El mezcal tradicional gana cada vez más adeptos. Conejo En La Luna, la marca que impulsa este destilado, es prueba de ello, ya que en días recientes abrió su segunda mezcalería en Ciudad de México, que se sumará a las sucursales de la colonia Condesa y al restaurante bar que tiene en Teotihuacán, Estado de México.
Solo cinco años han bastado para que Conejo En La Luna confirme su liderazgo como la marca de mezcal tradicional preferida por los mexicanos. La apuesta de esta empresa nacida en Teotihuacán fue clara desde el principio: apoyar el talento de Maestros mezcaleros de todo el país dedicadas durante generaciones a la cultura del mezcal.
Este concepto ha logrado echar raíces en Teotihuacán (donde se ubica la fábrica de mezcal y el restaurante) y en la colonia Condesa, a la que cada semana llegan cientos de amantes de esta bebida que buscan una nueva experiencia en la mezcalería ubicada en el Hotel María Condesa (calle Atlixco, 132) y en días pasados ya pueden visitar su nueva ubicación en: Pedro Romero de Terreros 520 interior 3, Col. del Valle, Alcaldía Benito Juárez, CDMX, donde pueden degustar grandes platillos y más de 20 variedades diferentes de agaves y mezcales, desde un Espadín de Oaxaca, hasta un Cenizo de Durango.
“Hemos recibido una muy buena respuesta de los consumidores y, gracias a ello, hemos podido cumplir nuestro verdadero objetivo, que es acercar la cultura del mezcal tradicional”, explicó Jesús Sánchez, fundador y director general de Conejo En La Luna.
La expansión de la marca se replica además en la esfera virtual, donde Conejo En La Luna está presente a través de plataformas como Liverpool en línea, Amazon y su propia página web (https://www.mezcalesartesanales.com).
Cualquiera de las variedades de mezcal tradicional -de Conejo En La Luna- es cuidada hasta el más mínimo detalle. La botella incluye además la información necesaria para conocer el Maestro Mezcalero que hizo posible ese destilado. “Sabemos lo importante que es crear un mezcal auténtico, tradicional y delicioso”, añade Sánchez.
