de Joe Biden, quien aspira a gobernar un segundo periodo y quien no ve con malos ojos al Canciller y que, por otra parte, no tiene ni idea de quién es Claudia Sheinbaum.

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