Las emprendedoras, sin importar el giro de su negocio, se ven directamente afectadas, ya que los costos de la materia prima se incrementan
Emprender un negocio y sacarlo adelante no es tarea fácil, y menos cuando se trata de cuestiones económicas. La mayoría de las emprendedoras utilizan sus recursos propios para el arranque del negocio, sin embargo, en poco tiempo suelen enfrentar la falta de liquidez, sobre todo en momentos de inflación.
La inflación es un fenómeno que ocurre en casi todos los países. Esta situación sucede, ya que hay un exceso de dinero circulando en manos de la población que, al sentirse con más recursos, incrementa sus gastos; no obstante, esto genera una mayor demanda de bienes y servicios en la economía, debido a que la capacidad productiva del país no está en posibilidades de cubrirla, provocando escasez y aumentos en los precios.
Esta situación afecta a todas las personas: empleados, empresarios, amas de casa, y emprendedoras; ya que el dinero que administraban tiempo atrás ya no les alcanza para adquirir bienes y servicios como antes.
Desafío para las emprendedoras
En el caso de las emprendedoras, sin importar el giro de su negocio, se ven directamente afectadas, ya que los costos de la materia prima se incrementan. Ellas a su vez, se ven orilladas a subir los precios de sus productos o servicios. Sin embargo, al momento de que las personas comienzan a tener una crisis por el dinero se enfocan en cubrir principalmente sus necesidades básicas, entonces, muchas emprendedoras que se dedican a comercializar productos que no son de primera necesidad, comienzan a tener pocas oportunidades de venta.
Si bien la inflación es un tema recurrente en la economía de cualquier país, no deja de ser preocupante, ya que afecta directamente a nuestros negocios, trabajos e incluso en el hogar. La vida se encarece y se vuelve difícil acceder a ciertos productos, servicios y bienes.
Aunque muchas personas podrían considerar que la inflación es mala, en realidad el problema es que cuando suben los costos, los salarios se mantienen igual. Si, por el contrario, el poder adquisitivo de los ciudadanos subiera, la economía se mantendría en un punto de equilibro.
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